Capitulo 42: Es doloro dejar ir.

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Capitulo 42: Es doloro dejar ir.

Morgan.

A la manañan siguiente nos levantamos temprano y la señora Cárter nos preparo a todos muy sorprendida el desayunó, era una mujer demasiado increíble y nosotros unos adolescentes que podíamos llegar hacer un dolor en el trasero para ella.

Melcon y yo estábamos en mi mansión, ambos totalmente cambiados y lo observó acostado en mi cama mirándome detenidamente, sabía que probablemente comensaria una pelea sin embargo encoge los hombre y gruñó.

—¿Tuviste otra pelea?—pregunto.

—Si—se limito a responderme.

—¿Qué solo me dirás eso?—cuestiono.

—Morgan solo tuve una pelea clandestina—Responde mirandome a los ojos.

—¿Con cuantos peleas te?—pregunto.

—Cinco o seis no lo recuerdo bien.

—¡Dios mío Melcon!—grito—. Un día de estos te mataran.

—Cálmate Morgan—justificó.

—Bien, haz lo que te plazca como siempre lo haz hecho.

Melcon estaba por decir algo sin embargo es interrumpido por el sonido de mi puerta, me acercó y la abro para encontrarme con una de las personas que no esperaba ver hoy. Rossi.

Se lanza a mis brazos y ambas damos pequeños brincos de felicidad, la observo estaba demasiado hermosa. Aunque su forma de vestir era mucho más elegante.

—Oh, perra pensé que ya habían terminado—bromea Rossi acercándose a Melcon.

—Siempre es un gusto verte, Roro—le dice Melcon dándole un breve abrazo.

—Adivinen quien fue contratada en un canal de noticias en Nueva York—chilla y me acerco boquiabierta.

—No me lo puedo creer—anunció sonriendole—. Felicidades Rossi.

—Este último año ha sido una montaña rusa—dice estirando sus brazos—. Termine con Thomas.

—¿Qué?—espete.

—Me engaño con nuestra compañera de alquiler—Responde encogiendo los hombros.

—Qué hijo de puta—gruño Melcon.

—¡Me cago en la puta!—chillo.

—Tranquilos, no me quedaría sin vengarme—dice sonriendo.

—¡Oh, no!—exclamo—¿Qué hiciste perra?—indagó.

—Accidentalmente lo inscribí a la marina—responde y comenzamos a reír.

—Vaya que miedo engañarte, Rossi—confiesa Melcon.

—No te atrevas a engañar a barbie, la ayudaría hacerte lo mismo—le dice giñandole el ojo.

—¿Cuanto tiempo te quedaras en la ciudad?—pregunto.

—Llegue en la mañana y me iré en la noche—dice melancolícamente.

—¿Estás bromeando?—cuestiono.

—No.

—Tenemos que salir.

***

Estábamos todos juntos comiendo pizza, Rossi contaba sus increíbles historias en Nueva York y mis ojos se iluminanaban y mi corazón se estruja. Ella igual que a mi, amábamos Nueva York. Nuestros planes eran vivir juntas y tener una vida emocionante, pero crecimos y cada quien tomó sus rumbo.

Malas decisiones © [#2]Where stories live. Discover now