Baby I got issues, but I love myself.
◞───────⊰·•·⊱───────◟
Todo sucedió muy rápido.
Un disparo se oyó justo fuera de la casa, Mark me obligó a ponerme de pie cuando tiró de mi brazo hacia arriba.
—Vamos, pueden estar atacando la central.
Apenas me dió un minuto de margen para guardar las fotos de Hiram en mi bolso y dejar todo como estaba.
Salimos de casi corriendo a la vez que mi amigo daba órdenes a diestra y siniestra a través de un intercomunicador.
No me pregunten de dónde lo sacó y en que momento comenzó a usarlo.
Llegamos a la entrada de la central neoyorquina y me tomó por los hombros.
—No creo que sea el momento ideal para confesarme tu amor— intenté bromear para alivianar la tensión, pero no sirvió de mucho.
—¿Estás dispuesta a sacrificar tu integridad física por la mafia neoyorquina?—Me preguntó muy serio.
—Estoy dispuesta a arriesgar mi vida por ustedes.
Él asintió una vez.
—Entonces vamos.
Nos colocamos unos chalecos antibalas que nos suministró uno de los 50 guardias que estaban en la parte delantera.
—Los disparos provinieron del patio trasero señor. Específicamente del gimnasio.
El rubio solo lo miró y salimos corriendo hacia donde nos había indicado. Como pude me quité los tacones en el camino para estar más cómoda.
Nos detuvimos frente a las puertas de metal, habían otros 50 hombres con metralletas rodeando el lugar.
—¡Sal de ahí! ¡Estás rodeado!
La orden del jefe de seguridad no fue correspondida, ni con una acción, ni con un grito, ni con nada.
—¡Te conviene hacerlo por las buenas!
15 segundos fueron los necesarios para que mi amigo perdiera la paciencia y abriera la puerta con el hombro.
El cañón de su arma quedó descansando en el centro del pecho de un hombre rubio.
Todos nos quedamos en completo silencio cuando no apretó el gatillo y, en su lugar, se mantuvo en silencio.
Bajó el arma mientras su expresión se tornaba furiosa.
—Tienes que estarme jodiendo, papá.
¿Papá?
—Pasaste una prueba, Mark, bien hecho.
Su hijo no pareció nada conforme con lo que dijo Jonathan, pero alzó la mano derecha e hizo una seña.
—Falsa alarma, vuelvan todos a sus puestos.
YOU ARE READING
The mafia bitch
RandomMuchos me llamaban la perra de la mafia. Nunca descubrimos de dónde salió o el por qué me llamaban así. Podría ser porque era muy fiel, o porque era una grandísima hija de puta. Prefiero dejarlo al criterio de cada uno. Soy Betty Cooper, la que da...