Capitulo 28: Esta inestable.

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Capitulo 28: Está inestable.

Melcon.

Las más oscuras emociones me consumieron ahora mismo: rabia, envidia, culpa, impotencia. Estaba muy drogado en estos momentos.

Nunca encajé con mi familia, enderecé mi espalda y cerré mis puños, resistiendo.

Gritó de nuevo, sonando drogado y eufórico, y lleno de risa. El salón lleno de hombres imponentes en este salón es más pequeño, los hombres sentados en mesas de póker, es un casino privado, el aire cargado de humo de tabaco, mujeres desnudas caminando con bandejas de licor en botellas selladas y polvo blanco en bolsas plásticas «droga».

Nada de eso tiene un real significado para mí, el único motivo por el que venía aquí era por droga simplemente eso.

Físicamente estoy vivo, pero la persona que solía ser esta muerta. Y la extraño todos los jodidos días.

No se cuantas jodidas horas llevaba aquí, pero me sentía bien. Mi mente estaba mejor, la euforia me consumía y me sentía realmente vivo. Me levanto de mi asiento y los hombres solo me miran sin decir una palabra, todo a mi alrededor me daba vuelta sin embargo continúe caminando hacia la salida.

Tomó de mi bolsillo un cigarrillo y lo enciendo con mi encendedor. Camino mientras tomo una calada en el extremo del cigarrillo, la nicotina
golpeando mi torrente sanguíneo, pero no hace nada para sacarme del borde mi actitud hacia toda esta mierda.

Continuo caminando con un escalofrio recorriendome el cuerpo y un fuerte mareo me golpea, trato de equilibrarme pero pierdo el control completo de mi cuerpo. Cayéndome al suelo y empiezo a convulcionar.

Mi viste se desenfoco y un escalofrío insoportable me molesta, lo último que mis ojos logran ver es aún chico de gafas.

***

La cabeza me va a estallar, me duele incluso solo de pensar abrir mis ojos.
He intentado en más de una oportunidad hacerlo y dejar que el lugar donde estoy me consuma, pero por más que intento, el dolor solo sigue intensificando.

Quiero recordar cómo demonios he llegado a una cama que no es mía y
retazos de unos lentes invaden mi mente, un toque demasiado
desagradable se cuela en esta y por esa razón no me atrevo a mirar.

Me siento un cobarde ahora mismo. No quiero abrir mis ojos para ver que me he drogado y terminando en la cama de cualquier desconocido.

Entonces escucho un sollozó crudo y mis ojos tratan de abrirse rápidamente, enfocando a Morgan abrazando al niño de gafas. Las lágrimas empezaron a salir a raudales en sus ojos, tenia los ojos aún hinchados y cansados de llorar. Los recuerdos cortos de anoche se mezclan con los de mi pasado.

Morgan se acerca a mí y me abraza fuertemente, mientras muchos sollozos salen de su boca y sus lágrimas me mojan la camiseta. Ella llora unos minutos y me abraza, como si fuera lo único que pudiera hacer. Sin embargo, cuando se relaja un poco, me da una fuerte bofetada que me hace girar levemente la cabeza.

—¡Eres un estúpido! —gruñe con la voz llenándose de enfado.

—Morgan...

—¡Tuviste una jodida sobredosis! —exclama caminando de un lado a otro.

Me quedo en silencio unos minutos, mientras ella continúa llorando y su amigo me entrega un basó de agua. El chico sale de la habitación dejándonos completamente solos.

—Pensé... que ibas a morir —solloza.

—Por favor...

—¡Cállate! —grita.

Sus sollozos se intensifican y la observó, tiene una pijama de seda y el cabello alborotado. No tenía zapatos en sus pies, estaba descalza y dolida. Me sentía el peor ser humano del mundo, si no tenía personas nadie sufriría por mi, pero tenía una. Que estaba cargando con mis malas decisiones.

—¿Por qué haces esto Melcon? —cuestiono sonllozando—. Te amo y esto me duele, mucho...

—¿Morgan que tengo de malo yo? —le pregunto.

—Melcon...

—Aléjate de mí.

—¿Dime que paso? —indaga acercándose a mi—. Quiero ver atraves de tí.

—Morgan por favor, vete.

—No.

—¿Por qué no me oyes? —pregunto.

—Lo estoy haciendo, oí que quieres que me vaya —dice acercandose a mi—. Pero no, que no me ames.

—Por favor Morgan...

—Habla conmigo, soy tu novia...

—¿Qué es lo que quieres saber? —Pregunta—. Que mi madre me abandono y descubrí que tiene una hija, que mi padre me lastimó y torturó toda mi niñez. Que la cicatriz de mi espalda no es un accidente, si no que mi padre la causó.

—Melcon...

—Qué más quieres saber; que me pegaron cigarrillos en la piel cuando era un niño, que me obligaron a coger con dos adultas a los doce años. Que mi abuela murió por mi descuido, que soy un bastardo.

Los ojos de Morgan se llenan de lágrimas y trata de tocarme pero la alejo, ella solo llora frente a mí tratando de procesar cada cosa que dije.

—Te amo Melcon, lo superaremos juntos.

—Vete Morgan.

—Muy bien, me abrí contigo y sin embargo tu no lo haces conmigo.

La veo caminar entre sollozos a la puerta y salir por ella, me siento en el borde de la cama pensando en todo lo que ha pasado estos últimos días. Por más que quiera ser feliz, mi apellido y pasado no lo permitirán.

La puerta se abre bruscamente dejándome ver al chico de los lentes, trae en las manos comida y una mirada llena de ira.

—Eres un canalla, el peor de todos —gruñe entreganome la comida—. Tenías que ser mafioso.

—¿Oye niñato, no te da miedo que te mate? —le pregunto.

—No te atreverías, imbecil.

Lo observó caminar a la puerta y voltear a mirarme. —Comes eso y te largas, quienes lastiman a Morgan. Los odio.

Asentí, comiendo en silencio. Sin embargo, los pensamientos hacia Morgan me atormentan, odio lastimarla y odio involucrarla en mis problemas. Eran mío y no podría con las consecuencias que la atormentarian.

Necesitaba irme un tiempo y dejarla descansar de mi, era el peor hombre del mundo y estaba conciente de ello.

Malas decisiones © [#2]Where stories live. Discover now