Capitulo 26: Perdió el control.

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Capitulo 26: Perdió el control.

Melcon.

Asiento con la cabeza y durante un instante nos imagino peseando de niño, caminando sin parar, hasta que se me olvidara que mi madre me habia abandonado y que su hijo era un horrible padre, luego volviamos a la mansión Foster, al centro de mis problemas y traumas, y nos alejamos de los recuerdos que ahora me invaden como olas que rompen sin cesar contra la orilla. Yo, encerrado en un sótano a oscuras por qué los hombres tenian que estar preparados. Lleno de hematomas y desnutricion. Y mi abuela, Loren.

Susurrándome a través de la puerta cerrada, prometiéndome que nada acecha en la oscuridad para hacerme daño, que mientras estuviera viva nadie podria hacerme eso de nuevo.

Me cuesta respirar cuando la palabra muerta inunda mis odios, tengo los labios doloridos y me cosquillean, y siento el cuerpo en llamas. Quiero gritar, correr y no sentir esto. Y ahora aquellas voces en mi cabeza... Una tortura, un grito, un tiro y la cara de mi madre y padre... Recuerdos dolorosos que nunca me van a dejar en paz.

—¿Cómo murió? —pregunto.

—Tuvo un infarto, señor —susurra—. Tu madre... Audris Meyer te está buscando. Esto es muy peligroso joven Foster.

—¡Esa mujer no es mi madre! —grito—. Si me está buscando, dale mi ubicación.

Y ahora mismo estaba haciendo
todo lo que pude para mantenerla a salvo del infierno emocional. El dolor tiene hasta la última molécula de mi cuerpo, el cráneo me arde. No me había percatado que Morgan me estaba abrazando por detrás y la ira me consume. No quiero la lastima de nadie, quito bruscamente sus brazos de mi alrededor.

—Melcon...

—¡No es el jodido momento, Morgan! —grito.

—No me apartes, estoy aquí para ti.

—¡No tengo un maldito letrero en la frente que dice salvame! —grito lleno de furia—. No lo necesito.

—¡Lo hago porque te amo! —grita tratando de tomar mi brazo.

—No estoy pidiéndote que lo hagas.

—¿Por qué siempre haces esto? —cuestiono con lágrimas en los ojos.

—¡Es mi vida, mi jodida vida y no vas a interferir!

—Eres un cobarde.

—Neidan, llévala a casa y no me busquen —ordeno.

Camino adelante de los hombres de mi padre, mi corazón estaba rompiéndose, la muerte de mi abuela empezaría una guerra que no estaba de acuerdo de comenzar. Sin embargo, si era necesario lo haría.

Llegamos a un auto negro blindado y uno de ellos me abre la puerta, detrás de mí escucho los gritos de Morgan sin embargo la ignoro.

Subo al auto aun escuchando sus gritos y golpes hacia el auto, sin embargo no me bajo de él. Continuo mi recorrido sin mirar atrás, a la chica que perseguía mi auto con lágrimas en los ojos.

***

Acababa de llegar a la mansión Foster y había una cantidad sorprendente de autos afuera de la mansión. En el auto pude cambiar mi ropa y ahora tenía un traje negro, en el momento que entro por el portón. Un fuerte puñetazo me hace caer de rodillas, levantando mi cabeza observo a mi padre. Tenía los ojos completamente rojos y la mandíbula bien apretanda.

Sin embargo, mi atención no la tenía el, estaba toda concentrada en la mujer de vestido negro a unos metros de distancia limpiándose las lágrimas. Audris Meyer, mi madre y la mujer que me abandono. Dejándome con un monstruo. Era hermosa, demasiado, cuando era joven era la mujer más hermosa y codiciada de Denver. Era una alemana de cabello dorado, ojos azules y piel muy blanca. Era la razón por la que teñía mi cabello natural, para no parecerme a ella. Sin embargo, éramos iguales, tan jodidamente iguales.

Malas decisiones © [#2]Where stories live. Discover now