Ya basta de ser "racional", es momento de caer en la locura.

Ya basta de luchar contra la corriente del río y simplemente dejarme llevar por ella.

Tenía dudas de si me correspondería, pero en cuanto mis labios encontraron los suyos y movió su boca con agilidad, seguridad y deseo sobre la mía, ya no tuve dudas. Envuelvo mis manos alrededor de su cuello mentiras me pega a la pared, Aegan ladea su rostro y profundiza el beso de manera perfecta, enviando corrientes de energía por todo mi cuerpo, su lengua se hace intrusa en mí y siento que ya las piernas mi están fallando, que mi intimidad palpita y exige ser penetrada, ser saciada.

Lo noto cortar el beso y abro mis ojos para encontrarme con sus labios ligeramente hinchados y tan rojos como su cara, su respiración está hecha un desastre al igual que la mía y el pecho le sube y baja de manera rápida. Mira hacia los lados y me vuelve besar, pero esta vez el beso es más rudo, es más mojado, es más candente.

Tanto así que puedo sentir cada parte de mí vibrar.

Posa sus manos a mis caderas y las aprieta, es ahí cuando noto su mensaje, quiere que camine, haciendo caso omiso a su petición lo hago, doy pasos hacia atrás sin saber a dónde voy, solo me dejo guiar, me dejo de guiar de él. Sus dedos se clavan en mi cintura y veo la puerta a nuestro lado, estira una mano para abrirla sin cortar el beso y nos adentramos en el salón, cierra la puerta tras entrar y la intimidad del salón nos acoge, ambos chupamos nuestros labios con desesperación mientras todo ese deseo y lujuria hace eco en cada rincón del solitario del aula de clases.

Esto va a salirse de control...

Me pego al escritorio y él se pega a mí dejándome sentir su abdomen definido, su cuerpo perfecto. Me pongo de cuclillas para quedar sentada y abro mis piernas dándole oportunidad de dejarlo estar en medio de ellas y rápidamente las enrollo alrededor de su cintura, me toma por el pelo y me obliga a profundizar más el beso, mientras me aprieta a él. Suelto un gemido de placer cuando siento su dureza pegada a mi entrepierna.

Mierda, estoy tan mojada que quién me viera, pensaría que me habría hecho pipí. Y no, no exagero.

—¿Quién se muere por quién?

Le pregunto cuando sus labios liberan a los míos por unos segundos, no hay respuesta verbal de su parte, pero mete sus manos cuidadosamente por la falda hasta que llega a mi intimidad.

Aaah—suelta un jadeo cuando siente lo mojada que estoy, lo excitada que me tiene—al menos no soy el único.

—Ya cállate, Aegan.

—¿O si no qué?

Trato de contraatacar, pero mi mente no piensa lo suficientemente rápido y sus labios forman una sonrisa traviesa antes de morder ligeramente mi labio inferior. Se separa un poco y lo veo desabotonarse la camisa, decido bajarme del escritorio y al mirarlo a los ojos me pierda en la profundidad de ellos, en la lujuria, en el deseo que emanan.

Me doy unos segundos para detallar nuestro alrededor y la luz tenue de unos cuantos bombillos me lo permiten sin problema, cuatro paredes blancas nos rodean, unos cuantos pupitres y algunas carteleras vacías están desordenadas al final, le doy gracias a la virgen de los abdominales porque estos salones no tienen ventanas y nadie tiene la posibilidad de vernos, a menos que tengan cámaras—pero no—este instituto no posee los fondos suficientes para eso.

La mirada dominante del perfecto mentiroso, me detalla de pies a cabeza mientras me bajo el short junto con la ropa interior que yacen bajo mi falda, doy un pasó al lado para dejarlos en el suelo y rápidamente el aire fresco que circula en el lugar azota la piel de mi vagina, la cual está expectante, anhelando ser tocada, deseando ser devorada.

La Chica Que Se Enamora De Personajes LiterariosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora