Capitulo 4: Obsesión.

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Capitulo 4: Obsesión.

Melcon.

Jamás había imaginado qué una mujer pudiera apoderarse de mis pensamientos, tanto al punto de tener ansiedad, y todo se volvía mucho peor, porque no encontraba nada acerca de Morgan Evans, toda su información estaba protegida.

Era tan obvio, era la nieta de una de las mujeres más poderosas en Nueva York, y eso me enfurecia, me hacia pelear contra mis demonios. El simple hecho de no poder saber nada de ella.

¿Como mierda podía estar tan inquietó, por una chica de un mundo tan diferente al mío?

Me veía en la obligación de poseer la, no solo la quería para una noche, esa mujer tenía que ser mía en cuerpo y alma. Y no dejaría qué nadie se interpusiera en mí camino, por algo soy el demonio de Denver, por algo soy hijo de quien soy.

Tomo un poco de Whisky y observó a mi alrededor, no me gustaban estos jodidos eventos. Odiaba las fiestas de ricos, no me gustaba y nunca aparecía aúna. Siempre iba alguien en mi representación, pero jamás yo en persona. Sin embargo, esta era la excepción, en esta ocasión venía acompañado de una mujer que era realmente importante para mí.

Mi abuela, ella tenia muchos contactos y tal vez. En esta ocasión, venir con ella me ayudaría a conseguir información sobre Morgan.

Esta vez no sería tan malo asistir.

Miro a mi alrededor, todos estan vestidos formalmente mientras se halagan, hablan de beneficiar a los pobres. Y maldigo decepcionado, son unos jodidos mentirosos, solo están aquí para arreglar su imagen y llenar sus bolsillos de mucho las dinero.

Sin embargo, mi atención está toda centrada en Madison Evans, la madre de la hermosa rubia que no se iba de mis pensamientos. Su falso nombre vino de ella.

La mujer es rubia, y tan baja como su hija con unos hermosos ojos azules qué caracterizan a las Evans, ella está dando una charla mientras mira muy interesada a mi abuela. Pero quien no lo estaría es Loren Foster, la madre de Wotf Foster el hombre más temido de Denver y mi progenitor.

—Lady Loren, deberías darle una oportunidad —le sugiero a mi abuela dándole un beso en su muñeca—. Su charla estuvo muy interesante.

—Madison, es una excelente mujer de negocios —comento sonriendo—, está bien, hijo. Tomaré tu consejo.

Cuando Madison termina su discurso se acerca a nosotros, muy sonriente y deposita un pequeño beso, en la muñeca de mi abuela.

Loren en respuesta, le sonríe y yo hago lo mismo, tengo que ganarme a la mujer qué dio a luz a mi nuevo interés.

—Esta usted muy radiante, señora Evans.

—Muchas gracias, joven Foster.

Sonrío y ella empieza una conversación con mi abuela, y escucho todo con atención. En todo su dialogo, participó y le doy pequeños halagos. Haciendo que ella se sienta mucho más libre de hablar de su vida personal.

Y para mí sorpresa su madre y mi abuela son amigas desde la adolescencia y eso me sorprendío. Era muy extraño que Lady Loren, llamara amiga a alguien. Pero lo estaba haciendo justo ahora con la madre de mi interés.

—Nos mantendremos en contacto, querida —informó Loren mirando a Madison.

—Fue un honor hablar contigo y tu nieto, Loren.

Mi abuela y ella se despiden de un beso en la mejilla y sigilosamente las observo con atención.

—Mi nieto, irá en mi lugar a tu mansión tratalo como si fuera tu hijo —informó mi abuela y ella sonríe emocionada.

—Estaría encantada de hacerlo.

—Y yo encantado de ser su invitado.

Mi abuela desaparece de nuestro campo de visión y ambos nos dirigimos a su auto donde nos esperan sus chóferes, y en todo el transcurso de la noche analizo a la mujer a mi lado. Es elegante, amorosa y tímida. Sin embargo, tiene una mirada vacía y triste.

Los ojos son el reflejo del alma.

El camino fue lleno de preguntas y respuestas, fue una persona interesante y para nada grosera o escandalosa como lo era hija, en el transcurso me comentó que tenía dos hijos, un chico y Morgan Evans, y realmente estaba fascinado de cómo hablaba de ella cada detalle estaba a mi favor y sonreía por ello.

Cuándo llegamos a la mansión, observó todo con atención es una mansión enorme y victoriana, sin embargo, también tiene algunos toques modernos. Me gustaba, aunque la mansión Foster era mucho más grande.

La sigo en silencio y ella camina junto a mi, mostrándome su enorme mansión con mucho animo. Sin embargo, a mitad de camino bosteza y sonrío.

—Señora Evans, se ve cansada —comentó frunciendo el ceño.

—Si, realmente tuve muchas cosas que hacer —bosteza—. Lo siento, mi día fue sumamente ocupado.

—¿Está su hija? —le preguntó curioso.

—Si, Morgan está aquí.

—Debería ella darme el recorrido, así aprovecha y descansa —le aconsejo y ella me da una sonrisa.

—Tienes razón —sonrie—, que considerado eres Melcon.

—Siempre, Sra, Evans.

Caminamos hasta la puerta y ella toca varias veces, apenada porque sus hijos no abren rápidamente. Ella me mira con vergüenza, y unos minutos más tarde. La puerta se abre de par en par, mostrando a Morgan con el ceño fruncido y sonrío.

La pequeña gacela permanecia molesta.

La observó con atención, esta mujer cada día estaba más atractiva, mi impulso por belsarla o cogerla me estaba matando. Sin embargo, me concentro en su reacción, ella está estupefacta y estática en su lugar. Sonrio mientras la miro y su madre la empuja un poco llamando su atención.

Su madre nos presenta y desaparece, al instante. Dejándonos completamente solos, y ella me mira con desaprobación. A pesar de su desinterés, sujeta mi muñeca fuertemente, aunque eso no me causa ni cosquillas. Y observo en silencio como ella me lleva rápidamente afuera.

—Has tardado bastante —musitó cruzando sus brazos.

Me río. —Me tarde un poco en saber todo de tí.

—¿Qué significa eso? —cuestionó.

—Tus datos están protegidos, se nota qué eres una niña de mami —le informó acomodando un mechón de su cabello.

Ella se muerde el labio inferior y me mira nuevamente.

—Eres un jodido, estúpido.

—Nunca he cortejado una mujer en mi vida —admito—. Tampoco me vi en la necesidad. Tomó sin preguntar, poseo. Nadie cuestiona mis decisiones y soy dueño absoluto de esta ciudad y de ti, Morgan. Me perteneces.

—¿Cómo podría pertenecerte? —cuestiona.

—Es una advertencia.

—No te entiendo —admite negando.

—Pronto lo harás, cariño —afirmó desapareciendo de su campo de visión.

Me giro y camino sonriendo, Morgan aún no entiende qué lo qué deseo o quiero. Lo tomo y es mío, no podrá pelear contra eso, su mayor error fue cruzarse en mi caminó.

Desde ahora no podrá deshacerse de mí porque Melcon Foster, es un hombre sin escrúpulos qué posee todo a su alrededor.

Malas decisiones © [#2]Where stories live. Discover now