♔ Capítulo cincuenta y cinco ♚

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Baby I got issues, but I love myself

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Baby I got issues, but I love myself.

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Me encontraba revolviendo unos huevos en la sartén, mientas que el café se hacía un poco más allá y el pan se tostaba.

—Recuerdo cuando hacíamos esto todos los días—comentó Cheryl desde la barra—.Cuando volviste a Italia y me mudé contigo.

—Si. Me peleé con tu padre porque no querías volver a casa—sonreí.

—Medio hermano de Hall tenia que ser, testarudos ambos.

No respondí y continué con mi labor de hacer el mejor desayuno del mundo.

—Oye, prima. ¿Te puedo hacer una pregunta?

—Acabas de hacerla...

—¿Algunas preguntas?—se retractó.

Sonreí y asentí.

—Claro, dime.

—¿Cómo será todo ahora que volviste a tomar el mando de la mafia?

—¿En qué sentido, Cher?

Comencé a servirlo todo, mientras fruncia un poco el ceño.

—Bueno... ahora eres la jefa públicamente y no necesitas una sucesora. ¿Te mudarás a Italia?

—Lo más seguro es que sí— acomodé nuestros platos y tazas en la barra y me crucé de brazos—. Llevo mucho tiempo aferrandome a este lugar y ya no me quedan razones para hacerlo... creo que ya es hora de tomar mi lugar y hacerme cargo de mis responsabilidades.

Cheryl asintió, pinchando unos huevos con su tenedor.

—¿Eso dónde me deja?

—A mí lado, por supuesto— dije lo obvio—. Aunque si no quieres, eres libre de irte. Aún así nunca te faltará nada mientras yo viva, Cher, mucho menos un techo y comodidades.

Mi prima suspiró lastimera, yo me aclaré la garganta para llenar el silencio que se estaba formando.

—Siempre me has cuidado a pesar de ser tú la menor. No entiendo como haces para cuidar a todo el mundo y no volverte loca en el intento.

Sonreí.

—Ya estoy bastante loca, si eso te ayuda. Sin embargo, siempre me ha gusta mantener a salvo a las personas que aprecio... después de todo, son lo único que me mantiene un poco cuerda.

—Eres increíble, Betty.

No supe que responder, así que me dispuse a devorar mi desayuno.

—¿Osea que puedo vivir contigo?—habló de nuevo.

—La mansión es gigante y hay servicio doméstico de sobra, claro que puedes.

Soltó un chillido de emoción y me abrazó, lo que causó que casi me cayera del taburete. Logré estabilizarme y le devolví el abrazo.

The mafia bitch Donde viven las historias. Descúbrelo ahora