Capítulo 30

4.6K 453 276
                                    

Stella Harrinson

Por fin lo hizo, lo hice.

Me besó, lo besé.

Cuando su boca y la mía se encuentran, encajan a la perfección, como si hubieran sido creadas con la medida exacta de la otra. Al principio somos cuidadosos, pero llega un punto donde lo hacemos con anhelo, con desesperación, con miedo, miedo a que el momento se rompa, miedo a no aprovecharlo como deberíamos.

En el momento que sentimos que nos falta el aire, ambos nos damos unos segundos para respirar y volvemos a besarnos, a sentirnos, como veníamos queriendo hacerlo. Jack es quien lleva el control, pero yo también hago lo mío, porque aunque lo sigo, de vez en cuando me salto las reglas y lo muerdo, pero eso no parece disgustarle, sino que lo incita a más, a besarme con más ganas, con más pasión, con más lujuria, con más deseo.

Sus manos bajan a mis caderas y comienza a apretarlas ligeramente, aprovecho y enredo mis dedos en su cabello y hago presión en su cabeza para pegarlo más a mí, como si no me fuera suficiente, como si quisiera que nos volviésemos uno. Jack capta mis intenciones y profundiza mucho más el beso, chupa mi lengua con fuerza y gimo en su boca cuando muerde cuidadosamente mi labio inferior. Pasan unos segundos cuando me alza un poco por las caderas y yo doy un salto y enredo mis piernas en su cintura, noto que da unos pequeños pasos, pero lo sigo besando, me dejo llevar por él, por el chico de los recados, mi espalda choca contra una pared y casi suelto un grito de placer en cuanto sentí la fricción de su pene con mi vagina, se mueve un poco más, hasta que llegamos a un mueble en forma de L, ambos nos tiramos en el y sin duda este momento de mi vida, se llama felicidad.

Jack corta el beso por unos segundos y me mira a los ojos, una sonrisa picará me ilumina el rostro, cuando noto sus labios ligeramente hinchados y el rostro sonrojado, él sin pensarlo se mete en medio de mis piernas y yo lo dejo, lo dejo porque lo deseo. Su erección roza con mi entrepierna y no sé si es por obra del alcohol, pero comienzo a levantar ligeramente mi vestido, él hunde su rostro en mi cuello y por instinto a qué puedan escuchar mis gemidos me cubro rápidamente la boca con las manos, Jack comienza a moverse ligeramente entre mis piernas, aún con la ropa puesta, y quiero pedirle que lo haga, que me coja, que me haga suya, que me bese, que se grabe cada parte de mí, así como yo quiero grabarme cada parte de él.

Pero no todo puede ser color de rosa.

—Hasta que por fin, el chico bueno salió del cascarón. —Jack y yo nos separamos rápidamente y nos encontramos con la mirada helada de Aegan y detrás de él, su estúpida novia.

—Cógete una burra, Aegan. —suelta Jack con evidente molestia, tapándose la erección.

—¿No que eran primos?

Le escucho preguntar a Sasha, pero en vez de responderle, Aegan la ignora y dice:

—Pero que violento Ross, tranquilo, continúen, ya los dejamos solos. — Creía que se iría, pero en vez de eso, clava su vista en mí, en mi rostro y en mis labios y dice:— Y no Stella... No pongas esa cara de chica perdida sin saber como actuar o que hacer, aquí todos sabemos que eres una grandísima perra.

Aprieto los puños a mis costados, me pongo rápidamente en pie y me acerco rápidamente a Aegan para partirle su madre, pero Jack se me adelanta, lo estrella contra la pared y comienza a golpearlo una y otra vez, tan rápido que no deja al Perfecto Mentiroso reaccionar.

Jack no se detiene y de alguna manera extraña, Aegan, solamente está en pie, recibiendo cada golpe, sin defenderse, pero con una sonrisa arrogante en su rostro.

—Esto. Es. Para. Que. Aprendas. Como. Tratar. A. Una. Mujer. —dice Ross, mientras lo golpea una y otra vez.

En cuánto veo el labio inferior de Aegan sangrando, trato de pensar rápido en que hacer, y lo primero que se me ocurre es poniéndome en medio, sí, es muy cliché y lo que puedo es ganarme un buen golpe de alguno, pero es eso o dejar que se maten. Como puedo, me pongo en medio y coloco una mano en el pecho de Aegan y la otra en el de Jack.

La Chica Que Se Enamora De Personajes LiterariosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora