Capítulo 28

3.8K 414 177
                                    

Maratón: 1/¿?

Stella Harrinson

Me veo hermosa.

Es lo único que pienso en cuanto estoy frente al espejo, ahorita, justo en este instante, no hay rastro de esa Stella acomplejada que no se sentía conforme consigo misma, por como era, por como se veía. Y no, no sé debe a que de alguna manera esos cinco chicos que tanto he querido se fijaran en mí, porque la manera en la que los demás nos ven, no influye en como nosotros lo hacemos, sino que llega el punto en que uno se reconcilia consigo mismo, y muchas cosas, muchas cosas toman sentido.

La decisión de ir, no fue fácil, incluso aún dudo de que sea una buena idea, pero estas oportunidades solo pasan una vez, y prefiero mirar y recordar lo grandioso o catastrófico que fue, a preguntarme como hubiera sido. Hoy, decidí ir en contra de todo lo que soy normalmente, pues además de ir en contra de lo que dice mi subconsciente, estoy desobedeciendo a papá, en fin, me propuse dejar de ser Stella por esta noche.

Así que no me odien si hago alguna locura.

Le quité el polvo al maquillaje que lleva meses guardado en una gaveta, añadí compacto a algunas imperfecciones en mi rostro, me hice un delineado fino que quedo sorpresivamente bien y en mis labios opté por un color rojo, vivo, candente, seductor, igual al vestido rojo de escote que llega hasta mis muslos y adorna mi cuerpo, resaltando mi silueta.

Abro la ventana de mi habitación, la noche ha caído, y el cielo no parece estar contento con mi decisión, tratando de pasar desapercibida me fijo en que no haya nadie debajo que pueda verme, y cuando me aseguro de que es así, voy sacando mis piernas y quedo en el tejado, por un segundo tengo la extraña sensación de tener un par de ojos puestos en mí, asustada miro rápidamente a los lados, pero no veo nada, me acerco con "cuidado" al borde y como yo no puedo ser más estúpida, pierdo el equilibrio y me caigo de nalgas. Le agradezco mentalmente a papá por cuidar el jardín, porque si no hubiera sido por el césped que amortiguo la caída, sin duda me hubiera roto el culo. Victoriosa, porque sin importar que me haya caído de nalgas del tejado, lo importante es que estoy fuera de casa, me sacudo el culo antes de comenzar a caminar, porque con lo salada que estoy, papá sale y me ve de pie aquí.

Aún estoy asombrada por todo lo que ha pasado estas últimas semanas, es increíble como hay momentos exactos, que cambian el rumbo de nuestras vidas, la Stella de ese día antes de tirar los libros a la basura, jamás imagino que su vida cambiaría tanto, que ella misma lo haría, porque esa versión mía, no estaría aquí justo ahora, esta versión mía, jamás hubiera desobedecido a su padre.

Esa versión mía jamás se habría atrevido a usar este vestido.

No sé cuanto tarde exactamente para llegar a la casa de Harry, pero no fueron más de 10 minutos, le aviso al conductor del taxi que se detenga en cuanto veo la gigantesca casa, abro la puerta y... me azota el miedo, pero ya estoy aquí, no hay vuelta atrás.

Brillas.

Casi puedo escuchar la voz de mamá hablándome al oído, cuando íbamos a una fiesta, cuando íbamos a un restaurante, cuando estábamos en la playa, cuando íbamos a la feria, cuando me recogía en el colegio, cuando salía con mis anteriores amigos. Me lo decía cada que me veía, quizás porque sentía que me acomplejaba un poco, no lo sé, pero lo hacía y es increíble como una simple palabra puede significar tanto, dejar una huella tan imborrable, que justo ahora puedo recordarla.

Bajo mis pies del auto y la brisa fría de la noche acoge mi piel descubierta, cruzo la calle y me quedo helada cuando veo a los cinco, de pie en la entrada. En un punto todos estaban descuidados mirando hacia otro lado, pero no tardaron mucho en clavar sus ojos en mí, y ahí me olvidé de todo, de las personas, de las malas decisiones, del vestido que llevo puesto, de las diferencias que hemos tenido, del mundo que nos rodea.

La Chica Que Se Enamora De Personajes LiterariosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora