Capitulo 2: Angel caído.

1K 45 1
                                    





Capitulo 2: Angel caído.

Melcon.

Dios del cielo.

Esta chica me volvió loco en cuanto la vi. Tiene que serlo. Es un ángel... ¡Joder! Sé reconocer un maldito problema cuando lo tengo enfrente. Eso, esa chica es un jodido problema. Lo tengo claro, uno que no quiero tomar pero mi cuerpo pica de alguna extraña manera mientras miro a la chica. Estoy paralizado observando la pequeña ninfa, tan rubia y ardiente. Me encanta su cabello, natural. Me imagino excitado, nunca en el pasado me he sentido tan caliente. Es magnífica.

Con su aroma tan dulce llenando mi cabeza, ahora estoy maravillado con una obra de arte. Era la mujer más hermosa qué mis ojos habían podido ver.

¿Está hecha de seda?

Su piel apenas parecía real, se veía tan suave y radiante como un copo de nieve. Tiene una larga y espesa cabellera dorada que se derrama por su espalda como cascadas, con unos senos jodidamente atractivos y lamentablemente sí, estoy intentando con todas mis fuerzas no mirar sus pechos, porque definitivamente no podría ocultar una erección. Ya estoy medio estatua atónito a ella y si sigue lanzándome esas miradas de enojó retándome la haré rogar qué la follé.

Pero desde hoy esa chica rubia es mía.

Estoy atrapado entre el impulso de protegerla o follarla hasta quedar inconsciente.

Puedo escuchar sus protestas desde qué la subí a mi hombro y ahogó un grito cuando llegamos al motel. Cuando estamos dentro de él y la bajó suavemente, me tienta con una mirada tan retadora y tentativa como ella.

—¿Cómo es tu nombre, Barbie? —Le preguntó.

—Madison —aviso ceñuda y enfadada.

—Mientes.

—No le diré mi nombre a un desconocido —contestó cruzando sus brazos.

—Mi nombre es Melcon Foster, encantado de conocerte.

Ella suspira y me mira nuevamente. —Morgan.

—Increíble—era tan obvio que su nombre es igual de radiante qué ella.

—¿Qué tramas, Foster? —Me pregunta con una mirada retadora.

—¿No pensaste realmente que te usaría como premio? —cuestionó arqueando una ceja.

—Ehh… — El color sube a sus mejillas—. No te conozco.

—No te haría nada qué no quieras.

La posesividad hacia Morgan ya está desbocada dentro de mí, sin esperanza de ser acorralada. Así qué me acerqué a ella invadiendo su espacio personal y ella brincó.

—Desdé ahora me perteneces —le informo y sus ojos se ponen en blanco.

—Jódete —dice dándome un empujón—. ¿Quieres qué sea tuya? —Pregunta.

—Sí
—Ganatelo.

Respiro entrecortadamente, mi polla empieza a palpitar dolorosamente. ¿Acaba de decir que tengo qué ganarlo a mi Melcon Foster? Dios mío, esta chica cada vez me fascina más.

Ella camina de un lugar a otro y yo solo la observó fascinado, la llevaría a mi casa pero una chica como ella no aceptaría ir a la casa de un desconocido.

—¿Y ahora qué? —pregunta arreglando su cabello.

—¿Follamos? —le preguntó acercándose.

—¿Qué? —grita y sus mejillas se tornaron carmesí.

—Eres una niñata qué no le gustaría follar conmigo, jamás.

—Y tú un idiota al cual no le abriría las piernas —me responde furiosa.

Esta chica es hermosa, pero su carácter me volverá loco.

—Qué triste, muchas quieren follar conmigo —le digo y ella frunce el ceño.

—¡Eres un idiota! —gruño con sus mejillas rojas.

—Y tú eres una amargada —contesté con demasiada tranquilidad.

—¡Imbécil! —grito.

—Escandalosa.

—Eres un jodido estúpido.

—Y tu pareces una bomba apunto de estallar.

—¡Eres imposible!

—Y tu una niñata.

—¡Eres un calienta bragas! —grita y luego cubre su boca con sus pequeñas manos.

—Con certificado y todo, barbie —le Respondí regalándole un guiño.

—Sabes soy bastante única —me dice sonriendo.

—Ah, si.

—Sabes ésa línea debería funcionar contigo —agrega molesta.

—Es una línea qué no deberías cruzar —le contestó.

—¿Por qué no? —pregunta curiosa.

—Porque tú me vuelves loco, Morgan.

—Pues Dah, soy Morgan Evans.

—Y yo soy Melcon Wolf Foster —le digo y ella parpadea.

Puedo escuchar los latidos de su corazón, es tan sexy la manera tan retadora con la qué me mira. Sus ojos están tan abiertos que es chistoso.

«Demonios que me pasa» pienso.

—¿Acaso eres un demonio, Foster? —pregunta acercándoseme.

—Muchos me llaman el demonio de Denver.

—Huy, eso suena muy caliente —susurra.

Morgan Evans no es ninguna mojigata

Me acercó a ella e invadiendo su espacio personal a pocos centímetros de sus labios gruesos y tentadores, tomó un puño de su sedoso cabello y lo jaló hacia atrás, dejando ver la mirada sonriente en ella es jodidamente placentero.

Cuando estoy apunto de besarla me da un golpe en la polla, tan fuerte qué tengo qué tocarlas para procesar lo qué acaba de pasarme, jamás me habían golpeado y mucho menos a mi polla.

Escucho su risa tan delicada y genuina, levantó la mirada con el ceño fruncido y la veo acomodar su vestido.

—Imbécil egocéntrico.

—Me impresionas, Evans —le respondo tranquilo.

—Jamás te cruces en mi caminó —sentenció, alejándome de su toque y retomando su paso.

—¿Es una amenaza? —le preguntó.

—Tómalo como quieras, cariño.

Miró lentamente como se va y no la persigo Morgan Evans se volvió mi nuevo interés personal. Ella es malvada, definitivamente, malvada, malhumorada, escandalosa y malvada la tensión se está calentando en mí.

Sexo.

¿Será suficiente para mí?

No.

Claro que no.

Sonrió tomando mi teléfono y llamando a mí gran amigo y genio Neidan.

Neidan: ¿Necesitas algo amigo?

Yo: Quiero que investigues todo sobre Morgan Evans.

Neidan: Mañana sabrás todo.

Sonrío, cuándo salgo del lugar veo a mucha gente aún y mi sonrisa se intensifica amo este lugar, sacó de mi bolsillo un cigarrillo y me dirijo a mí auto con un pensamiento invadiendo cada espacio de mi mente Morgan Evans.

Malas decisiones © [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora