Sincronías y Armonías [Saga A...

By Nozomi7

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Continuación de "Melodías y Ambrosías". No recomiendo leer esta parte sin antes haber leído las dos primeras... More

❧ Introducción ☙
❧ Sinopsis ☙
❧ Prefacio ☙
❧ Epígrafe ☙
❧ Primera Parte - ¿Una segunda oportunidad? ☙
Portada [Primera Parte]
❧1. Distancias y Sincronías ☙
❧ 2. Recelos y Celos ☙
❧ 3. Confusión y Desilusión ☙
❧ 4. Culpas y disculpas ☙
❧ 5. Confusiones y Suposiciones ☙
Sorteo y un par de cosas más
❧ 6. Revelaciones y Proposiciones ☙
Adelanto (1)
❧ 7. Complicaciones y Demostraciones ☙
❧ 8. Indecisiones y Recuerdos [Parte 1]☙
❧ 8. Indecisiones y Recuerdos [Parte 2]☙
❧ 9. Amistades y Revelaciones ☙
Concurso de Fanfics y un par de cositas más
❧ 10. Juego de Espías ☙
❧ 11. Letanías y Sincronías ☙
❧ 12. Declamaciones y Reconciliaciones ☙
Adelanto (2)
❧ Capítulo 13: Pasos y Celos ☙
Feliz cumpleaños, Rodrigo <3
Anécdotas sobre el capítulo 14 y aclaraciones varias
❧ Capítulo 15: Enseñanzas y Sanaciones ☙
❧ Capítulo 16: Alcances y Balances ☙
❧ Capítulo 17 [Primera Parte] ☙
❧ Capítulo 17: Fantasmas del Pasado [Segunda Parte] ☙
Mitos y dudas sobre la depresión
❧ Capítulo 18: Aguas y Bebidas ☙
Curiosidades - Capítulo 18
❧ Capítulo 19: Trampas e Inocencias ☙
Preguntas y extras - Capítulo 19
❧ Capítulo 20: Confesiones y Descubrimientos ☙
Curiosidades - Capítulo 20
Mini manga - Capítulo 20
❧ Capítulo 21: Sol y Chocolate ☙
❧ Capítulo 22: Trivialidades y Regalos [Primera Parte] ☙
Aclaraciones y Curiosidades - Capítulo 22 [Primera Parte]
❧ Capítulo 22: Trivialidades y Regalos [Segunda Parte]☙
Pregunta preguntona
Capítulo 22: Trivialidades y Regalos [Tercera Parte] ☙
Aviso antes del capítulo final
Capítulo 22: Trivialidades y Regalos [Parte 4] [CAPÍTULO FINAL]
Epílogo
Respuestas y curiosidades varias luego del epílogo [Primera Parte]
Encuesta
Cuestionario de respuestas a contestar [Segunda Parte]
Respuestas y curiosidades [Última parte]
Epígrafe [Segunda Parte]
Prefacio: Lágrimas que fortalecen [Segunda Parte]
Portada - [Segunda Parte]
Capítulo 1: Lágrimas y Confesiones
Curiosidades - Capítulo 1
Capítulo 2: Amistades y Decisiones
Anotaciones - Capítulos 2
Capítulo 3: Preludios y Compenetraciones [Primera Parte]
Capítulo 3: Preludios y Compenetraciones [Segunda Parte]
Capítulo 3: Preludios y Compenetraciones [Parte 3]
Anotaciones, meme y adelanto - Capítulo 3
Mini manga - Capítulo 3
Capítulo 4: Resiliencia [Primera Parte]
Capítulo 4: Resiliencia [Segunda Parte]
Capítulo 4: Resiliencia [Tercera Parte]
Minimanga - Capítulo 4
Capítulo 5.- Mentiras y Promesas
Capítulo 6.- Encuentros y Estrategias
Capítulo 7.- Pendientes y Aprovechamientos
Aclaración sobre contenido adulto
Capítulo 8: Poesía clandestina
Debate sobre lo que se viene
Capítulo 9. Culpas y Apegos [Primera Parte]
Capítulo 9: Culpas y Apegos [Segunda Parte]
Capítulo 10.- Sin límites [Primera Parte]
Capítulo 10: Sin límites [Segunda parte]
Capítulo 10 - Sin límites [Tercera parte]
Preguntas y respuestas - Capítulo 10
Capítulo 11.- Nadas y Distancias
Capítulo 12: Amistades y Sorpresas [Primera Parte]
Capítulo 12: Amistades y Sorpresas [Segunda Parte]
Capítulo 12.- Amistades y Sorpresas [Tercera Parte]
Capítulo 13. Trastocamientos y Necesidades
Capítulo 14: Acusaciones y Preocupaciones
Capítulo 15.- Limerencia y Aprendizaje
Capítulo 16.- Confesiones y Empatías
Capítulo 17. Lecciones y Confianzas
Capítulo 18.- Confianzas y Espacios
Capítulo 19.- Negaciones y Dobles
¡¡¡Regresamos!!! (y algo más ^^)
Capítulo 20 - Rechazos y Recuerdos [Primera Parte]
Entrevista a Rodri (el real) - Parte 1
Capítulo 20: Recuerdos y Rechazos [Segunda Parte]
Entrevista al Rodri (el real) - 2da parte
Capítulo 20 - Rechazos y Recuerdos [Tercera Parte]
Entrevista a Rodri (el real) - Tercera Parte
Capítulo 21. Entendimientos y Promesas [Primera Parte]
Entrevista al Rodri Real [Parte 4]
Capítulo 21. Entendimientos y Promesas [Segunda Parte]
Entrevista a Rodri Real [Quinta y última parte]
Capítulo 22. Amistades y Reflexiones

❧ Capítulo 14: Reclamaciones y Emociones☙

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By Nozomi7

Aira no sabía qué hacer.

El sentir los labios de José María sobre los de ella la había dejado fuera de órbita. Si durante la danza había dejado atrás todos sus miedos e inseguridades para mostrarse segura y desafiante ante su compañero, ahora simplemente todo su cuerpo tambaleaba... y no era porque aquel inesperado beso la traicionara, menos provocara en ella algún sentimiento romántico, todo lo contrario.

La ebullición de frustración, miedo e impotencia le carcomía las entrañas. A duras penas, porque sabía que no debía hacer un escándalo de proporciones mayúsculas, menos delante de los miembros de jurado —quienes estaban deliberando y anotando en sus libretas, a pocos metros de ella— pudo contener el volcán de rabia que yacía dentro de sí.

‹‹¡Imbécil! ¡¿Cómo se te ocurre besarme delante de todos?! Encima, ¡DELANTE DE RODRI!››

Apretó con tal fuerza el pañuelo de su mano derecha, que sus uñas se clavaron en su palma.

‹‹Pero ¡¿quién mierda te crees para besarme así?! ¡Dios mío! Ojalá que Rodri no se lo haya tomado a mal y con eso... con eso...››

Tragó saliva.

De inmediato, volteó su rostro en dirección a donde sabía que estaba sentado Rodrigo. Cuando no pudo encontrarlo, algo dentro de su interior se estrujó, y se quebró. La silla del profesor se hallaba tan vacía como el inmenso hueco de soledad que comenzaba a nacer de forma exponencial dentro de sí.

‹‹¡No está!››, se dijo al tiempo que dejaba caer su pañuelo, como si fuera una toma de cámara lenta.

Su cuerpo se tambaleó tanto por la ola de angustia y de incertidumbre que la carcomía, que por poco creyó que sus piernas le vencían.

‹‹¿EN DÓNDE ESTÁS? ¿TE HABRÁS ENOJADO? NO ME DIGAS QUE HAS MALINTERPRETADO ESE BESO Y HAS CREÍDO QUE YO Y ESTE BUENO PARA NADA TENEMOS ALGO. NO ME LO DIGAS, POR FAVOR...››, gritó de manera muda en su corazón, buscando con sus ojos al maestro y con su alma a la poca cordura que quedaba dentro de sí.

Su corazón bombeaba sangre a mil por hora. Su latido sonaba insistentemente en sus tímpanos. Su pecho se le hinchaba de tal manera que le dolía. Su cuerpo estaba por perder la estabilidad que tenía.

Intentó apelar a las técnicas de relajación de su psicóloga, mas no pudo. Era tanto el dolor que su pecho experimentaba, que el solo hincharse para aspirar aire le quemaba las entrañas.

Enseguida volteó su vista hacia donde estaba José María. Este se hallaba saludando a todos los lados del escenario, con una sonrisa coqueta y su sombrero en mano, contestando de manera ufana todas las hurras y aclamaciones de sus admiradoras. En especial, las del lado oeste del escenario, conformado por las alumnas del primer y segundo grado de secundaria, era un hervidero total de hormonas femeninas, tal cual como si fuera un grupo de fanáticas de BTS.

‹‹¡Estúpido! Es lo único para lo que eres bueno. ¡Figurar como siempre, huevón!››, se dijo para luego soltar un bufido de indignación.

Con la rabia guiándole sus acciones, iba a dirigirse hacia él y estamparle una cachetada, pero se contuvo. En el altavoz, el maestro de ceremonias estaba agradeciéndoles por el espectáculo dado al tiempo que animaba al público a aplaudirlos como preludio antes del anuncio de las calificaciones.

Luego, el locutor invitó al resto de alumnos de quinto año, que había actuado esa noche, a pasar por el escenario. Iba a anunciarse las calificaciones de cada grupo y, posteriormente, al ganador, cuya sección se haría acreedora de los puntos extras en sus notas como premio.

‹‹¡Mierda! ¡Te salvó la campana, huevón!››, pensó al tiempo que Caballero volvía a colocarse a su lado.

Él sonreía de manera inocente, pero no podía decirse lo mismo de su compañera. Aira lo miraba con tanto enojo, que le hubiera gustado ser Cíclope, de "X-Men" para asesinarlo con sus ojos.

—¿Y esa carita? —preguntó él con la ceja levantada, tratando de sonar como un niño cándido, ignorante de la travesura que acababa de cometer.

—¡¿Y todavía lo preguntas, huevón?! —susurró al tiempo que trataba de esbozar una sonrisa para el público, pero era en vano—. ¡¿Quién mierda te mandó a besarme?!

Era tanto el encono que la consumía, que no se dio cuenta cuando José María acercó su pañuelo a su mano, el cual se hallaba caído metros más allá.

—Disimula, que la gente lo va a notar —espetó su compañero.

Con un movimiento de cabeza le insistió a que cogiera su pañuelo. Aira se la retiró de mala gana y le dio la espalda.

—¡Hey! No te vayas todavía. ¿No ves que van a anunciar los resultados? Tenemos que quedarnos.

Aira le obedeció, aunque de mala gana.

—Todavía no me has dicho ¡¿por qué me besaste, huevón?!

El rodó los ojos y luego sonrió:

—¿Es que acaso no lo ves? —Indicó con la cabeza hacia el escenario.

Ella frunció el ceño. No entendía a qué se refería.

—¡Los tenemos comiendo de nuestra mano! —continuó hablando muy seguro de sí—. ¿No notaste cómo se volvían locos cada vez que juntábamos nuestros mentones, todos coquetos, como si fuéramos una pareja de enamorados?

Aira lo miró de reojo, poco convencida. Recordó los vítores y hurras que escuchó desde el escenario y cómo los comparó con un motor dispuesto a motivar su pasión y emoción por la danza.

—Sí, pero...

—Incluso, puedo atreverme a decir que los vi más entusiasmados de lo que estaban con la banda de rock y todo. —Movió su cabeza en dirección de los de la sección "E". Se acababan de colocar a su costado para esperar al resultado del jurado—. Solo quise asegurarnos de la victoria —le guiñó el ojo derecho— y darle al público lo que pedía.

Ella lo observó con suspicacia. Todavía se hallaba recelosa.

—Un poco de sazón a la comida no le viene mal, ¿o no? —Se encogió de hombros de manera inocente—. Total, a la gente le encanta esos finales cursis y románticos, ¿no crees? —La miró de manera coqueta y oronda, como si le dijera ‹‹Tengo razón y ya››.

—Uhm —dijo con una mueca y mirándola con la ceja arrugada.

Cuando él se colocó a su costado, acercándose varios metros hacia ella para hacerle sitio a los demás alumnos de Quinto Año que hacían su aparición, Aira suspiró, resignada.

Por un lado, seguía preocupada por la reacción de Rodrigo. Por mucho que buscaba con su vista en todo el anfiteatro, no había luces de él. Parecía ser que el profesor había desaparecido de la faz de la Tierra. Cada vez que su vista se topaba con un sitio y no había rastro de su amado profesor, el estrujón de nerviosismo en su interior se intensificaba.

Por otro lado, por mucho que no quisiese, José María parecía tener razón. Los gritos de ‹‹¡Vamos, Quinto C!››, ‹‹¡Quinto C debe ganar!››, ‹‹¡Los de la marinera fueron los mejores"›› se oían en todo el escenario. La actuación de ambos, con beso incluido, parecía que habían calado profundamente en los corazones de la mayoría de los asistentes. En especial, los gritos ensordecedores de las fans de su compañero, que se acababan de apostar al lado más cercano de donde ellos se hallaban, al tiempo que gritaban de manera histérica ‹‹¡Caballero te amo!››, ‹‹¡Guapo, hazme un hijo!›› y similares provocaron arcadas en Aira.

‹‹Esto me da naúseas››, pensó mientras meneaba la cabeza y hacía un gesto de Póker Face al ver la reacción de las estudiantes por él.

Aunque no quisiese, su compañero parecía tener razón; pero no por eso reconocería su derrota.

—Ni se te ocurra —dijo de manera categórica y dirigiéndole una manera asesina cuando José María intentó colocar su mano sobre su hombro derecho.

—Pero... pero...

La miró con ojos suplicantes, apelando por algún atisbo de convencimiento en ella. Mas, Aira se mantuvo incólume ante su petición.

—La danza ya terminó —le susurró—. Ya no tengo que fingir que soy coqueta contigo, huevón —agregó para luego tratar de esbozar, de mala gana, una sonrisa ante el público que seguía expectante.

—¡Pero, Aida!

Ella le dedicó una mirada asesina que hizo que Caballero tragara saliva.

‹‹Seguro que debe estar preocupada por el profesor, ¿eh?››, concluyó.

Su vista se dirigió hacia la de los profesores. Al notar que su tutor no se hallaba en el sitio que le correspondía, alzó la ceja, pensativo, preguntándose el porqué de su desaparición.

‹‹Aquí hay gato encerrado››, se dijo arrugando la frente.

Vio cómo Aira lo ninguneaba al mirar a un costado, hacia donde Rodrigo se hallaba minutos antes. Una gota de sudor bajaba por su sien de ella al tiempo que se mordía el labio, preocupada. Sus ojos estaban tan brillosos, que a él le pareció que en ese instante iba a llorar, de no ser porque estaban rodeados de público.

‹‹¿Por qué está tan triste? ¿Será que...?››.

Experimentó que algo dentro de él se crujía. Una gota de sudor frío bajó por su mejilla.

‹‹¿Acaso son enamorados? Pucha, si es así...›› pensó José María, angustiado. ‹‹¿La habré cagado? ¡Puuuuuta madre!››

Finalmente, suspiró resignado al darse cuenta de la situación. Volvió a sonreír ante el requerimiento de sus fanáticas, pero no de manera tan convincente ahora.

Cuando el maestro de ceremonias notó que el público parecía haberse calmado un poco, tocó su micrófono. Pidió un poco de tranquilidad a todos. Era hora de anunciarse el resultado del jurado.

Uno de los profesores de Geografía, que Aira recordaba que le había enseñado el año pasado, le entregó al locutor un sobre con las puntuaciones de cada sección.

En ese instante el redoble de tambores de la banda de música sonó con gran intensidad, como gran preámbulo para lo que venía después. Esto no hizo más que incrementar el movimiento de mariposas en el interior de la muchacha, mezcla de su ansiedad de saber qué había sido de Rodrigo, mezcla de saber si todas sus penurias por el beso de su compañero merecerían la pena.

—Queremos agradecer a todos los estudiantes en este Día del Maestro. No hemos podido tener mayor regalo por este día que sus performances —dijo el presentador—. ¡Han hecho unas actuaciones estupendas! Todos hemos vibrado de alegría y de emoción —habló con su cantarina voz—. Pero, como siempre, solo debe haber un ganador.

Abrió el sobre y se dispuso a anunciar los resultados, para gran expectación de los asistentes.

Otro redoble de tambores de la banda volvió a sonar, enmudeciendo todo el ambiente. Aira sintió que sus piernas le temblaban.

—En el quinto lugar... —Otra vez la banda de música al son del tambor sonó—, ¡el Quinto B con su actuación de malabarismo!

Algunos aplausos se escucharon. Aira suspiró de tranquilidad, pero de manera momentánea.

—Muchas gracias, muchachos. Los invitamos a pasar detrás del escenario para recoger sus respectivos diplomas. —Los aludidos obedecieron, mientras su pequeña barra se retiraba con ellos—. Y ahora, el cuarto lugar... ¡El quinto D con su obra teatral ‹‹Ña Catita›› ¡Aplausos para ellos, por favor!

El público obedeció al requerimiento del presentador. A lo lejos, podía escucharse algunas quejas de que no era justo o pensaban que los resultados estaban amañados.

Muchos creían que la obra, conformada por un elenco de nueve personas, merecía una suerte mejor. Peor todavía, cuando se anunció que el tercer lugar correspondía a la declamación del poema de Mario Benedetti, ‹‹No te rindas››, del Quinto A, consideraron injusto que el trabajo de todo un grupo fuera relegado por una sola persona.

—¡Es inmerecido!

—¿Tercer lugar una insípida poesía y a nosotros un cuarto puesto? ¿Es en serio?

—¡Aquí hay "trafa"!

La serie de quejas y silbidos prosiguió, acallando momentáneamente la voz del presentador, quien pedía de manera encarecida que guardaran la compostura, menos la voz interior de Aira. En su mente, sus preguntas sin respuestas se incrementaban de manera exponencial, reventándole los tímpanos de sus ansias sin respuestas al no encontrar la figura de Rodrigo por ningún lado.

—¿Viste, Aida? ¡Solo quedamos el Quinto E y nosotros!

—¿Eh? —Lo miró de reojo.

—¡Podemos hacernos del primer lugar! —le habló emocionado—. Puede que mi pequeña travesura no haya sido en vano —dijo sonriente.

—Ah... —contestó triste, para luego darle voltearle la cara y seguir buscando con su mirada a su profesor.

‹‹Aun cuando obtenga el primer lugar, nada me responderá en este instante por qué se ha ido Rodri››, se dijo ella con angustia.

José María se quedó boquiabierto al ver que a ella poco le importaba los resultados y seguía observando con tristeza la silla en donde Rodrigo había estado sentado.

‹‹Definitivamente, aquí ha pasado algo››, pensó Caballero con el ceño fruncido, para luego volver a sonreír, ahora con nerviosismo por la expectación de los resultados.

—Finalmente, en un resultado poco esperado —habló el presentador— el jurado me ha anunciado que, debido a lo ajustado de las calificaciones entre las dos secciones que quedan, han decidido que el grupo que se haga del segundo lugar obtendrá un punto extra en sus notas de Arte, a diferencia de lo anteriormente estipulado. ¡Aplausos para eso!

El público obedeció. Vitorearon entusiasmados. Unos, por un lado, gritaban ‹‹¡Quinto E, Quinto E!››, la sección que había cantado ‹‹Triciclo Perú››. Por otro lado, un grupo, acompañado por los gritos histéricos de las fanáticas de José María, exclamaban la sección de Aira junto con el ‹‹Los de la marinera son campeones››.

El último redoble de tambores se escuchó en el recinto. La gente estaba expectante. Algunos se comían las uñas. Aira tenía ganas de quitarse algunos pelos, de no ser por saberse el centro de atención de los asistentes.

El maestro de ceremonias se acomodó sus lentes. Retiró el papel del sobre que tenía delante de sí, tal cual como si fuera anunciar un Premio Oscar. Finalmente, cuando abrió la boca para decir quién quedaba en segundo lugar, Aira sintió que miles de hormigas la recorrían, producto de toda la mezcla de emociones que la abatían.

—Segundo lugar...

Otro redoble de tambores sonó, ahora acompañado de una trompeta.

—El Quinto C con su baile de marinera: ‹‹Flor de Capulí›› y el ‹‹Danzante de la marinera››.

Una parte del público empezó a dar chiflas de indignación. Otros empezaron a aplaudir emocionados al saber que sus favoritos habían ganado. Los miembros de la banda de rock saltaron conmocionados, algunos se abrazaron conmovidos mientras que otros agradecían a sus fanáticos.

‹‹Al final, tanta tontera por gusto››, se dijo Aira con desesperanza al tiempo que seguía buscando con la mirada a un Rodrigo que le era esquivo.

Observó a Caballero de reojo, como para hacerle saber con los ojos que tenía la culpa de su situación actual. Mas, el aludido, a pesar del resultado obtenido, solo atinaba a saludar a su grupo de fans con sonrisa y sombrero en mano.

‹‹¿En dónde te has metido, Rodri?››, se dijo al tiempo que varias gotas de sudor bañaban sus mejillas así como su angustiada alma.

**********

Aira corrió y recorrió por todos los patios, pasadizos y edificios de la escuela.

Su respiración estaba entrecortada. Su cara estaba toda sudada, mezcla por el nerviosismo, mezcla por su caminar urgido.

Sus pies, aún descalzos después de la danza, le dolían por caminar sobre el frío asfalto. Pero esto no se comparaba con el gélido viento que bañaba su corazón y su alma al no poder dar con Rodrigo.

**********

Luego de la premiación, aún a pesar del resultado adverso, su grupo celebró el segundo lugar y que todos pudieran obtener un punto en su calificación de ese bimestre.

Cuando bajó del escenario y se dirigió con sus compañeros hacia su aula, todavía se hallaba esperanzada de poder encontrar a Rodrigo en ella. Mas, para aumentar su angustia, cuando llegó allá el tutor no se encontraba.

Uno de los auxiliares de educación, el de la mañana, había ido a tomar la lista de asistencia. Cuando una alumna le preguntó por el maestro, se limitó a decirle que no iba a presentarse porque se hallaba indispuesto. Luego procedió a retirarse, no sin antes invitarlos a dirigirse al gimnasio para formar parte de la fiesta que iba a acontecer como cierre de la celebración, aunque si querían ya podían retirarse a sus casas.

—¿Pero no sabe qué le ha pasado al profesor Estremadoyro? —lo atajó Aira al salir de su salón en pos de respuestas—. ¿En dónde lo puedo hallar?

—¿Para qué?

—Es algo que tiene que ver con mi nota de Literatura —mintió—. ¡Necesito hablar con él con urgencia?

El hombre la miró con suspicacia. Luego se encogió de hombros, tratando de no darle importante.

—Pero ya le preguntarás pasado mañana y...

—¿Estará en su oficina? —le preguntó con ojos suplicantes.

—No lo sé. Solo me dijo que estaba indispuesto, me pidió que viniera en su lugar y...

Aira no esperó a que terminara de hablar. Como alma que le llevaba el diablo, bajó las escaleras en pos de buscar a aquel joven a quien adoraba con locura, a quien quería hallar con premura para aclararle todas sus dudas.

*************

Sus pies se hallaban callosos debido a la práctica diaria de la marinera. Pero ahora, aún a pesar de que el gélido frío del invierno se le transmitía a través del toque de sus dedos en el asfalto, peor todavía cuando pisó una loseta rota sin querer y se hizo una llaga que le carcomió sus entrañas, esto no era nada comparado con el dolor que yacía sobre su alma.

Cuando tocó por enésima vez la puerta de la oficina de Rodrigo, la cual se hallaba cerrada, sin obtener respuesta alguna, era tanta la ola de angustia que le carcomía su corazón, que no pudo evitar ser golpeada por ella y derramar lágrimas de rabia y de ansiedad.

Era la tercera vez que se hallaba ahí. Ya había recorrido las oficinas administrativas, los patios, la piscina, la cafetería, los pasadizos de cada año, la biblioteca, el área de jardinería, los laboratorios y demás ambientes de la escuela y nada. Parecía que la tierra se lo hubiese tragado.

Si bien su tutor había accedido a hablar con ella luego de la actuación, su petición había sido hecha luego del beso que José María le brindara.

¿Cómo reaccionaría luego de aquello? No lo sabía. ¿Se sentiría mortificado? ¿Pero si le había dejado bien en claro que entre ella y él no pasaba nada, y se había empeñado en que solo fueran maestro y alumna? Entonces, ¿por qué había sentido celos de José María aquella tarde, cuando caminaron después de la escuela? ¿Significaba que todavía sentía algo por ella? Y de ser así, ¿se habría enojado al ver que era besada por su compañero?

‹‹Si es así, ¡me muero! Por culpa de ese huevón inoportuno todo se ha ido al traste. ¡Rodri debe de creer que entre el estúpido ese y yo hay algo! ¡Maldita sea! ¡Ese imbécil la ha fregado toda!››, se dijo al tiempo que arrugaba su falda con nerviosismo por enésima vez.

Con mucha dificultad, sus pies la llevaron a la enfermería. Se hallaba tan cansada de tanto caminar y correr sin resultado positivo de dar con Rodrigo que, finalmente, decidió curar sus heridas.

En el trayecto de regresar a la oficina de Rodrigo por última vez, se había hecho otra herida en su pie derecho, la cual estaba sangrando cuando levantó aquel para cerciorarse si era de gravedad o no. Y si bien aquella no era tan grande, eran varias las heridas físicas que tenía que decidió, finalmente, prestarles atención, aunque aquellas en nada se comparaban a las de su corazón. Total, su tutor no se encontraba en ningún lado, por lo que lo más probable fuera que se hubiera ido a casa. Ya pasado mañana podrían conversar sobre sus pendientes y hacerle llegar el obsequio que le había hecho.

Cuando llegó a su objetivo, tocó varias veces la puerta para ver si se hallaba la enfermera, sin respuesta alguna.

Suspiró resignada. Lo más probable es que la enfermera ya se hubiera retirado a su casa o se hallara en la fiesta del gimnasio. Pero, si aquella se hallaba abierta, podría hacerse del botiquín y retirar alcohol y venditas para curar sus llagas. No obstante, cuando abrió la puerta de la enfermería, lo que vio delante de sí no solo curaría sus heridas físicas.

Rodrigo, su amado profesor, a quien tanto había buscado por todos lados, se hallaba a metros de distancia. Estaba con sus lentes, sentado en una silla, con el gesto adusto, leyendo lo que parecía ser un libro.

‹‹¿Qué hace él aquí?››, se preguntó al tiempo que tragó saliva.

—¿Rodri? —lo interpeló, dubitativa.

El aludido la miró, enojado.

—Ah, eres tú. —Volvió a concentrarse en el libro.

—¿Por qué estás aquí, Rodri? ¿Te sientes mal acaso? —habló preocupada.

—Me dolía la cabeza. Vine a tomarme una pastilla y decidí quedarme. —Continuó sin dirigirle la mirada.

Ella alzó la ceja, confundida.

—Odio todo el gentío que hay por la celebración. Aquí se está mejor, a solas, aunque acabas de interrumpir mi tranquilidad con tu presencia.

‹‹¡¿Q-U-É?!››

Él la observó de reojo, con una mirada tan fría que a Aira la congeló por completo. Luego volvió a dirigir su vista al libro, como si ella no estuviera a su lado.

‹‹¿Qué le pasa? ¿Por qué me trata así?››, pensó al tiempo que sentía un retorcijón en su corazón.

Transcurrieron unos segundos que a ella se le hicieron eternos. Rodrigo seguía tan concentrado en su libro, ninguneando a la adolescente. Aira trató de capturar su atención colocándose al frente, pero sin éxito alguno. Él estaba tan abstraído por lo que leía, que pareciera que la existencia de ella nunca hubiera significado nada para él, provocando que su corazón se envolviera en una fría estatua provocada por hielo de indiferencia que le transmitía.

—Fui... —habló para romper aquel maldito hielo—, fui a buscarte a tu oficina, pero no te encontré. ¿Recuerdas que te pedí conversar después de la actuación?

—Lo sé.

—¿Y fuiste...? —Pasó saliva—. ¿Fuiste allá? Porque yo fui varias veces a buscarte, creí que te habías ido a tu casa y...

—¡No! No fui a mi oficina —habló de manera seca—. Después de la actuación me vine de frente para acá.

—¿Ah?

‹‹¿Acaso estás diciéndome que ibas a dejarme plantada?››.

Su corazón que se había convertido en una estatua de hielo, ahora se había roto por completo.

—¿Para qué ir a mi oficina? Pensé que estarías en la fiesta con tus compañeros, en especial... —Frunció el ceño con dureza—. En especial... —Sacudió la cabeza—. En especial, con tu pareja de baile... Caballero —le contestó con desprecio para luego hacer lo propio con la mirada.

‹‹¿C-Ó-M-O?››

—¿C-Ó-M-O?

—Supuse que preferirías estar con él que venir a conversar conmigo, ¿ok? —habló mientras seguía concentrado en su libro, como si ella no existiera.

Aira lo observó con detenimiento. Él mantenía el gesto adusto e indiferente de siempre. Al darse cuenta de su actitud, puso los ojos en blanco y sonrió... de felicidad absoluta.

¡Su corazón comenzó a latir a mil por hora! ¡Tenía ganas de reír, de gritar, de chillar, de explotar! ¡De felicidad absoluta!

El Rodrigo distante y enojado que tenía delante de sí no cabía dudas de que era él. Pero ahora era diferente, muy diferente. Muy diferente de aquel que había marcado distancia meses atrás. Muy diferente de aquel que le había dicho que ya no la amaba meses atrás. Muy diferente de aquel a quien parecía serle indiferente meses atrás. Se mostraba amargo, cierto, pero por un buen motivo, los celos, y quizá otros más, los cuales estaba dispuesta a descubrir ahora a como dé lugar.

—¿Por qué crees que prefiero estar con Caballero en lugar de contigo, si bien claro te dije antes que quería buscarte para conversar? —habló muy decidida.

El maestro arrugó la frente, y no le contestó. Menos se inmutó. Siguió concentrado en su lectura. Pero, la gota de sudor que caía bajo su sien derecha era un indicativo para la muchacha de que lo había puesto entre la espada y la pared

Aira, animada por su no-reacción, sin pedirle permiso le retiró el libro que tenía, provocando que, ahora sí, la enfrentara. Se fue con el libro al otro lado de la habitación, como si estuviera jugando con él.

—¡Oye! ¿Qué te pasa?

Rodrigo se levantó de su asiento y se dirigió hacia ella. Aira escondió el libro detrás de sí, haciendo el ademán de que lo iba a lanzar.

—Deja de jugar, ¿quieres? No estoy de ánimos para tus provocaciones.

—No estás de ánimo, ¿dices? —Lo interpeló mirándolo de manera provocativa. Él seguía observándola muy serio—. Dime, ¿por qué estás de mal humor y te comportas de una manera tan estúpida conmigo? ¡Tú no eres así!

Él resopló profundo.

—Aira, dame el libro de una vez.

Ella se alejó todavía más. El maestro alzó el brazo para interceptarla.

—Vamos, sé sincero conmigo. —Sonrió de manera traviesa—. ¡No evadas mis preguntas!

—Este juego es ridículo. ¡Dame el puto libro de una vez! —habló alzando la voz y provocando que Aira bajara la guardia.

Rodrigo alcanzó el libro en su mano y se iba a dirigir a su asiento. Pero, antes de hacerlo, lo que le diría la estudiante lo dejaría petrificado.

—¡Te conozco, Rodrigo, a mí no me engañas, aunque quieras engañarte a ti mismo!

—¿De qué hablas? —Volteó ligeramente su rostro, aunque todavía sin encararla.

—¡Eres tan cobarde que no eres capaz de asumir tus verdaderos sentimientos!

—No sé a qué te refieres... —Se acomodó los lentes sobre la nariz.

—Eres tan jodidamente orgulloso que no eres capaz de confesarme, y confirmarte a ti mismo, que estás celoso de Caballero.

‹‹¡¿Q-U-É?!››

—¡¿Q-U-É?! —exclamó al tiempo que el libro caía de sus manos para luego voltear a enfrentarla, y a sus sentimientos con ella.

—Vamos, ¡dime que no estás enojado porque crees que él y yo tenemos una relación cercana, y dices que lo prefiero a él que estar contigo!

—Deja de decir tonterías.

—¿Tonterías dices? ¿Y entonces por qué estas enojado ahora? ¿Por qué estabas amargo el otro día en la tarde cuando me preguntaste cómo me iba en el baile con él?

—Aira...

—¿Por qué estás tan enojado ahora, luego cuando al huevón ese se le ocurrió besarme delante de todos e ibas a dejarme plantada en tu oficina, cuando en un primer momento accediste de buena gana? ¡Dímelo! Vamos, ¡dímelo!

Él abrió sus ojos ampliamente. Luego frunció el ceño para decir:

—¡Esto es ridículo!

Le dio la espalda, levantó el libro que se había caído e iba a dirigirse a su asiento. Pero, antes de hacerlo, Aira lo tomó del brazo y lo encaró.

—¡Te conozco, Rodri! Eres tan malditamente arrogante, orgulloso y testarudo, pero eres muy bueno en el fondo, y sé que, si sientes celos por mí, no es por gusto —habló con desesperación—. ¿Es por algo, sí? ¡Dime que sí, por favor!

—Aira... Yo...

Él tenía la respiración entrecortada. Los latidos de su corazón latían a mil por hora. Los miles de hormigas que pujaban en su interior se habían multiplicado de forma exponencial.

—Mírame a los ojos y dime que no has sentido celos de Caballero, que no se te ha movido algo en el corazón, aunque sea un poquitito, cuando creías que él me interesaba —habló al borde del llanto y de la desesperación.

—Aira... Yo...

—Si me confirmas que no has sentido nada, ten por seguro que nunca más te volveré a molestar acerca de tus sentimientos. Pero si eres capaz de ver en lo más profundo de tu corazón y confirmar que sientes algo por mí, entonces demuéstralo, por favor, dime que todavía sientes algo por mí.

Aira tenía miedo de empujar a Rodrigo al borde del precipicio. Mas se dio cuenta de que, de ser cierta sus sospechas, debía seguir en el camino correcto porque las palabras del maestro no se confirmaban con sus hechos.

Quizá, solo quizá, debía darle el empujón que él necesitaba. Darle la fuerza necesaria para lanzarse al abismo, en donde no existía la razón, solo el corazón.

Rodrigo experimentó un sudor frío recorriéndole la espalda. Enfrentarse, y afirmarse, en algo que consideraba lejano, lo pegó contra la realidad, aquella realidad, distinta a la de antes, cierto, pero igual en sus sentimientos de sincronías que ambos sentían.

De diferentes maneras, ambos se sincronizaron en un nivel de expresiones, emociones y nuevas sensaciones.

—Dime —tragó saliva—, ¿todavía sientes algo por mí y por eso estabas celoso de él?

Rodrigo no contestó. Pero no siempre era necesario decir con palabras lo que tu cuerpo y corazón experimentaban.

Él se limitó a retirarse los anteojos y a dejarlos en un costado, en una mesa. Acortó la distancia que lo separaba de ella. Finalmente, como en una toma de cámara lenta, colocó a Aira sobre una de las camas de la enfermería y se dejó llevar por la poca cordura que tenía, envolviéndola a ella por la locura que lo carcomía...

Anotaciones finales

¿Les gustó? Espero que sí ;)

¿Se esperaban esa reacción de Rodri? Creo que era algo que venía esperando tarde o temprano xD 

Bueno, no iba a dejarlos sin un aviso de que había sido el cumpleaños de Rodrigo, sin dejarlos sin un capítulo nuevo, ¿sí? No me peguen, pero yo no publico apartados por gusto. :P 

Por cierto, como les avisé antes, quiero juntar un buen grupo de fanarts de nuestro Rodri, como antesala de su cumpleaños pasado. Total, Aira, ahora que ya ha "hecho las paces" con él (por decirlo de algún modo xD), sí, va a tener oportunidad de entregarle los regalos que le tiene pendientes. Esto se narrará en el capítulo que viene. Y como antesala, antes de su publicación, qué mejor ocasión de compartir conmigo los fanarts que le tienen dedicado al bueno de Rodrigo, ¿no creen? ;) 

Por último, por cosas que solo me atañen a mí, este capítulo tiene dos versiones. La que han visto aquí, pues tal cual. La otra será publicada en el grupo de facebook del grupo, pero ya lo colgaré mañana o pasado que hoy es muy tarde y me quiero ir a dormir, pero no quería hacerlo sin antes publicar el capítulo que les tenía pendientes ;) 

Espero que les haya gustado este capítulo de SyA. Es uno de mis favoritos de la novela hasta ahora, por todo lo que representa en mis bebés :3 

Nos vemos en el siguiente. Un abrazo :3 

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