Capitulo 17: Wolf Foster.

727 30 0
                                    








Capitulo 17: Wolf Foster.

Morgan.

Parpadeó con la primera y tenue luz del amanecer. Notaba el calor de Melcon que estaba a mi lado, oía el suave ritmo de su respiración y recordé todo lo que pasó anoche, cada detalle. Ahora estábamos en su habitación, durmiendo juntos.

Le pasó las manos por el cabello, mirando al techo y exhalando despacio. ¿Había ocurrido de verdad? El sexo de mis sueños. Sus caricias son mi tesoro más valioso; y son solo para mí.

«Melcon Foster era una fantasía que se hizo realidad» pensé.

Para mi, el sexo increíble era la satisfacción de todas las fantasías turbias en mi cabeza, las cuales jamas imagine que un hombre pudiera cumplir. Sin embargo, Melcon las hizo resultar mejor de lo que me había atrevido a imaginar.

Era casi como si estuvieran en un sueño. Ningún hombre me había besado de ese modo, como si fuera a morirse al no hacerlo. No habíamos dejado de besarnos en ningun momento. Y había sido... mágico.

Lo observó abrir los ojos lentamente sus ojos son azules e intensos. Su voz es como una caricia. El corazón me late a
mil por hora, y me cuesta respirar. Pienso en la forma en que me miró, esa mirada que inspira tantas fantasías.

Me gusta ver el deseo en él. No, me gusta que me desea a mí.

—Hola —susurra.

—Hola —sonrió.

El se acerca a mí y me da un leve beso, el cual me hace sonreír. Solo Melcon sabía como hacerme sentir amor y atracción fuerte. Su mano se levanta y coloca un mechón de mi cabello detrás de mí oreja.

—Gracias, Morgan.

—¿Por qué? —pregunto.

—Por dejarme explorar hasta tus cicatrices —susurra a centímetros de mi boca.

—Gracias a ti, por cumplir mis fantasías.

—No Morgan, gracias a ti.

—¿Por qué? —pregunto sonriendo.

—Tu eres mi fantasía.

Sonrío mirándolo a los ojos.

—Estás sonriendo —dice con cara de satisfacción.

Una vez más me doy cuenta de que, al igual que yo, podemos ver atraves de nuestros ojos.

—Tan solo pensaba en lo feliz que soy —reconozco.

—Te quiero, Morgan.

—¿Me quisieras aunque fuera una indigente? —pregunto con una risita.

—Lo haría —admitió, y esbozo una sonrisa traviesa—. Serias una indigente muy sexy.

—Melcon... Oh, Melcon, es maravilloso. No puedo... —Se me quiebra la voz y
me aclara la garganta—. Me siento muy, muy feliz.

—Te quiero, Morgan —dice acercandome a su pecho—. Lamento no hablar de mi pasado contigo.

—Te quiero, amor —dejo escapar un suspiro—. No tienes que preocuparte por mí—murmuro contra su pecho—. Sea lo que sea lo que me estés ocultando, has de saber que puedo con ello.

Malas decisiones © [#2]Where stories live. Discover now