Malas decisiones © [#2]

Capitulo 1: El monstruo.

Capitulo 1: El monstruo.

7 años antes.
24 de Enero del 2016.

Morgan.

Después del abandono de mi padre, me vi obligada a convertirme en la roca mi madre y hermano menor. Por fuera parezco ser resistente y tenaz, pero por dentro estaba perdiendo la esperanza. Habían muchas cosas qué pasaban constantemente por mi cabeza, cómo por ejemplo qué mi padre nos allá abandonado y verme obligada a ser la roca de mí madre y hermano menor. Tener qué ser el paño de lágrimas de ella fue demasiado difícil para mí; tuve qué madurar antes de tiempo, tenía qué ser un buen ejemplo para Marco y llorando o entrando en depresión cómo mamá no ayudaría nada. Y si mi adolescencia se centró en eso «Cuidar a los que más amaba, pero nadie cuidaba de mí»

Tener qué lidiar con el instituto siendo una chica muy conocida era muy sofocante, tener que sonreír y caminar como super modeló me gustaba pero a veces quería romper mis normas y ser libré.

Amo ser femenina.  Ir de compras.  Durar una hora escogiendo un outfit perfecto, sentir satisfacción cuando tengo el cabello y las uñas arregladas. Comprarme maquillaje y perfumes de lujo, comprar revistas Vogue. Encontrar el lipstick o lipgloss perfecto, planear viajes y fantasear el closet perfecto. Simplemente me encanta, pero a veces quería un poco de locura en mi vida.

Sin embargó dejó los pensamientos al observar mi alrededor y pensaba ¿Qué carajo estoy haciendo aquí? en medio de la nada, con una cantidad de personas qué no conocía y muchos chicos con autos caros.

Estaba un poco sorprendida porque parecen de bajos recursos pero tienen un auto lindo, porque los imbéciles de Denver tienen prioridades y esos son los lujos, sin importar no tener nada qué llevar a la mesa.

Las palabras de mi madre hacen eco en mi cabeza: Mantente alejada del norte.

Eso solo hizo que intentara acercarme más a este mundo. Entre más me prohibieran las cosas, más curiosidad tendría.

Morgan Evans ese es mi nombre o cómo todos me conocen: La reina del Instituto Pristen. Soy la reina, la estrella, perfecta, el demonio para algunos. Pero sobre todo soy la chica qué transmite confianza y seguridad. Soy yo misma y jamás finjo ser algo qué no soy, lo más importante para todos es qué soy la millonaria del instituto, mi familia es una de las más poderosas de Nueva York.

A pesar de todo, mi vida me aterroriza, es sombría, dura y agotadora. Odio sentirme así, es tan horrible que a veces me despierto a mitad de la noche y pienso que no pertenezco a este lugar.

El tiempo no borra, ubica.

Y hasta las cicatrices más curadas, vuelven a doler de vez en cuando.

Estoy caminando con mis amigos por la noche, mis compañeros de último año de instituto a los que conozco porque nuestros padres son colegas desde hace años. Todos vienen emparejados a excepción de Aziel y yo. El siempre ha estado interesado en mí, sin embargo, no es mi tipo y no quiero ser grosera pero siempre qué trata de acercarse y darme halagos me alejo, y se que se enoja y decepciona pero maldición eso no me importa, no quiero darle falsas esperanzas.

Observo a mi alrededor nuevamente muy frustrada y nerviosa, estoy en el norte de Denver. Ahora que lo pensaba con claridad, este no era mi mundo. No soy de este mundo y éste mucho menos es mí territorio.

—¿Qué carajos hacemos aquí? —pregunto un poco enojada, llevábamos muchos minutos caminando.

—Vamos Morgan, ya estamos aquí —protesta Liana.

—No seas aguafiestas, reina —comenta Luis, el novio de Liana.

—Mi pequeña Morgan —sonríe Aziel acercándose a mí e invadiendo mi espacio personal—. Nos divertiremos, nadie en ésta estúpida carrera arruinará la noche.