Los señalé y las chicas se presentaron una por una.

—Soy Inna.

Se presentó la primera de las tres chicas, la misma viste con unos jeans apretados y una blusa negra al igual que sus zapatillas altas y su largo cabello, que cae alrededor de sus hombros resaltando su piel blanca, al detallarla logró ver que sus ojos son de un color... mierda, si es esa combinación de marrón con amarillo y así...

Y yo soy—nos ojeó—Jules. —terminó al fin.

Hay que ser sinceros y es que, si las miradas cogieran, ya estuviéramos más que cogidos y no estoy exagerando, no solo las tres frente a nosotros sino todas las chicas que pasan, parece que se les es imposible disimular que estamos buenos y cogibles.

Detallo a Jules y veo que viste una braga beige que además de realzar sus medianas bubis hace juego con sus ojos cafés y sus altas zapatillas negras, su cabello castaño claro está amarrado en una cola alta que permite ver su cuello sin ningún problema

Y yo soy Sasha. —Finalizó la última chica, esa pelirroja que fue la primera en hablar.

Hay que aceptar que las tres son muy hermosas, pero poseen ese tipo de belleza superficial, ya sabes con perfectos ojos, cuerpos cuidados, piel sin rastro de acné, y otras cosas más. Ese tipo de belleza que deslumbra la vista y genera deseos carnales, pero ¿y después del polvo? Nada, porque cuando se te baja la polla te das cuenta que son un molde perfecto, pero que está vacío, que no transmiten nada, que no son interesantes, y aunque son muy bonitas por fuera, no tienen nada por dentro que puedan ofrecerte.

¿Pueden decirnos dónde está la dirección? —pidió Ares acercándose a Inna.

Por supuesto—accedió Sasha ganándose la atención de Aegan—pero para que decirles si podemos acompañarlos.

Las otras dos parecieron muy de acuerdo con la idea de Sasha así que empezamos a caminar hasta el final del pasillo, y luego cruzamos a la derecha, los rayos del sol se toparon con mi cara cuando salimos a lo que supongo es el patio, en este punto ya venimos divididos en parejas, Aegan hablando con Sasha, Ares con Inna y bueno, Jules hablando sola, porque, aunque viene a mi lado no le estoy parando ni cinco.

Llegamos—avisa Inna quien ojea rápidamente a Ares y le sonríe.

Ojalá puedan inscribirse—susurra Sasha—podríamos ser muy cercanos.

Dalo por hecho—le asegura Aegan antes de acercarse y besarle las mejillas, y casi vi las piernas de la pelirroja temblar.

La molestia que había estado en el rostro de Aegan por fin se ha ido por completo, ahora luce complacido, se le ve bien, y todo eso por una razón y es que le están dando atención y no está pasando de desapercibido, no está en las sombras. El recuerdo de Stella corriendo me golpea y la incertidumbre de no conocer las razones me consumen, pero debo esperar...

El casi imperceptible chillido de la puerta, anuncia nuestra entrada a la persona dentro de la oficina, el aire frío se topa con mi cara de inmediato y siento un escalofrío recorrer mi cuerpo, me fijo en las blancas y cuidadas que están las paredes, de las cuales cuelgan algunos cuadros sobre premios y reconocimientos, la luz tenas del sol entra a la misma por una pequeña ventana, pero es el bombillo blanco quien ilumina el lugar completamente, todo lo anterior junto a algunas plantas situadas en las esquinas, le dan toque de oficina moderna.

—Buenos días, ¿en qué puedo ayudarles?

Nos pregunta quién supongo es la secretaria, la misma está sentada en un escritorio apuntando algo una computadora, lleva puesta una camisa muy parecida a la que usaba Stella el día que aparecimos en su habitación, y una cola alta.

La Chica Que Se Enamora De Personajes LiterariosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora