Capítulo 19

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Luke Howland.

Soy la chica que se enamora de personajes literarios.

Stella no había terminado muy bien de hablar cuando yo ya estaba soltando carcajadas como loco.

—Definitivamente, es de las descripciones más acertadas que he escuchado.

Le digo y ella se une a mis carcajadas casi de inmediato. La naturalidad del momento junto con la manera en la que sus ojos se achinan en cuanto sus labios forman sonrisas genuinas me deja sin aliento, me contagia y me hace ver esto como una segunda oportunidad del universo o del cualquier ente que maneja nuestra vida. Una oportunidad para ser mejor, feliz...

Para cambiar la historia.

Para dejar el dolor y el caos del pasado atrás...

<<Pero que iluso estaba siendo>>

Pasados unos treinta minutos decidimos irnos, pero no a su casa, porque es muy temprano para que nuestra "cita" termine, sino que tuvimos la maravillosa idea de visitar la tan conocida calle dorada.

Debido a lo cerca que queda nos vamos caminando, dejando atrás el hermosísimo boulevard de los sueños rotos y adentrándonos en lo que de lejos se ve como el lugar más visitado y el más conocido del pueblo, la cantidad de personas que están caminando y los autos que buscan donde estacionar es excesiva, tanto que el simple acceso a cualquier lugar está colapsado.

—Una pasta de personas.

Murmura Stella, y yo suelto una risilla silenciosa.

—Ya deja de quejarte y camina.

Le digo, esparciendo me mirada por toda la que calle, que a diferencia de la anterior en esta no queda rastro de ningún árbol o señal de pasto, sino que, en cambio a eso, hay edificios gigantes, tiendas en cada rincón, autos de último modelo y bombillas amarillas guindando de todas partes dándole al lugar, esa tonalidad "dorada" —o amarilla— como yo la veo a la inmensa calle.

—Por desgracia conozco mucho de este lugar. —Se queja la chica a mi lado— no sé qué importancia tiene la historia de este esto en nuestra calidad educativa, pero nos hacen estudiar cada segundo de su construcción y bla, bla.

—A ti nada que tenga que ver con estudiar te gusta. —la señalo con diversión. —siempre creí que las personas que leían eran sumamente inteligentes.

—Pues te equivocas, Luke. No soy "sumamente inteligente" —pone los ojos en blanco— ¿la razón? Fácil, yo no leo enciclopedias, leo sobre gente que se da como cajón que no cierra y eso es muy diferente.

Me dedica una mirada pervertida y por unos segundos tengo de nuevo la sensación de que el tiempo se detiene, que se queda en pausa, que ella se queda quieta mientras yo me pierdo en su rostro, en cada facción, en las casi imperceptibles pecas que adornan el puente de su nariz. Me pierdo en sus hermosos ojos marrones que con solo mirarme siento que pueden ver cada grieta, cada herida, cada marca de esa guerra que no puedo recordar y aunque para muchos pueda ser la causa de alejarse, ella no lo hace, ella no se va, ella me acepta y sin duda me quiere así.

—Cállate, pervertida.

Cállate...

Suelto sin pensar y casi de inmediato un recuerdo confuso azota mi mente de la nada, sin embargo, pasó tan rápido que ni siquiera pude comprenderlo. Lo que me deja realmente sorprendido es como una palabra tan sencilla como "cállate" puede generar y significar tanto, es como si representara una parte importante de mi vida, de mí.

—Luke, ¿estás ahí?

La voz de Stella me trae de vuelta a la realidad, a esta realidad, mi realidad por ahora.

La Chica Que Se Enamora De Personajes LiterariosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora