Sincronías y Armonías [Saga A...

By Nozomi7

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Continuación de "Melodías y Ambrosías". No recomiendo leer esta parte sin antes haber leído las dos primeras... More

❧ Introducción ☙
❧ Sinopsis ☙
❧ Prefacio ☙
❧ Epígrafe ☙
❧ Primera Parte - ¿Una segunda oportunidad? ☙
Portada [Primera Parte]
❧1. Distancias y Sincronías ☙
❧ 2. Recelos y Celos ☙
❧ 3. Confusión y Desilusión ☙
❧ 4. Culpas y disculpas ☙
❧ 5. Confusiones y Suposiciones ☙
Sorteo y un par de cosas más
❧ 6. Revelaciones y Proposiciones ☙
Adelanto (1)
❧ 7. Complicaciones y Demostraciones ☙
❧ 8. Indecisiones y Recuerdos [Parte 1]☙
❧ 8. Indecisiones y Recuerdos [Parte 2]☙
❧ 9. Amistades y Revelaciones ☙
Concurso de Fanfics y un par de cositas más
❧ 10. Juego de Espías ☙
❧ 11. Letanías y Sincronías ☙
❧ 12. Declamaciones y Reconciliaciones ☙
Adelanto (2)
❧ Capítulo 13: Pasos y Celos ☙
Feliz cumpleaños, Rodrigo <3
❧ Capítulo 14: Reclamaciones y Emociones☙
Anécdotas sobre el capítulo 14 y aclaraciones varias
❧ Capítulo 15: Enseñanzas y Sanaciones ☙
❧ Capítulo 16: Alcances y Balances ☙
❧ Capítulo 17 [Primera Parte] ☙
❧ Capítulo 17: Fantasmas del Pasado [Segunda Parte] ☙
Mitos y dudas sobre la depresión
❧ Capítulo 18: Aguas y Bebidas ☙
Curiosidades - Capítulo 18
❧ Capítulo 19: Trampas e Inocencias ☙
Preguntas y extras - Capítulo 19
❧ Capítulo 20: Confesiones y Descubrimientos ☙
Curiosidades - Capítulo 20
Mini manga - Capítulo 20
❧ Capítulo 21: Sol y Chocolate ☙
❧ Capítulo 22: Trivialidades y Regalos [Primera Parte] ☙
Aclaraciones y Curiosidades - Capítulo 22 [Primera Parte]
❧ Capítulo 22: Trivialidades y Regalos [Segunda Parte]☙
Pregunta preguntona
Capítulo 22: Trivialidades y Regalos [Tercera Parte] ☙
Aviso antes del capítulo final
Capítulo 22: Trivialidades y Regalos [Parte 4] [CAPÍTULO FINAL]
Epílogo
Respuestas y curiosidades varias luego del epílogo [Primera Parte]
Encuesta
Cuestionario de respuestas a contestar [Segunda Parte]
Respuestas y curiosidades [Última parte]
Epígrafe [Segunda Parte]
Prefacio: Lágrimas que fortalecen [Segunda Parte]
Portada - [Segunda Parte]
Capítulo 1: Lágrimas y Confesiones
Curiosidades - Capítulo 1
Capítulo 2: Amistades y Decisiones
Anotaciones - Capítulos 2
Capítulo 3: Preludios y Compenetraciones [Primera Parte]
Capítulo 3: Preludios y Compenetraciones [Segunda Parte]
Capítulo 3: Preludios y Compenetraciones [Parte 3]
Anotaciones, meme y adelanto - Capítulo 3
Mini manga - Capítulo 3
Capítulo 4: Resiliencia [Primera Parte]
Capítulo 4: Resiliencia [Segunda Parte]
Capítulo 4: Resiliencia [Tercera Parte]
Minimanga - Capítulo 4
Capítulo 5.- Mentiras y Promesas
Capítulo 6.- Encuentros y Estrategias
Capítulo 7.- Pendientes y Aprovechamientos
Aclaración sobre contenido adulto
Capítulo 8: Poesía clandestina
Debate sobre lo que se viene
Capítulo 9. Culpas y Apegos [Primera Parte]
Capítulo 9: Culpas y Apegos [Segunda Parte]
Capítulo 10.- Sin límites [Primera Parte]
Capítulo 10: Sin límites [Segunda parte]
Capítulo 10 - Sin límites [Tercera parte]
Preguntas y respuestas - Capítulo 10
Capítulo 11.- Nadas y Distancias
Capítulo 12: Amistades y Sorpresas [Segunda Parte]
Capítulo 12.- Amistades y Sorpresas [Tercera Parte]
Capítulo 13. Trastocamientos y Necesidades
Capítulo 14: Acusaciones y Preocupaciones
Capítulo 15.- Limerencia y Aprendizaje
Capítulo 16.- Confesiones y Empatías
Capítulo 17. Lecciones y Confianzas
Capítulo 18.- Confianzas y Espacios
Capítulo 19.- Negaciones y Dobles
¡¡¡Regresamos!!! (y algo más ^^)
Capítulo 20 - Rechazos y Recuerdos [Primera Parte]
Entrevista a Rodri (el real) - Parte 1
Capítulo 20: Recuerdos y Rechazos [Segunda Parte]
Entrevista al Rodri (el real) - 2da parte
Capítulo 20 - Rechazos y Recuerdos [Tercera Parte]
Entrevista a Rodri (el real) - Tercera Parte
Capítulo 21. Entendimientos y Promesas [Primera Parte]
Entrevista al Rodri Real [Parte 4]
Capítulo 21. Entendimientos y Promesas [Segunda Parte]
Entrevista a Rodri Real [Quinta y última parte]
Capítulo 22. Amistades y Reflexiones

Capítulo 12: Amistades y Sorpresas [Primera Parte]

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By Nozomi7

Nota de la autora

Para el significado de algunas palabras, dado que veremos en escena a Xico, y él se caracteriza por hablar con bastante jerga peruana, lo de siempre: recomiendo leer las notas de a pie del capítulo.

**********

—Hola, flaca, llegó tu rey. ¿Quieres ser mi reina y acompañarme en mi reinado de amor?

Xico y su amiga habían quedado en encontrarse en la secundaria de ella, a la salida de clases. Le había dado indicaciones de cómo llegar al susodicho lugar. Y mientras la joven terminaba de dar las últimas órdenes a sus compañeros para los preparativos para los stands de su sección para el bingo, él hacía tiempo hasta que llegara.

Al principio, le había molestado la demora de Aira. ‹‹¿Por qué mierda habré aceptado esperarla? ¡Todas las mujeres son iguales!››, se quejaba mientras se acomodaba la capucha en la cabeza y  escondía las manos en sus bolsillos para resguardarse del frío. Pero, cuando pateó una piedra delante de sí y vio en dónde caía, a los pies de una atractiva jovencita de cabello rubio rizado, quien junto con sus amigas conversaba despreocupadamente, no pudo menos que sonreír.

Las blancas y esbeltas piernas de aquella, ataviadas de manera armoniosa por la falda escolar y las medias arrugadas que cubrían sus pantorrillas le mostraban una de sus vistas favoritas en una mujer. Y era que Xico, desde siempre, había tenido un fetichismo por las piernas femeninas. Mientras más largas y esbeltas, mejor para él. No obstante, sus técnicas para conquistar a la poseedora de aquellas distaban mucho de poder atraerla.

—¿Y este de dónde ha salido? —dijo en un susurro a sus amigas, con un gesto de rechazo que no se esforzó en disimular.

—Habla, mi reina. ¿Quieres que te acompañe? —insistió el susodicho, abandonando el cerco de un parque en donde se hallaba apoyado, y fingiendo un tono de voz grave—. Lima es una ciudad peligrosa, necesitarás de un guardián como este pechito(1) y...

—¡Estás loco! —habló indignada.

—Pero de amor por ti, preciosa.

Le envió un beso volado a la chica. Esta le hizo un desdén con un gesto del rostro, tomó su mochila y les ordenó a sus amigas que cruzaran al otro lado de la calle para alejarse de él.

—¡Pituca(2) de mierda! —dijo mascullando de rabia.

Pero aquella pronto se le fue. De pronto, un vendaval de jóvenes salía del colegio pasando frente a él, atractivas estudiantes incluidas, las cuales, como antes, capturaron pronto su atención.

—¡Puta madre, qué mujerones hay acá! —exclamó, embobado, mientras sus ojos no sabían en dónde detenerse, ya que más de una estudiante capturaba poderosamente su atención—. ¡Gracias, huevona, por decirme que te viniera a recoger! —Una estúpida sonrisa se dibujó en su rostro.

‹‹¡Habla, jermita(3)!››, ‹‹Dime, ¿cuál es tu cau cau(4)?›› y ‹‹¿Quieres que te acompañe al paradero, mi amor?›› fueron varios de los diálogos que el bien intencionado de Xico soltaba en su plan de conquista. Pero, como antes, solo recibió miradas y gestos de rechazo de inmediato.

—¿Y estas pitucas de mierda qué tienen en el cerebro? —habló en voz alta, luego de recibir el quinto rechazo a sus piropos—. Sabía que eran unas creídas, pero no tanto. —Soltó un suspiro de fastidio—. ¡Que se vayan a la mierda!

Incómodo, el joven movió la cabeza en varias direcciones de la puerta del colegio y del gentío que salía de él, en busca de Aira. Pero, transcurridos varios minutos, empezaba a aburrirse de la espera y de las miradas de sospecha que recibía de parte de los alumnos y de personal de la escuela que salía.

—Mafer, tengo miedo. Ese tipo tiene cara de pandillero —dijo una de las chicas en voz alta, pocos metros más allá, mirándolo con desconfianza.

‹‹¿Qué?››, pensó el aludido, quitándose la capucha de la cabeza. Envalentonado, la miró y le preguntó:

—¿Qué pasa? ¿Te refieres a mí? —Se señaló al rostro—. ¿Qué tanto me miras? ¿Quieres una foto mía calato(5)?

Las tres chicas retrocedieron, asustadas.

—¿No querrá robarnos? —susurró una.

—¿Y si vamos por la otra calle?

—¿Por qué no le dices a tu chofer que se estacione en la esquina? —dijo otra, volteando de reojo para ver en dónde se encontraba el carro que iba a recoger a una de sus amigas, de paso para cerciorarse si Xico todavía se hallaba ahí.

—¡Buuuuuuu! —exclamó el joven en voz alta detrás de las susodichas.

Estas gritaron y saltaron como alma que les llevaba el diablo. De inmediato, corrieron con dirección sur de la calle, alejándose del amigo de Aira.

—Sabía que los pitucos eran estúpidos, pero no tanto.

Soltó una gran carcajada, que por poco le provocó que le doliera la panza. Mas, cuando seguía recibiendo algunas miradas de desconfianza, la situación empezó a aburrirlo sobremanera.

‹‹¿Tanto se demora la huevona?››.

Transcurridos varios minutos más, la impaciencia ya lo carcomía. De inmediato, sacó su teléfono. Empezó a digitar las teclas necesarias para buscar entre sus contactos el número de Aira. Pero, cuando ya iba a llamarla, un toque en su espalda le hizo saber que no era necesario:

—Habla, imbécil. ¿Hace mucho que me estás esperando?

***********

—Oye, huevona. —Le haló de una de las colas a Aira para capturar su atención.

Esta se quejó y le replicó:

—¿No me puedes llamar por mi nombre o de manera cariñosa? Que soy tu mejor amiga, imbécil.

—Si es de cariño. Aparte, tú siempre me insultas.

—Pero con estilo.

—Déjate de pitucadas y sigue andando, vamos.

Ella lo miró con reproche para luego continuar su camino.

—¿Cómo aguantas estar tanto tiempo entre tanto pituco retrasado y no te has vuelto una mongola? —Volteó para mirar a Ana—. Sin ofender, ¿eh?

La aludida abrió los ojos ampliamente.

‹‹¿Me ha llamado retrasada?››.

Aira se rió. Más todavía, cuando vio el gesto de confusión en el rostro de su amiga, se carcajeó peor.

—No le hagas caso —le dijo a Ana. Esta no parecía convencida—. Siempre es así de malhablado y maleducado, pero en el fondo es muy bueno.

En ese instante, Xico no tuvo reparos en escupir a la acera. La saliva salpicó en los zapatos de Ana, obligándola a retroceder un par de pasos.

—¿Estás segura? —Hizo un gesto de asco.

—Huevón, ¿no te puedes aguantar a ir a un baño?

—¿Ah? —Enarcó la ceja, confundido.

—¡No seas cochino!

—¿Y qué quieres? ¿Que me trague el moco? ¡Ni hablar! Me ahogo.

Si el gesto de repugnancia en Ana podía acentuarse, ahora era el momento.

—¡Qué asco! —dijo Aira.

—¡Espérenme un rato, flaquitas, ya vengo!

—¿Eh?

Aira haló a su amiga a un lado de la vereda. Aprovechó que Xico se había dirigido a un árbol del parque de al lado para orinar, para asegurarse de despejar los temores en su amiga. 

Y no estaba equivocada. Ana la miraba con una cara de ‹‹¡Sálvame!››, que la joven no perdió tiempo en decirle lo siguiente:

—Mi amigo es un poco... ehhhhh, neanderthal, ¿sí? —dijo con incomodidad.

—Ya me acabo de dar cuenta.

Lo miró de reojo. El susodicho movía las caderas al tiempo que ‹‹regaba el jardín››, como él lo llamaba cada vez que se le antojaba orinar en la calle.

Aira sacudió la cabeza al tiempo que intentaba explicarle a su amiga que, a pesar de la mala impresión, el joven era una buena persona.

—No por gusto es mi mejor amigo, Ani. Y no confío en cualquier persona.

—Sí, pero... —Frunció el ceño, poco convencida.

—Estuvo conmigo en las buenas y en las malas siempre. Es más, fue el único de mi colegio que me fue a visitar cuando estuve en el orfanato, ¿eh?

—¿Nadie más te fue a ver cuando estabas ahí? —preguntó, sorprendida.

Ella meneó la cabeza.

—Solo mi padrino, mi abuelita y él. Si no hubiera sido por ellos, me hubiera sentido más sola entonces —dijo cabizbaja.

—¿Ni siquiera tu madre?

—Hace tiempo que no sé de ella, ni me importa. Solo me fue a visitar un par de veces para pedirme que mintiese: dijese al juez que no me pegaba, y que cuidaba muy bien de mí y de mi hermano, ¡pero ni una mierda! Ya suficiente callé. ¡Que ahora se joda y asuma las consecuencias!

Ana hizo un mohín en el rostro, asombrada. Empezó a comprender, en su verdadera magnitud, del pasado de su amiga.

Sabía que ella venía de una realidad muy distinta a la suya. Mas, una cosa era escucharla y otra apreciarla de primera mano.

El dejo de rabia y decepción en el rostro de Aira era tan evidente, que quiso decirle algo para reconfortarla, pero no pudo. Su desconocimiento sobre hogares desestructurados, violencia familiar y todo lo que esto implicaba le estampó en la cara, incapaz de formular las palabras necesarias en un momento así.

Solo atinó a bajar la cabeza, pensativa. Finalmente, cogió con nerviosismo su maletín con su mano derecha y empezó a avanzar a paso lento mientras hacía hora para aguardar a Xico.

—¿Esperamos a tu amigo en la esqu...?

No pudo terminar su diálogo. En ese instante, distraída porque su cabeza todavía seguía pensativa por lo que su amiga acababa de contarle, había cruzado la calle, pero sin mirar que un coche venía hacia ella.

Aira estuvo a punto de gritarle para advertirle, mas no fue necesario. En un acto reflejo propio de un felino, Xico había tomado a Ana del brazo, de forma torpe pero oportuna, para salvarle de ser arrollada por un camión de mudanza que pasaba por ahí.

—Eeeeeepa, flaquita —dijo con un gesto de reproche al tiempo que la traía más para la acera—. ¡Que te nos vas a matar!

Aira dio un suspiro de tranquilidad.

—¿Pero, en qué estabas pensando? —gritó, desesperada, dirigiéndose a su amiga—. ¡Por poco y te atropellan!

—Yo... —musitó, todavía aturdida por la situación.

—¡Seguro que en las próximas compras que va a hacer! —agregó con ironía—. O sea —cambió su tono de voz por el acento de los pitucos—, ¡lo juro por mi manicure! Deja que llame a mi papi y me recoja en su monopatín para irnos de compras, ¿manyas(6)?

Aira se tapó la boca en un esfuerzo por no reírse.

—¿Eh? —dijo confundida Ana.

—¿O lo juran por el último Iphone que se han comprado? —agregó Xico.

La joven arrugó la cara, al darse cuenta de la situación.

—¡Ni siquiera me hago manicure, tonto! —dijo, ofendida, caminando rápido y dejando a ambos amigos atrás.

—¿Y a esta qué mosca le picó?

—¡Ani, espera!

La joven atajó a su amiga, antes de que doblara la esquina.

—Deja que te acompañemos a tu paradero siquiera y...

—¿Para que tu amiguito se siga burlando de mí?

Aira suspiró. Era evidente el gesto de fastidio en el rostro de su amiga y no era para menos.

—Es un poco tonto, sí, pero es buena gente, ya te dije.

Ella no parecía muy convencida de su acotación.

—¡Te salvó la vida! —agregó.

—Sí, pero... —acotó, todavía poco convencida.

—¿Cuándo van a terminar su conversación, flaquitas bonitas? —dijo Xico, viniendo detrás de ellas.

‹‹¿Bonitas?››.

—No te olvides de que quedamos en irnos a comer para hablar con más calma —movió la cabeza en dirección a Aira— de lo que tú ya sabes, huevona. Tengo un filo(7) de mierda, que soy capaz de tragarme un caballo ahora mismo.

—¿Nos has dicho...? ¿Nos has dicho bonitas? —Ana pasó saliva, incrédula.

—¿Ah?

—¿Te...? ¿Te parecemos bonitas?

Él entreabrió los ojos.

—Es un decir. Me parecía que rimaba. Como a esta flaca le gusta las poesías —indicó a Aira con su dedo pulgar derecho— y siempre se queja de que le diga huevona, pues se me ocurrió.

Ana se le quedó contemplando, confundida.

—Pero, en serio, ¿te parecemos...? ¿Las dos...? ¿Las dos te parecemos bonitas?

Aira pestañeó varias veces los ojos, incrédula ante lo que acababa de atestiguar. Xico hizo un gesto, entre divertido y convencido de lo que iba a responder:

—Pues sí. —Se encogió de hombros.

—De hecho, más que bonita, no se cansa de decirme que tengo buenos melones el pervertido este.

Al contrario de ella, Aira le dio un par de codazos a su amigo, a lo que este exageró que le pegaba.

—Macho peruano que se respete sabe apreciar unos buenos senos —dijo muy orondo. Volvió a recibir un par de codazos de su amiga, a lo que se quejó—: ¡Oye, deja de pegarme!

—Ya veo —habló Ana con tristeza, continuando su andar delante de ambos.

‹‹Como siempre, los hombres solo se fijan en las curvas››.

—Unas buenas tetas y un buen culo siempre son de agradecer en una mujer para que nos parezca bonita.

—¿Podrías dejar de decir mañoserías(8)? ¡Por lo menos disimula delante de mi amiga, pervertido de mierda!

Ana proseguía su camino, ignorando a lo que ambos amigos se decían, mas lo siguiente que agregara Xico la hizo sonrojar:

—Pero un par de largas y bonitas piernas como las de tu amiga, también te alegran la vista.

Ella se detuvo.

—¿En serio? —le increpó al tiempo que volteaba para dirigirse a ambos amigos.

Aira y Xico se detuvieron con ella.

—¿No te parecen muy delgadas? —prosiguió.

Él la contempló de abajo para arriba con detenimiento, sin pudor alguno.

—¡Oye, deja de mirar a mi amiga así! —Le pegó en la frente.

—Pero si ella me ha pedido mi opinión.

—Ani...

La joven iba a decir algo más, pero al ver cómo su amiga buscaba ansiosa la respuesta de Xico, puso los ojos como plato.

‹‹¡¿Qué diablos?!››.

—Pues sí. —Se encogió de hombros—. Tienes buenas piernas, flaca.

—¿De...? ¿De verdad?

—¡Ya! Este pechito nunca miente en cuanto a piropear a una jerma. Me encanta lookear(9) unas buenas piernas; yo te puntúo un ocho sobre diez. Y te aconsejaría que te subieras el largo de la falda. Lo bueno debe mostrarse, ¿no crees? —Le guiñó el ojo, se puso las manos en el bolsillo y continuó caminando.

—Gracias —dijo Ana totalmente embelesada.

‹‹¿Qué mierda acaba de ocurrir aquí?››, pensó Aira, con un gesto de confusión y de espanto.

Cuando llegaron al paradero para embarcar a Ana y, antes de que llegara su bus, que ya se avistaba a lo lejos, ella lo interpeló:

—¿Tu nombre es Xico?

Él se carcajeó.

—¡Qué inocente, mija! —Alzó el brazo, debido a la diferencia de tamaño entre ambos, y le dio un par de palmaditas en la frente—. Huevona, tu amiga es cool.

—Su nombre es Manuel, de cariño todos le dicen Mañuco, a excepción de mí que le digo Xico porque es enano.

—¡Soy de tu tamaño, imbécil!

—Pero yo soy mujer. En un hombre se ve mal que sea tan pigmeo como tú —dijo, triunfante.

Él le sacó la lengua e hizo un gesto infantil, provocando que Ana se riera.

—Es un bonito nombre, Manuel —dijo sonriendo de manera tímida al tiempo que jugaba con el asa de su mochila.

—¿Ah? —preguntó el susodicho.

En ese instante, por una razón que desconocía, él se sonrojó.

—Ani, ahí viene tu micro.

—Bueno, ya me voy.

Le dio un beso en la mejilla a su amiga. Pero, cuando iba a hacer lo propio con Xico, se detuvo y agregó:

—Fue un gusto conocerte. ¿Vendrás otra vez a la escuela?

—Si la huevona me invita. —Se encogió de hombros.

Ani se despidió de ambos con un gesto con la mano y subió al micro, siendo contemplada por detrás por Xico, quien seguía prestando atención en una parte de su fisonomía:

—Sí que tiene buenas piernas la flaca.

—¿Quieres dejar de ser tan mañoso con mi amiga? —dijo Aira al tiempo que volvía a darle una palmada en la frente.

Xico se quejó para luego reírse de su enésima pelea con la joven, pero ahora animado por un motivo más.

**********

Ambos amigos se fueron a comer a un restaurante un poco más alejado de la escuela. Conocedora del rango de precios de la zona, Aira decidió que lo más prudente para su bolsillo, porque ella invitaría la comida de los dos, sería ir a uno en donde los precios fueran más razonables.

Camino al restaurante, le había contado los pormenores de las coincidencias de su reencuentro con Rodrigo, su posterior reconciliación con él, de lo difícil que le era sobrellevar su rol de madre con el de pareja, así como el tener que lidiar con el horario entre ambas labores.

No estaba demás decir que Xico, durante el transcurso de la charla, puso un gesto de espanto, sorpresa y posterior decepción al enterarse de que la joven había vuelto con el maestro. Sin embargo, cuando luego de explicarle, por enésima vez, que el motivo de su ruptura había sido debido a un cruel malentendido y que Rodrigo no había cambiado en sus sentimientos y sincera preocupación hacia ella, medianamente parecía convencido de que su relación con él era la adecuada.

—Bueno, huevona, tú sabrás lo que haces —espetó—. Yo ya no te digo nada, porque antes te aconsejé y fuiste corriendo a encontrarte con él en tu primera cita.

Movió la carta del menú a cada rato sobre la mesa, a tal punto que le daba vueltas a cada rato.

—¿Quieres dejar de hacer eso? ¡Me pone nerviosa!

—¿Vas a empezar a regañarme?

—¡Qué jodido eres!

—¡No eres mi mamá para darme órdenes! Para eso tienes a tu Chucky.

—¡Se llama Marquitos, no Chucky, imbécil!

—Siempre tan adorable.

Se rascó la cabeza mientras Aira rodaba los ojos.

—¿Para eso me pediste que nos encontráramos? ¿Para empezar a regañarme? Zafa zafa(10), nomás. —Hizo un gesto como de barrer con su mano derecha—. Si sigues así, mejor me quito(11). Desde que eres mamá te has vuelto insoportable.

—Necesitaba hablar con alguien pues. —Alzó la voz—. ¿O acaso crees que es poco lo que me pasa?

—Ohhhhhh, ¿y me extrañabas? —Hizo un gesto con displicencia, acomodándose el cuello de la capucha y revolviéndose el cabello para quedar ‹‹más guapo››—. Ya decía yo que este pechito es difícil de olvidar.

—¡Calla, huevón!

—¿Acaso tú no me extrañabas?

—¿Y tú no? ¿Quién fue el que escribió a quién? —contraatacó Aira—. ¿Eh? ¿Quién fue? —acotó con una sonrisa triunfadora.

Xico calló e hizo un gesto con la boca, como diciendo ‹‹Siempre me gana››, a lo que ella rió y le mostró el signo de victoria con la mano.

—Pero dudo de que me puedas aconsejar qué hacer en una situación como la que estoy. —Azuzó los brazos con tristeza—. ¡Simplemente estoy entre la espada y la pared! ¡No sé qué mierda hacer! ¡No lo sé! —habló con desesperación y frustración.

—Huevona...

—Total, solo necesitaba que me escucharas y ya.

—¡Te equivocas!

—¿Y eso? —Enarcó la ceja.

—He conocido a la otra familia de mi viejo.

—¿C-Ó-M-O?

—Así que, creo que estoy capacitado para aconsejarte qué puedes hacer... 

***********

1) Este pechito: forma coloquial peruana para referirse a sí mismo. 

2) Pituca, pituco: gente adinerada.

3) Jermita: Mujer.

4) Dime cuál es tu cau cau: forma coloquial de saludar a alguien, parecido a ¿Cómo estás?, ¿Qué te cuentas?, etc. 

5) Calato: desnudo.

6) ¿Manyas?: ¿Sabes?

7) Filo: hambre.

8) Mañoserías: perversiones.

9) Lookear: mirar.

10) Zafa zafa: vete, vete.

11) Me quito: me voy.

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