La Chica Que Se Enamora De Personajes Literarios

Capítulo 25

Gracias por las casi 150k de leídas, nada de esto sería posible sin ustedes. No olviden dejar sus comentarios, les tengo sorpresitas:)

Harry

El universo es equilibrado, no hay nada sobrante, no hay nada innecesario, cada estrella, cada planeta, cada galaxia, cada constelación, es importante, es esencial. Porque cada una de ellas al trabajar en conjunto, permiten nuestra existencia, pero no hay una más importante que la otra, sino que cada una de esas partes posee una cosa que a otra le falta y así sucesivamente. Nuestra vida diaria también se equilibra de ese modo, donde no podemos tenerlo todo, donde quienes tienen algo que otros no, también les falta algo que esa misma persona posee, porque todos somos igual de valiosos.

Pero nunca, nunca, podemos tenerlo.

Es una ley de la vida.

Y no, no hablo de depender, no hablo de sentir que alguien nos completa, sino de esa sensación de sentir que siempre nos falta algo, ese instinto que nos lleva diariamente a estar en una constante búsqueda. Buscamos algo que anhelamos. Que necesitamos, solo porque creemos que el simple hecho de encontrarlo es nuestra misión, nuestro objetivo en la vida. Sin embargo, siempre estará esa sensación, porque si alguna vez llegáramos a tenerlo todo, sentiríamos que nada tiene sentido, que no habría una sola razón por la cual ser mejor o por la cual hacer el mínimo intento de no cometer los mismos errores que se cometieron en el pasado.

Sé perfectamente que esta no es mi historia, pero tengo la oportunidad de contártela, de contarte la historia de Harry.

La historia del chico ''que lo tiene todo''

Nací en una familia adinerada, en una casa de ensueño, con todos los lujos qué una persona puede desear. De niño tenía todos los juguetes que deseaba, las celebraciones de mi cumpleaños eran extraordinarias, todo desde afuera se veía perfecto. Pero desde dentro, nada era como se veía, nada brillaba o era especial, porque dejando de lado los juguetes caros, la ropa de marca, las estupendas celebraciones o los viajes en vacaciones, había nacido en una familia que estaba rota, con unos padres que no se amaban ni a ellos mismos y mucho menos sabían cómo amarme a mí, aunque ni siquiera estaba seguro si de verdad lo hacían, si alguna vez lo hicieron. Diariamente me sentía como el persistente recuerdo de la razón por las que se vieron obligados a unir sus vidas, solo eso. Nada más.

De pequeño, no le tomaba casi importancia a que nunca estuvieran, que no me llamaran o que cada que estaban cerca solamente peleaban conmigo y por cada cosa que hacía. Pero conforme fueron pasando los años, su ausencia se hacía cada vez más dolorosa. Siempre veía a los papás de mis amigos acompañándolos en cada etapa importante de sus vidas y me preguntaba por qué ellos no podían ser igual, pase noches enteras preguntándome que estaba mal en mí, porque no era suficiente para ellos.

¿Era acaso tan detestable como para no merecer su amor­­?

Desde ahí surgieron todas mis inseguridades, las fiestas descontroladas, las relaciones tóxicas, los noviazgos de una semana, todo en cadena, antes de tiempo. Pero no únicamente por ellos, sino también por mí, porque si no me amaban sin saber lo que era, mucho menos si se enteraban, por eso, me dediqué imparablemente a esconder mi secreto bajo esa fachada del niño perfecto, popular y feliz. Por eso comencé a vivir dos vidas, la vida del Harry que de la puerta para fuera era perfecto y la vida del chico solitario, que se derrumba cada noche en su habitación por no ser amado, por no ser entendido.

Por miedo a ser diferente y que nadie, nadie en el mundo lo aceptara.

Sin embargo, llega un punto donde todo se vuelve exhaustivo y le perdemos importancia a muchas cosas, la ausencia de mis padres comenzó a darme igual y decidí bajar un poco la guardia, luego de intensas noches de sexo con chicas que no generaban ningún placer en mí, me atreví a descargar una app de citas y conversaciones gay en mi celular. Solo quería divertirme. Conocerme. Probar cosas nuevas. Solo eso.