—Tengo que ir con ella.—dijo con la voz a punto de rompérsele.—Debo hacerlo.

Kelsey solo asintió y luego de limpiar las lágrimas que todavía corrían por sus mejillas extendió su mano y ambas se levantaron del piso. Cualquier cosa que Lauren fuese a hacer requería de un primer paso y ella estaría feliz de ayudar.

Lo curioso con la vida es que siempre va a darte lo que quieres. quizás no en el momento que tú lo quieres o de la forma en que lo quieres pero definitivamente lo tendrás, y eso puede ser tu felicidad o tu mayor castigo. Prueba de ello era Lauren, quien estaba obteniendo lo que tanto le había suplicado. Era tétrico pensarlo pero el deseo estaba cumpliéndose detalle a detalle, tal y como fue pedido, había dolor y mucho arrepentimiento por parte de la morena. Sin embargo había una pequeña diferencia, ella no estaba disfrutándolo. Mientras Camila yacía en una cama de hospital entregándole su cuerpo a aquel gran misterio que tanto nos aterra a todos, Lauren se lamentaba, lloraba sin control al recordar las palabras de Tilda y luego su corazón volvía a romperse.

Le fue casi imposible llegar a casa puesto que lo único en lo que podía ocupar su mente era en pensar en lo que había sido de Camila durante todo ese tiempo, pensar en lo que estaba ocurriendo y reflexionar sobre la realidad a la que se tendría que enfrentar si Camila no lograba sobrevivir.

Así que lo que se planeaba como un trayecto rápido de pronto se convirtió en una odisea de paradas continuas cuando los puños de Lauren chocaron una y otra vez contra el volante, luego se estacionó a un costado de la desierta carretera, recostó su cabeza sobre el asiento con los ojos cerrados queriéndose consumir por el silencio y la paz, pero la rabia no demoró en invadirla por completo. Aturdida por sus emociones prácticamente saltó del auto, dio varias idas y venidas mientras sentía como la cabeza iba a explotarle y entonces lo hizo, comenzó entre gritos y reclamos a patear las llantas y las puertas, las rocas eran demasiado grandes y pesadas como para arrojarlas contra la carrocería pero aun así lo intentó. Efectúo cada acción que su cuerpo demandó para saciar su coraje interno pero nada funcionó. Al cabo de una hora su cuerpo desfallecía de cansancio, el dolor de cabeza solo había empeorado y esa voz interna que repetía "culpa" y "muerte" permanecía ahí, torturándola con sus afiladas acusaciones.

Casi había decidido desistir de sus planes originales cuando escuchó un sonido característico provenir justo debajo los asientos traseros de su maltratado jeep. Se apresuró a entrar al auto y comenzó a buscar entre el desastre que tenía. Movió libros, ropa y un poco la tapicería que había arrancado en su desesperación hasta que dio con el pequeño aparato. Lo atendió justo antes de que dejara de sonar y de inmediato lo puso en su oído.

"¿Hola?" —cuestionó con un dejo de duda en la voz. Había recibido tantas malas noticias en el día que no podía sino desconfiar de quien quiera que la estuviese llamando.

"Lauren, es Kelsey. Te llamo desde el teléfono de Graham, el mío murió antes de que pudiera comunicarme contigo."

La menor de sus preocupaciones en aquel momento era de donde le estuviese llamando la rubia, sin embargo le producía un extraño toque de curiosidad saber quién era el tal Graham, el nombre le resultaba familiar.

"¿Graham?" —preguntó al mismo tiempo que ponía el auto en marcha. —"¿Quién es él?"

"Graham es mi prometido, Lauren.—nada más escucharlo frenó en seco. Su corazón comenzó a latir deprisa lamentándose por haberse enterado de aquella forma. Sintió como se iba formando un nudo en la garganta que le impedía hablar. ¿Cuánto más se había perdido en la vida de Kelsey por culpa de una mentira? — Nos casaremos este otoño. Pero ya hablaremos de eso en otra ocasión. Ahora lo importante es que tu..."

It Will Rain (Camren)Onde histórias criam vida. Descubra agora