๐’•๐’‰๐’๐’–๐’ˆ๐’‰๐’•๐’”, draco malfoy

By https-malfoy

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๐ญ๐ก๐จ๐ฎ๐ ๐ก๐ญ๐ฌ โ”โ” โ› how many thoughts can you keep? โœ #1 ; dracomalfoy โ‚€โ‚‡/โ‚€โ‚‡/โ‚‚โ‚€โ‚‚โ‚€ #1 ; harrypotter โ‚€โ‚‡/โ‚€โ‚‰... More

๐“๐‡๐Ž๐”๐†๐‡๐“๐’
๐๐‹๐€๐˜๐‹๐ˆ๐’๐“
i. the escape
ii. dementors
iii. hippogriff
iv. boggart
v. i like her
vi. he died for me
vii. the dog...
viii. ...isn't a dog!
ix. gryffindor's common room
x. yellow hearts
xi. prongs
xii. scabbers
xiii. always trying to saving you
โฃใ€€ใ€€๐’‚๐’„๐’•๐’ ๐’…๐’๐’”
i. changes & troubles
ii. charlie
iii. a ferret
iv. galleon head
v. fuck off
vi. hogsmade
vii. a gentleman
viii. do you want to...?
ix. yule ball
x. never in your wildest dreams
xi. cho said...
xii. padfoot
xii. third task and a scar
โฃใ€€ใ€€๐’‚๐’„๐’•๐’ ๐’•๐’“๐’†๐’”
i. dementors, again
ii. happy to see you
iii. ministry of magic
iv. umbitch
v. black quill
vi. what happened to your hand?
vii. you have us
viii. jerk
ix. what do you mean, jay?
xi. he worth it
xii. come with me
โฃใ€€ใ€€๐’‚๐’„๐’•๐’ ๐’„๐’–๐’‚๐’•๐’“๐’
i. living with the nott's
ii. malfoy manor
iii. back to hogwarts
iv. the profecy
v. we're nothing
vi. slug club
vii. but i love you
viii. extra classes
ix. christmas dinner
x. the dog
xi. who?
xii. potions
xiii. regrets
xiv. don't wanna mess with me
xv. astronomy tower
โฃใ€€ใ€€๐’‚๐’„๐’•๐’ ๐’„๐’Š๐’๐’„๐’
i. it was a cheat?
ii. grimmauld place
iii. fucking goddess
iv. a safe place
v. birthday
vi. the wedding
vii. the truth
viii. you're gonna shine
ix. godric's hollow
x. the ring
xi. patronus
xii. orion's theory
xiii. engaged
xiv. an old friend
xv. thankful
xvi. it doesn't matter
xvii. let me save her
xviii. want it back
xix. as a brother
xx. godmother
xxi. crystal ball
xxii. courage
xxiv. ready for it
xxv. trust

x. hayley's collapse

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By https-malfoy


―Cho, tranquila.

―¡No puedo!―la morena soltó un grito que se ahogó en la almohada.―Ella no tiene ningún derecho de decidir con quien puedo hablar y quien no.

―Por supuesto que no.―repuso.―Pero Marietta está chiflada, ¡te lo dije!

―Ya, ya entendí.―Cho bufó.―Además de estar molesta por nuestra amistad, parece que es porque Jason y yo hemos salido de eso, y prácticamente yo la había arrastrado ahí.

―¿Alguien puede ya decirme qué es eso?―se quejó Hayley dejándose caer en la cama.

―No está en nosotros, Hayley.―Cho le dedicó una triste sonrisa.―Deberías escuchar más a Malfoy.

―¿A Draco?―se extrañó Hayley.

―Ya veo el porqué no quedaste en Ravenclaw.―suspiró Cho.

―¡Hayley, camina más rápido!―la apuró Blaise, tomándola por el brazo.

―¡Es lo más rápido que puedo, Zabini!―se quejó Hayley, acelerando su paso.

―El Ministro está aquí y Umbridge ya viene.―avisó Draco llegando por delante de ellos.

―Chicos, ¿seguros que esa chica dice la verdad?―soltó Hayley mientras subían los escalones.―Es amiga de Cho y está molesta con ella, tal vez...

―Hayley, empieza a afrontar las cosas.―espetó Theodore. Hayley asintió, repentinamente seria. 

Draco hizo una seña para que la siguiera y ambos se ocultaron detrás de una espantosa estatua de dragón, y si fuera un buen momento, Hayley hasta se hubiera burlado.

―Espero que por fin le entiendas.―le dijo Draco antes de alzar su varita frente a ellos.

―¡AAAYYY!―se escuchó un grito seguido de un golpe en seco.

―¡Encantamiento zancadilla, Potter!―se burló Draco.―¡Eh, profesora! ¡PROFESORA! ¡Ya tenemos a uno!

Umbridge llegó jadeante detrás de ellos, pero con una sonrisa de placer en sus labios.

―¡Excelente, Draco, excelente! ¡Muy bien! ¡Cien puntos para Slytherin! Voy a sacarlo de aquí... ¡Levántate, Potter! 

Harry se puso de pie mirando con odio a Draco y a Umbridge, un atisbo de decepción apareció en su rostro al ver a Hayley frente a él. Hayley solo negó.

―Corran a ver si atrapan a unos cuantos más.―les ordenó a Draco y Hayley, quienes de inmediato asintieron—. Digan a los otros que busquen en la biblioteca, a ver si encuentran a alguien que se haya quedado sin aliento. Busquen en los lavabos, Potter y la señorita Parkinson pueden encargarse del de las chicas. ¡Deprisa!

―Iré con Pansy.―avisó Hayley cuando se alejaron de la profesora Umbridge. Draco sólo alcanzó a asentir, pues Hayley ya estaba corriendo en dirección contraria.―¡Locomotor mortis!

Las piernas de Hermione Granger se juntaron, ocasionando que esta cayera de bruces al suelo. Hayley hizo una mueca ante el impacto y se apuró a correr hacia ella. Pronunció el contra hechizo y la ayudó a incorporarse, únicamente para tomar sus manos de golpe y acomodarlas detrás de su espalda. Hayley la sostenía con fuerza.

―Hayley...

―Sólo cállate, Granger.―masculló la azabache, comenzando a andar hacia el despacho de la profesora Umbridge.

POR ORDEN DEL MINISTERIO DE MAGIA

Dolores Jane Umbridge (Suma Inquisidora) sustituye a Albus Dumbledore como director del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería.

Esta orden se ajusta al Decreto de Enseñanza n.°28.

Firmado:
Cornelius Oswald Fudge
Ministro de Magia

―Ew.―soltó Hayley al ver el decreto colgado en el vestíbulo.

―No te quejes.―repitió Draco. Hayley refunfuñó unas cuantas cosas antes de que el rubio le pasara un brazo por los hombros y la incitara a caminar.

―No quiero ver a Harry, Draco.―advirtió Hayley al ver el rumbo que llevaban.

―Será divertido.―aseguró el rubio.

Hayley bufó.

―No soporto la prepotencia con que trata a los demás profesores, la muy estúpida, engreída y arrogante...

―A ver, Granger, ¿cómo termina esa frase?―soltó Draco con tono burlón. Hermione, Harry, Ron y Ernie Macmillan fijaron su mirada en ellos. Hayley se cruzó de brazos y alzó la barbilla.―Me temo que tendré que descontar unos cuantos puntos a Gryffindor y a Hufflepuff.―sentenció.

―Los prefectos no podemos descontarnos puntos entre nosotros, Malfoy.―saltó Ernie de inmediato.

―Eso ya lo sabemos.―Hayley rodó los ojos.―Pero los miembros de la Brigada Inquisitorial...

―¡¿La qué?!―exclamó Hermione.

―La Brigada Inquisitorial, Granger.―repitió Draco, señalando las pequeñas letras plateadas B. I. que ambos llevaban en la túnica, debajo de su respectiva insignia de prefectos.―Un selecto grupo de estudiantes que apoyan al Ministerio de Magia, cuidadosamente seleccionados por la profesora Umbridge. Los miembros de la Brigada Inquisitorial tienen autoridad para descontar puntos. Así que, Granger, a ti te voy a quitar cinco por hacer comentarios groseros sobre nuestra nueva directora. Macmillan, cinco puntos menos por llevarme la contraria. Y a ti otros cinco porque me caes mal, Potter. Weasley, llevas la camisa fuera de los pantalones, tendré que quitarte cinco puntos por eso. Ah, sí, se me olvidaba, eres una sangre sucia, Granger: diez puntos menos.

―Menos diez puntos por ser unos malditos traidores.―masculló Hayley.

―Que sean veinte.―concordó Draco. Chocaron las palmas y rieron, dando media vuelta para irse.

―Tenemos que hablar.―espetó Harry de la nada. Hayley se tensó.

―Ahórrate tu discurso, Harry.―bufó Hayley aún sin volverse a él.―Desde ahora, cualquier cosa que salga de tu tonta boca no tiene valor para mí.

Hayley negó con la cabeza repetidamente e intentó seguir su camino junto a Draco.

―¡Tienes que entenderme!―exclamó Harry exasperado.

―¿Entender qué?―Hayley giró de golpe y avanzó hasta quedar cara a cara con él.

―¡Que no puedo confiar en ti! ¡No cuando siempre estás con... ellos!―apuntó hacia las puertas del Gran Comedor, de donde venían saliendo Blaise y Theodore riendo animadamente.

―¿Cómo demonios planeas que entienda eso?―gritó Hayley indignada.―¿Sabes, Harry? Me sorprende lo mierda que puedes ser cuando te lo propones.

―Hayley, yo...―balbuceó Harry, sintiendo como quemaba el tono herido de su hermana.

―Muchas personas me lo advirtieron, ¿sabías? Draco, Cho, Jason... ¡incluso Canuto! ¿Y sabes otra cosa? ¡Tres de ellos dijeron que estaba en tus manos confesarme algo así! ¿Y adivina qué? ¡No lo hiciste, pedazo de idiota! ¡Y no lo hubieras hecho nunca si no fuera porque te descubrieron! ¡Me tienes en mi límite, Harry!―su respiración era pesada, apenas podía mantenerse.

―Pero Hayley...

―Mierda, estoy... ¡ESTOY CANSADA DE DECEPCIONARME DE TI!

El vestíbulo quedó en un silencio sepulcral, donde el último sonido había sido el sollozo ahogado de Hayley después de gritar. Theodore fue el primero en reaccionar y corrió hasta la azabache para rodearla entre sus brazos; su mirada hacia Harry fue pesada, ni siquiera tuvo que hablar para expresar el odio que tenía hacia él en ese momento. Harry parpadeó, estupefacto, y retrocedió mirando la escena.

Después, lo único que se escuchó fueron los pasos de unos tacones entrando al vestíbulo. La severa mirada de Minerva McGonagall recorrió el lugar: Harry parecía que había recibido un Petrificus Totalus, detrás de él aún estaban Hermione, Ron y Ernine en completo silencio; Draco y Blaise se habían quedado con los ojos abiertos en par, sin saber qué hacer o decir; y luego estaba Theo, que solo abrazaba a Hayley.

―¿Qué es lo que pasa aquí?―habló por fin la profesora McGonagall.

―Nada importante.―se apresuró a contestar Blaise, carraspeando la garganta.

―Eso espero, señor Zabini.―dijo la profesora, dirigiéndole una rápida mirada a Hayley.―¿Ustedes no tienen otra cosa por hacer?―preguntó a una bola de alumnos que se asomaban por las puertas del Gran Comedor, quienes rápidamente volvieron a sus mesas.―Eso pensé. Nott, Zabini y Malfoy, ¿Podrían llevar a la señorita Potter a la enfermería? Sé que sí. Señor Potter, acompáñeme, por favor. La directora quiere hablar con usted. ¡A solas, señor Weasley!

―Vamos.―susurró Theo y Hayley asintió. 

Nott hizo una seña a Blaise y Draco, y así los cuatro comenzaron a andar a la enfermería en silencio. Hayley ya no lloraba, pero de vez en cuando se podía escuchar como sorbía su nariz.

―¿Qué es lo que pasa?―preguntó una preocupada Madame Pomfrey cuando llegaron.

―Necesita una poción tranquilizante.―habló Theo. Madame Pomfrey asintió de inmediato y le indicó a Hayley que fuera a alguna de las camillas, la mayoría estaban vacías.

―Estoy muy cansada.―murmuró Hayley tallando sus ojos con la manga de la túnica.

―¿Te duelen las rodillas?―se burló Blaise.

―Ahora que lo dices, sí.―dijo Hayley con el entrecejo fruncido y con algo de esfuerzo, subió a la camilla y balanceó sus pies.

―Toma esto.―Madame Pomfrey llegó junto a ella, tendiéndole una pequeña botellita. Hayley hizo una mueca y le dio un trago.

―¿Puedo irme?―preguntó Hayley, acomodando sus gafas.

Tras vacilar un buen rato, Madame Ponmfrey asintió algo dudosa.

―Espera a que la poción haga efecto y puedes irte.―habló antes de dejarlos solos.

―Dijo que ya podíamos irnos.―sonrió Hayley a los tres chicos frente a ella, todos recargados en la camilla de al lado.

―Espera un poco.―Blaise rió, rodando los ojos.―Tiempo perfecto en el que nos podrías decir que demonios pasó allá.

Hayley hizo una mueca.

―Exploté, supongo.―se encogió de hombros.―Sé que le da igual, al final de cuentas.―suspiró con pesadez.―¿Nos vamos?

Los tres asintieron y se dispusieron a irse, pero Hayley se quedó en su mismo lugar.

―¿Qué?―preguntó Draco al notar que ella no se movía y solo lo miraba fijamente.―Merlín, a veces me sorprendo de como sigo soportandote.

―Yo también.―admitió Hayley con una pequeña sonrisa. Pasó sus brazos por su cuello y Draco la tomó de las piernas para alzarla.― ¡Yay!

―No pregunten, par de idiotas.―masculló Draco saliendo de la enfermería con Hayley colgada a él como tal koala. Hayley les hizo una mueca graciosa a Theo y Blaise sacando la lengua, los dos ahogaron una carcajada y siguieron a Draco lo más serios que pudieron.

La poción de Madame Pomfrey parecía más una poción para dormir, porque ni bien habían dado vuelta en el pasillo, Hayley cayó rendida.

―Cuando llora le da sueño.―había explicado Theodore, ganándose las confundidas miradas de Draco y Blaise.―¡Solo lo sé!―se defendió.

―Como digas.―farfulló Draco antes de decir la contraseña y darse paso a la sala común, atrayendo una que otra mirada cuando con paso decidido se dirigió a las habitaciones de los chicos. Theo y Blaise se quedaron a esperar en la sala común.

Draco dejó con cuidado a Hayley sobre la cama y tiró una manta sobre ella, se apresuró a salir de la habitación antes de que por cualquier cosa ella decidiera despertar.

―¿Te gusta?―espetó Draco de la nada, sobresaltando a Theodore.

―¿Disculpa?―Theo se volvió hacia él. Igual que Zabini, estaba aguantando una carcajada.

―Que si te gusta Hayley, idiota.―Draco rodó los ojos con fastidio.

―No.―Theo soltó una carcajada y Malfoy casi suspira de alivio.―Mira, hurón.―soltó burlón.―Lo que pasó en el vestíbulo solo fue un... instinto.―trato de explicar.―Instinto de protección.―aclaró.―Después de todo, pasamos más de la mitad del día juntos, ¿no? ya es como mi hermana.―se encogió de hombros.

―Eso espero.―Draco entrecerró los ojos.

pAtA dE pErrO:

es algo difícil enviar cartas ahora, así que le pedí a lUnAtIcO que te entregara esto, intentaré ser breve y que no me odies.

entendí por fin lo que todos decían de h, y me duele saberlo porque tuve que enterarme por mi misma en vez de que él me lo confiara. 

en fin, me uní a quien tú sabes (voldy no) por recomendación de mis amigos y está trayendo sus frutos. cosas de slytherins que no planeo que entiendas, pero bien.

sé que sigo siendo tu favorita.

cOrnAmEntA pero en chiquito.

―Que te quede claro que esto lo hago por Sirius y no por ti.―avisó Hayley antes de entrar a la chimenea del despacho de Umbridge junto a Harry.

Los gemelos Weasley habían persuadido hasta el cansancio a Hayley a acompañar a Harry al número doce de Grimmauld Place para hacerle una corta visita a Sirius, pues Harry había visto un mal recuerdo de Snape en sus clases de oclumancia y parecía no poder sacarse eso de la cabeza. Fred y George habían dicho tener algo en mente para distraer a Umbridge, y así los mellizos Potter podrían entrar por la chimenea del despacho de la profesora, ya que las demás eran vigiladas. Sonaba un buen plan y aunque no lo fuera, Hayley iría de todos modos.

―Bien.―murmuró Harry.

―¡Al número doce de Grimmauld Place!―exclamaron lanzando los polvos flu.

―¿Sirius?―preguntó Hayley con cautela. Salió apenas un poco de la chimenea para encontrar a un hombre leyendo, pero este era Lupin.―¡Remus!

―¿Hayley, Harry?―se sobresaltó.―¿Qué hacen uste...? ¿Qué ha pasado? ¿Va todo bien?

―Sí.―se apresuró a contestar Harry.―Solo queríamos... bueno, charlar un poco con Sirius.

―Yo solo quiero verlo.―Hayley se encogió de hombros.

―Voy a buscarlo.―dijo Lupin e inmediato se puso de pie.

Remus volvió con Sirius minutos después.

―¿Qué es lo que pasa?―preguntó Sirus antes de que Hayley se lanzara a abrazarlo. Sirius le besó la frente.― ¿Están bien? ¿Necesitan ayuda?

―No... no pasa nada―contestó Harry.―Solo quería hablar... de mi padre.

―Solo se volvió loco otra vez, no le hagas caso.―bufó Hayley molesta.

―Ahora hablaremos de lo otro.―Hayley asintió con una mueca pues, lo otro, no era su tema preferido.

Harry les contó como en el recuerdo de Snape, James y Sirius le hacían una no tan inocente broma a Snape, Lily Potter (en ese entonces Evans) llegaba a defender a su amigo y terminó siendo llamada sangre sucia por  él mismo.

―¡Hey! ¡La llamó sangre sucia, lo merecía!―intentó defender Hayley a su padre.

―Tu novio llama sangre sucia a Hermione todo el tiempo y no te veo quejarte por eso.―le recriminó Harry.

―¡No es mi novio!―chilló Hayley.

―¿Aún no son novios?―se quejó Sirius, ganándose una mala mirada de Harry.―Quiero decir... puristas.―y negó la cabeza con desaprobación.

―No quisiera que juzgaras a tu padre por lo que viste allí, Harry. Sólo tenía quince años...―comenzó Lupin.

―¡Yo también tengo quince años!―protestó Harry.

―Miren.―intervino Sirius.―James y Snape se odiaron a muerte desde el día que se vieron por primera vez, sentían aversión mutua, eso lo entiendes, ¿verdad? Con el no-novio de Hayley. Creo que James tenía todo lo que a Snape le habría gustado tener: amigos, era bueno jugando al quidditch... Era bueno en casi todo. Y Snape no era más que un bicho raro que se emocionaba por las artes oscuras, y James siempre odió las artes oscuras, eso se los puedo asegurar.

―Ya, pero atacó a Snape sin motivo, sólo porque..., bueno, sólo porque tú dijiste que te aburrías.―soltó Harry con voz apenada.

―Mira, Harry, lo que tienes que entender es que tu padre y Sirius eran los mejores del colegio en todo. Los demás pensaban que eran insuperables, y si a veces se dejaban llevar un poco...―dijo Lupin.

―Sí, a veces eramos unos idiotas arrogantes.―acotó Sirius.

―¿Estaba jugando con la snitch?―preguntó Lupin.

―Sí.―Hayley notó como Sirius y Remus sonreían con nostalgia y de solo imaginarlo, Hayley sonrió también.

―Quiero ese recuerdo.―bufó Hayley.

―... Me pareció que era un poco idiota.―continuó Harry.

―¡Pues claro que era un poco idiota!―admitió Sirius.

―Sí, Harry, ¡solo mírate a ti! No eres la mejor persona para venir a quejarte de lo que hizo papá hace más de quince años, por Merlín.―soltó Hayley.

―Bien, ahora hablemos de...

Sirius se quedó callado. Habían escuchado unos pasos a lo lejos.

―¿Es Kreacher?―curioseó Hayley.

―No.―respondió Sirius.―Debe ser alguien de tu lado.

―¡Tenemos que irnos!―dijo Harry apresuradamente.

―Aguafiestas.―bufó Hayley, despidiéndose rápidamente de Sirius y Remus.―¡Nos vemos luego!

Harry apenas alcanzaron a cubrirse con la capa invisible, y recién lo hicieron, Filch irrumpió en el despacho. Parecía contentísimo por algo y hablaba solo, febrilmente, mientras cruzaba la habitación; abrió un cajón de la mesa de la profesora Umbridge y empezó a revolver los papeles que había dentro.

Cuando se fue, Harry y Hayley salieron del despacho de la profesora Umbridge y al llegar a un piso inferior, Hayley salió de la capa al ver bastante alboroto. Divisó a Draco con la mirada y corrió hasta él.

―¿Dónde estabas?―inquirió.

―Por ahí.―Hayley sonrió inocente. Luego, alzó la vista al cielo y divisó dos cabelleras pelirrojas montando una escoba.―Estoy tan orgullosa de ellos.―suspiró Hayley.

Draco la miró mal.

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