Sincronías y Armonías [Saga A...

By Nozomi7

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Continuación de "Melodías y Ambrosías". No recomiendo leer esta parte sin antes haber leído las dos primeras... More

❧ Introducción ☙
❧ Sinopsis ☙
❧ Prefacio ☙
❧ Epígrafe ☙
❧ Primera Parte - ¿Una segunda oportunidad? ☙
Portada [Primera Parte]
❧1. Distancias y Sincronías ☙
❧ 2. Recelos y Celos ☙
❧ 3. Confusión y Desilusión ☙
❧ 4. Culpas y disculpas ☙
❧ 5. Confusiones y Suposiciones ☙
Sorteo y un par de cosas más
Adelanto (1)
❧ 7. Complicaciones y Demostraciones ☙
❧ 8. Indecisiones y Recuerdos [Parte 1]☙
❧ 8. Indecisiones y Recuerdos [Parte 2]☙
❧ 9. Amistades y Revelaciones ☙
Concurso de Fanfics y un par de cositas más
❧ 10. Juego de Espías ☙
❧ 11. Letanías y Sincronías ☙
❧ 12. Declamaciones y Reconciliaciones ☙
Adelanto (2)
❧ Capítulo 13: Pasos y Celos ☙
Feliz cumpleaños, Rodrigo <3
❧ Capítulo 14: Reclamaciones y Emociones☙
Anécdotas sobre el capítulo 14 y aclaraciones varias
❧ Capítulo 15: Enseñanzas y Sanaciones ☙
❧ Capítulo 16: Alcances y Balances ☙
❧ Capítulo 17 [Primera Parte] ☙
❧ Capítulo 17: Fantasmas del Pasado [Segunda Parte] ☙
Mitos y dudas sobre la depresión
❧ Capítulo 18: Aguas y Bebidas ☙
Curiosidades - Capítulo 18
❧ Capítulo 19: Trampas e Inocencias ☙
Preguntas y extras - Capítulo 19
❧ Capítulo 20: Confesiones y Descubrimientos ☙
Curiosidades - Capítulo 20
Mini manga - Capítulo 20
❧ Capítulo 21: Sol y Chocolate ☙
❧ Capítulo 22: Trivialidades y Regalos [Primera Parte] ☙
Aclaraciones y Curiosidades - Capítulo 22 [Primera Parte]
❧ Capítulo 22: Trivialidades y Regalos [Segunda Parte]☙
Pregunta preguntona
Capítulo 22: Trivialidades y Regalos [Tercera Parte] ☙
Aviso antes del capítulo final
Capítulo 22: Trivialidades y Regalos [Parte 4] [CAPÍTULO FINAL]
Epílogo
Respuestas y curiosidades varias luego del epílogo [Primera Parte]
Encuesta
Cuestionario de respuestas a contestar [Segunda Parte]
Respuestas y curiosidades [Última parte]
Epígrafe [Segunda Parte]
Prefacio: Lágrimas que fortalecen [Segunda Parte]
Portada - [Segunda Parte]
Capítulo 1: Lágrimas y Confesiones
Curiosidades - Capítulo 1
Capítulo 2: Amistades y Decisiones
Anotaciones - Capítulos 2
Capítulo 3: Preludios y Compenetraciones [Primera Parte]
Capítulo 3: Preludios y Compenetraciones [Segunda Parte]
Capítulo 3: Preludios y Compenetraciones [Parte 3]
Anotaciones, meme y adelanto - Capítulo 3
Mini manga - Capítulo 3
Capítulo 4: Resiliencia [Primera Parte]
Capítulo 4: Resiliencia [Segunda Parte]
Capítulo 4: Resiliencia [Tercera Parte]
Minimanga - Capítulo 4
Capítulo 5.- Mentiras y Promesas
Capítulo 6.- Encuentros y Estrategias
Capítulo 7.- Pendientes y Aprovechamientos
Aclaración sobre contenido adulto
Capítulo 8: Poesía clandestina
Debate sobre lo que se viene
Capítulo 9. Culpas y Apegos [Primera Parte]
Capítulo 9: Culpas y Apegos [Segunda Parte]
Capítulo 10.- Sin límites [Primera Parte]
Capítulo 10: Sin límites [Segunda parte]
Capítulo 10 - Sin límites [Tercera parte]
Preguntas y respuestas - Capítulo 10
Capítulo 11.- Nadas y Distancias
Capítulo 12: Amistades y Sorpresas [Primera Parte]
Capítulo 12: Amistades y Sorpresas [Segunda Parte]
Capítulo 12.- Amistades y Sorpresas [Tercera Parte]
Capítulo 13. Trastocamientos y Necesidades
Capítulo 14: Acusaciones y Preocupaciones
Capítulo 15.- Limerencia y Aprendizaje
Capítulo 16.- Confesiones y Empatías
Capítulo 17. Lecciones y Confianzas
Capítulo 18.- Confianzas y Espacios
Capítulo 19.- Negaciones y Dobles
¡¡¡Regresamos!!! (y algo más ^^)
Capítulo 20 - Rechazos y Recuerdos [Primera Parte]
Entrevista a Rodri (el real) - Parte 1
Capítulo 20: Recuerdos y Rechazos [Segunda Parte]
Entrevista al Rodri (el real) - 2da parte
Capítulo 20 - Rechazos y Recuerdos [Tercera Parte]
Entrevista a Rodri (el real) - Tercera Parte
Capítulo 21. Entendimientos y Promesas [Primera Parte]
Entrevista al Rodri Real [Parte 4]
Capítulo 21. Entendimientos y Promesas [Segunda Parte]
Entrevista a Rodri Real [Quinta y última parte]
Capítulo 22. Amistades y Reflexiones

❧ 6. Revelaciones y Proposiciones ☙

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Aira sintió que hiperventilaba.

—¿Estás...? —Pasó saliva—. ¿Estás segura de lo que me dices?

Su amiga asintió. Aira bebió de su bebida al tiempo que se preguntaba mentalmente si era cierto lo que ella le decía. Simplemente sus oídos no daban crédito.

—Me pareció raro que se preocupara de esa manera. Se puso muy ansioso cuando no habías venido a la escuela y me soltó todo un cuestionario que, ufff. ¡Me agobió!

Ella rodó los ojos, mientras que Aira sentía que todo su corazón revolucionaba a mil por hora.

—Cuando le pregunté por qué reaccionaba así, me dijo que sufre de Aspeber.

—Asperger —se adelantó a decir—. Trastorno de Asperger.

—Ah, sí. Y bueno, más o menos le entendí que...

—¿Y qué te dijo? ¿Cómo fue su reacción? ¿Qué te preguntó? ¿Se enojó? ¿Qué fue exactamente lo que te dijo, Ani? ¿Qué fue lo que te dijo? ¡Vamos, dímelo! —habló ansiosa mientras empujaba su silla a la de ella.

‹‹¡Ella reacciona igual de exagerada que él!››, se dijo Ana María al tiempo que oía todo el monólogo que Aira le soltaba, y la observaba con suspicacia. Luego, le contó su charla con Rodrigo, tratando de que no pareciese desesperado, recordando la petición que le había hecho su profesor. No obstante, tal y como se comportaba Aira en ese instante, con una ansiedad y adrenalina al mil por hora al invadirla de preguntas, recordó lo que su maestro le había dicho acerca del porqué sentía con mayor intensidad que los demás.

—Tú no sufres de Asperger, ¿no? —preguntó curiosa.

—No, ¡nada que ver! —habló con una cara de estúpida felicidad—. Pero, dime, ¿qué fue lo que te dijo? ¿Cómo reaccionó? ¿Se puso serio? ¿Se enojó? ¿Se entristeció?

Aira seguía soltándole todo su monólogo sin parar.

Cuando vio que, por fin, parecía haberse calmado, Ana María volteó a ambos lados para cerciorarse de que nadie las espiaba. Para su tranquilidad, a esa hora eran las únicas que quedaban en el aula. Solo en la puerta delantera había un grupo de tres chicos que conversaban, mientras que, en la otra esquina del lado oeste, había un compañero con sus audífonos de su teléfono, durmiendo. Una vez que se cercioró de que nadie las escuchaba, soltó lo que tanto sospechaba:

—¿Estás segura de que no te gusta el profesor Ambrosio? —le dijo en un cuchicheo, que provocó que Aira se exaltara.

—¡Nooooo! ¡Qué va! —Se puso roja—. ¡Ya te dije que no! Es un pedante, vanidoso, arrogante, que no aguanto para nada, snob, engreído. Ayyyy, ya no me hables más de él, ¿quieres?

Hizo una mueca falsa de fastidio, la cual le duró poco, porque la gran sonrisa que se veía en todo su rostro era imposible de disimular.

‹‹Le gusta››, se dijo Ana María con una cara de complacencia.

Sacudió la cabeza mientras observaba a Aira. Esta suspiró profundo al tiempo que seguía sonriendo como boba. Luego, su vista se desvió al pasadizo en donde Rodrigo, quien se hallaba de espaldas, conversaba con otros estudiantes.

‹‹Y yo que pensé que eras distinta a las otras que se les cae la baba por él››.

Volteó a ver a quien espiaba su amiga. Tal como sospechaba, era Rodrigo su objetivo visual. Ana María sonrió e hizo una mueca de triunfo al percatarse de la situación.

‹‹Pues no hay nada que hacer, el profesor Ambrosio es bastante guapo, eso sí. Pero nunca creí que caerías rendida a sus pies. Con el carácter que tienes, no te imaginé que fueras tan enamoradiza››.

Aira había extendido su brazo izquierdo en toda su carpeta para luego apoyar su rostro sobre él. Desde esa posición podía descansar, mirar a Rodrigo... soñar con Rodrigo... pensar en Rodrigo..., ignorante de que su secreto había sido descubierto, y sería resguardado, por su fiel amiga.

Después de que Rodrigo se fuera con dirección a la cafetería, provocando que Aira le sugiriera a Ana María para salir a los pasadizos que daban a los patios, para así poder observar mejor de lejos a su maestro, Ana María sonrió al darse cuenta de que todo confirmaba sus sospechas. Su amiga estaba completamente enamorada de aquel.

‹‹Esto es bueno››, se dijo sonriendo al tiempo que se arreglaba su flequillo. Detestaba que su pelo se le ondulase, y por más que se aplicaba la plancha de pelo, al no saberlo hacer bien, aquel se le rebelaba.

‹‹Por un momento me preocupaste y me pregunté si alguna vez te interesaría Caballero››.

Alzó su rostro con dirección a las canchas deportivas, en donde el aludido jugaba fútbol con varios compañeros más. Acababa de marcar gol y corría a celebrarlo. Un par de chicas, que eran de su clase y fieles admiradoras de él, lo felicitaban y le invitaban de sus envases con agua para que se refrescara. Ana María no pudo evitar sentir un estrujón en su interior al ver dicha escena. Los celos la incomodaban sobremanera. De inmediato, desvió su vista y observó a su compañera, quien contemplaba embelesada a Rodrigo en su trayecto a la cafetería. Ella sonrió con tristeza al darse cuenta de que ambas estaban en situaciones parecidas.

‹‹No sabes cuán tranquila me siento por no tenerte como rival››, pensó para luego unirse a su amiga en su danza de contemplaciones a lo lejos, como mudos testigos de aquellos amores que se les negaba a ambas...

************

Cuando Rodrigo se perdió de vista para Aira, Ana María le sugirió entrar de nuevo al aula. Se moría de celos al ver cómo las admiradoras de Caballero se desvivían por él y se aferraban a su brazo, luego de concluido su partido de fútbol.

Llevaba amando en secreto a su compañero desde que lo había visto, antes de la formación del primer día de clases, hacía casi cuatro meses atrás.

Caballero, al ser nuevo, se había perdido durante su trayecto a la escuela. Ana María, quien vivía por el mismo barrio de él, se había detenido en la banca de un parque para descansar; había tenido la mala suerte de pisar mal y tenía el tobillo hinchado. El joven, al hallarse desorientado, le preguntó si conocía en dónde quedaba la secundaria Francisco Bolognesi; y al darse cuenta de que coincidían en la misma, se había ofrecido en ayudarla para llegar a aquella.

Desde entonces, Ana María se había interesado en él. Pero, al ser de buena apariencia física, Caballero no solo no había pasado desapercibido para ella; tenía a todo un grupo de chicas, de diversos grados y secciones, que gustaban de verlo jugar básquet y fútbol durante los descansos, para tortura de la insegura amiga de Aira. Peor todavía, cuando se había dado cuenta de que el susodicho parecía gustarle su amiga, se había tragado los celos que aquello le provocaba. Mas, al ver el desdén con el que la muchacha lo trataba, se había dado cuenta de que no era alguien de quien pudiera temer. Y ahora, al enterarse de que tenía un interés amoroso, aunque fuera su profesor, se aseguraría de apoyarla, y con ello, asegurarse de alejarla más de José María.

Lo que le causaba curiosidad era saber qué tan interesada estaría su amiga en tratar de concretar algo con su maestro. Ignorante de su pasado, se aventuró en formular la siguiente pregunta que abriría un abanico de oportunidades para Aira:

—¿Y piensas hacerle un regalo a algún profesor por el Día del Maestro?

Aira la miró, sorprendida.

—¿Cómo?

—Me gustaría regalarle un set de perfumes a quien fuera nuestra tutora el año pasado. La señora Bueno me ayudó mucho en los repasos de Geometría —afirmó Ana María, de forma inocente.

—¿Aquí suelen dar regalos a los maestros, Ani?

Su amiga asintió.

—Claro. ¿No lo sabías?

Aira negó con la cabeza.

—Creo que entonces no te habían trasladado del orfanato, ¿no?

—Yo entré en el segundo semestre, en agosto —contestó—. Y el único regalo que le di a alguien fue a la señora Bueno, cuando fue su cumpleaños en diciembre.

Ana María asintió. Luego esbozó una pícara sonrisa, por la travesura que estaba próxima a soltar.

—Lástima que no le dieras ningún regalo al tutor durante su cumpleaños, pero te puedes resarcir durante el Día del Maestro, ¿no crees?

‹‹¿Cumpleaños? ¡¿Cumpleaños de Rodri dijo?!››, pensó la joven al tiempo que abría y cerraba las pestañas varias veces.

—He visto que le gusta vestir muy formal, quizá un par de gemelos le venga bien —prosiguió Ana María.

—¡Espera un segundo! —Aira se levantó como si estuviera dando una orden presidencial—. El cumpleaños de Rodri... digo, del profesor Estremadoyro, ¿ya pasó?

Ana María asintió, al tiempo que enarcaba la ceja.

‹‹¡Qué raro que lo desconociese, siendo que le gusta! Yo lo primero que hice fue averiguar cuándo fue el cumpleaños de Caballero››.

—Sí. —Asintió.

—¡¿Cuándo fue?! —se apresuró en preguntar.

—Pues... —Se rascó la nuca y miró a un costado tratando de hacer memoria.

—Dime, Ani. ¿Cuándo fue? —habló exaltada.

‹‹¡Vaya que está interesada!››, pensó al tiempo que sonreía.

—El primer lunes de la semana de los exámenes bimestrales. Los primeros días de mayo quizá...

De inmediato, Aira retiró su celular de su bolsillo. Digitó unas teclas para verificar el calendario en este. Cuando sus ojos dieron con la fecha indicada, no pudo evitar sentir un vuelco de emoción en su interior.

‹‹Así que eres un lindo taurito››, se dijo al tiempo que sus ojos se toparon con la fecha signada al lunes 8 de mayo pasado.

No obstante, la felicidad le duró poco. Arrugó la frente y suspiró con resignación al darse cuenta de que no había tenido oportunidad de celebrarlo, menos darle un obsequio a Rodrigo.

—Y... —Hizo una pausa para luego tratar de sonar lo más posible para evitar soltar sospechas, ignorante de que ya era más que evidente su interés por el maestro—. ¡Cuéntame! ¿Cómo le celebraron? ¿Le dieron muchos regalos? ¿Comieron pastel de cumpleaños?

Ana María no pudo evitar sonreír al ver a su amiga con aquellos ojos emocionados.

—¿Qué? —le preguntó Aira.

—Nada. —Se arregló un flequillo detrás de la oreja. Volvió a reír, a pesar de tratar de disimular—. Nada.

La joven arrugó la frente, pensativa. No obstante, ansiosa como estaba por descubrir cómo había sido la celebración del cumpleaños de Rodrigo, le dio poca importancia. De inmediato, dirigió de nuevo la charla a donde le interesaba.

—Y cuéntame, ¿qué más pasó?  

—Lo normal; la representante de la clase nos pidió una cuota a todos para comprar la torta, y pidió que trajéramos algunos bocaditos y gaseosas. Una hora antes de que terminaran las clases, como tocaba Literatura, le pidió al profesor saltarse la materia porque queríamos celebrarle su cumpleaños.

—¡¿Y cómo reaccionó?! ¿Se enojó? ¿Se sorprendió? ¿Se alegró?

Aira no podía controlar su emoción al imaginarse la reacción de Rodrigo al celebrarle de manera sorpresiva su cumpleaños. Por un momento sintió envidia ajena de sus compañeros de poder compartir con él aquel importante momento, oportunidad que ella no había tenido desde que lo conocía.

Su amiga se encogió de hombros.

—No sé, no le presté atención. Accedió de buena gana, supongo, porque entre todos le cantamos feliz cumpleaños y le dieron varios regalos luego, sobre todo las alumnas. —Rodó los ojos, divertida, al recordar cómo se desvivían sus compañeras por darle su regalo, saludos y abrazo a Rodrigo.

Aira frunció el ceño, molesta, al imaginarse dichas escenas.

—¿Alumnas?

Su amiga asintió.

—Ya sabes, las tiene locas a muchas. —‹‹Y a ti incluida››. Se rió—. Y no perdieron el tiempo en desvivirse en atenciones con él.

—Ya veo. —Aira no pudo evitar soltar una mueca de disgusto.

—Ese lunes parecía Día de San Valentín, de tantos dulces que recibió.

Sonrió al recordar dicha tarde. En aquella ocasión le había hecho gracia que Rodrigo se sonrojase al recibir tantos regalos, tanto que tuvo que pedirle al delegado que los guardase en el armario del aula, porque en su maletín no iban a caber.

Aira había hecho un puchero y sentía un pequeño ardor del estómago al imaginarse a Rodrigo siendo objeto de atención de varias de sus compañeras.

—¿Y eso fue todo, Ani? —preguntó la adolescente, tratando de asegurarse si había tenido alguna atención en especial con alguna alumna que no fuera ella.

—¿A qué te refieres?

—¿Qué pasó luego de que le dieran sus regalos?

—Bueno, el delegado repartió su porción de torta a cada uno, comimos y nos fuimos a casa.

—¿Estás segura de que no pasó nada más? —la interpeló Aira, molesta.

Ana María enarcó la ceja, pensativa.

‹‹¿Quieres indagar si alguien se te ha adelantado?››

—Dime, Ani...

—¡Qué va a pasar! Cada uno se fue a su casa y ya. ¡Yo que sé! —Se encogió de hombros.

Aira la miró, poco convencida. A su amiga esta situación cada vez le producía más risa.

La joven de ojos negros bajó la cabeza, meditabunda.

—Aira...

—¿Qué? —respondió sin dirigirle la mirada. Seguía hundida en su mar de cavilaciones, imaginando lo peor.

—Te veo muy preocupada.

—Figuraciones tuyas —contestó la adolescente, todavía cabizbaja.

Ana María se acercó a ella y le susurró:

—¿Estás segura de que no te gusta el profesor Ambrosio?

Aira levantó la cabeza y tragó saliva. Su corazón comenzó a latir desbocado. Ya eran varias veces que le preguntaba en ese mismo día, por lo que temió que su secreto hubiera sido, sin querer, revelado.

Se preguntó si había sido demasiado obvia en indagar sobre el cumpleaños de Rodrigo. Pero, era tanta la emoción que la consumía por saber cómo había pasado, siquiera unos minutos, ese día tan especial en su vida, que empezó a lamentarse por ser un diccionario abierto en cuanto a sus emociones.

Rápidamente, trató de buscar cualquier excusa para salir bien librada. Sin embargo, cuando iba a decirle la primera mentira que se le pasaba por la cabeza, la campana le salvó, literalmente hablando. La hora de descanso había terminado. Peor todavía, si creía que con ello su corazón se calmaría, estaba muy equivocada.

Cuando vio a Rodrigo entrar por la puerta del aula en dirección a su pupitre, seguido de los demás alumnos que hacían lo propio, se preguntó si los planetas no se habían alineado ese día para provocar que su corazón se emocionara a mil por hora.

************

Luego de que Aira, Ana María y el resto de alumnos tomaran sus asientos respectivos, el tutor se dirigió a todos:

—Bueno, se preguntarán por qué estoy aquí, en reemplazo del profesor de Economía —habló Rodrigo con su tono de voz acostumbrada y caminando frente a todos.

—Si aparte de Literatura, usted nos quiere enseñar otras ‹‹cosas››, no me opongo —dijo una alumna.

—Yo menos —añadió otra.

—Ni yo.

Un coro de risas se escuchó en el aula, provocando que Rodrigo se sonrojara.

—¡Dejen las bromas para después! ¿Quieren?

—¿Eso quiere decir que después podremos bromearle? —Una chica morena, que se sentaba en la primera fila, le guiñó el ojo.

El resto de alumnos volvieron a reírse, menos Aira, quien le dedicó una mirada asesina a la susodicha.

Rodrigo tosió, incómodo, y se apresuró en poner orden, para luego encausar la charla a donde quería:

—Le robaré solo diez minutos al profesor de Economía, porque como su tutor, debo discutir con ustedes algo de suma urgencia.

Los estudiantes se miraron entre todos, extrañados.

—Como saben, queda solo poco más de una semana para la celebración del Día del Maestro, ¿sí?

Los demás asistieron.

—Y la Dirección nos ha pedido que organizásemos una actuación especial para esta ocasión... Como nota extra obligatoria para los de Quinto Año.

Se acomodó los lentes, bajó la cabeza y se sonrojó.

Los estudiantes lo miraron, interrogativos, menos una, quien se hallaba tan sumida en sus pensamientos, que sus ojos solo veían a Rodrigo andar de aquí para allá, nervioso, mas no estaba concentrada en lo que decía.

‹‹Quizá pueda regalarle algo por el Día del Maestro... Pero, ¿cómo se lo tomará? ¿Dejará que le dé un obsequio? Me dijo que quería mantener la distancia entre nosotros, cierto. Pero ¿por qué se preocupó tanto por mí? ¿Será verdad que solo es porque quiere que esté bien, como me dijo el otro día? O quizá... o quizá...››, pensó Aira al tiempo que percibía que miles de mariposas danzaban en su interior.

—Hace varios días me lo dijo la Dirección, solo que... —agregó Rodrigo.

El maestro se acarició la cabeza y pasó saliva. Luego se dirigió a los estudiantes, quienes lo miraban expectante.

—¡Se me había olvidado...! —dijo muy nervioso.

Un ruido de voces chillando, otros protestando, otros bromeando, se escuchaba en la clase.

—Pero, profesor, no nos va a alcanzar el tiempo para ensayar nada —le acotó el delegado—. Queda poco más de una semana, ¿qué podemos preparar en este tiempo?

—Lo sé, lo sé —añadió Rodrigo tratando de sonar lo más calmado posible, mas fue en vano—. Por eso mismo, estaba pensando en que pudiéramos organizar algo que no requiriese de mucho tiempo y dedicación. Quizá una declamación de poesía, no sé...

El coro de protestas entre los alumnos no hizo más que aumentar.

—¡Imposible! —observó el delegado—. A estas alturas, muchos estamos estudiando para las pruebas mensuales, las clases de refuerzo terminan mañana, otros ya hemos empezado nuestros cursos en las academias preuniversitarias.

—Mi ciclo comienza el lunes.

—El mío mañana.

Varios de los estudiantes asistieron.

Rodrigo sintió que una gota de sudor frío bajaba por su sien al darse cuenta de la situación. Había estado tan preocupado y distraído por el tema de Aira, que el concentrarse en sus labores, entre ellas, el organizar con la debida anticipación las actividades escolares que la Dirección le encargaba, se le dificultaba. Recién durante la charla que había tenido con otra profesora, en la mañana, al preguntarle qué era lo que su sección tenía preparado, que había recordado aquello. De inmediato, durante el primer descanso, le había pedido a otro de los profesores, el de Economía, que le regalara entre diez a quince minutos con sus alumnos, para poder organizar las cosas con la premura debida.

—Lo entiendo, y asumo la culpa —admitió, tratando de sonar lo más calmado posible—. Por eso mismo, y sabiendo que tienen su agenda muy apretada, estaba pensando en alguna actividad que no requiera de la participación de muchos y pueda prepararse durante poco tiempo.

—¿Y qué propone? —preguntó el delegado, de apellido Balbín.

—Una declamación de poesía.

Sus estudiantes se miraron entre sí. No parecían muy convencidos ante ello.

—La Literatura es mi fuerte y tengo un buen repertorio de poemas que proponer.

—¿Poesía? —le interpeló un alumno.

Rodrigo asintió.

—¡Qué monse! —añadió otra.

—Pareceremos niños de primaria, no de Quinto Año.

Varios de los alumnos asintieron, dándole la razón.

—Además, no podemos hacer lo mismo, tenemos que ser más creativos —dijo otro alumno—. Los de la sección "A" van a presentar poesías también. Lo sé porque mi hermana gemela está ahí.

—¿No se le ocurre nada más? —preguntó Balbín.

—Bueno, no sé... Como me gusta la poesía, yo pensé que... a alguien le interesaría hacerlo, quizá.

Rodrigo dirigió su vista a Aira. La joven estaba mirando al cielo, mientras seguía hundida en su mar de cavilaciones sobre él.

‹‹Ayyy, ¿y si me rechaza de nuevo? ¿Será tan cruel de negarse a recibir un regalo mío, siquiera por el Día del Maestro? No creo, él no es malo, aunque sea un pedante. Quizá, en verdad, guarda dentro de sí algo aún por mí, y por eso se preocupó tanto cuando habló con Ana María... Pero, ¿y si no es así?››, pensaba.

El maestro iba a llamarla por su apellido para proponerle que declamara para la actuación, pero su alumno se le adelantó:

—¿Y si presentamos un baile de parejas, tipo marinera(1) o tondero(2)? —propuso Balbín—. Aquí hay varios que están en el taller de danzas como parte del curso de Arte, y con lo expertos que son, no les tomará muchos días en practicar.

Sus compañeros asintieron, convencidos.

—¿Eh? —preguntó Rodrigo.

—Por ejemplo, si elegimos marinera, de los que sé que tienen libres las tardes, al que mejor le he visto bailar es a Caballero y él podría representarnos —prosiguió el delegado para luego voltear a observar al susodicho.

—¿Queeeeé? —exclamó el joven de pelo rizado—. ¡Ni hablar! ¡Tú estás loco, Balbín!

—Es por nuestra nota, huevón. ¡Haz un esfuerzo! —le reclamó un alumno a Caballero.

—Pero, oye, ¡que tengo cosas que hacer en la tarde!

—¿Cómo qué?

—No sé. —Se encogió de hombros—. ¿Dormir?

Los alumnos se rieron y aplaudieron la propuesta, al tiempo que hacían oídos sordos a los reclamos de Caballero.

—Bueno, no parece mala tu propuesta —indicó Rodrigo—. Si lo planteas así.

—Y propongo que su pareja sea alguien de las chicas que tiene tiempo libre y mejor baila... Este... —continuó Balbín—. ¿Quién podría ser?

Observó entre todos sus compañeros para ver a quién proponía. Finalmente, cuando dio con aquella jovencita que seguía pensando en las musarañas, sus ojos se le iluminaron.

—¡Gonzáles podría ser su pareja!

El maestro abrió los ojos como plato al escucharlo.

—Si es así, ¡acepto! —habló en voz alta Caballero, al tiempo que se levantaba y sonreía con una cara de felicidad absoluta.

Rodrigo tenía la mandíbula desencajada, mientras que Aira seguía meditabunda, ignorante ante la situación tan irónica que se les presentaba. 

(1) Marinera: Es un baile típico de la costa peruana, que muestra el mestizaje español-americano-africano, en donde una pareja, ataviada de pañuelos, bailan coquetamente.

(2) Tondero: Parecido a la marinera, solo que con ligeras variantes. 

*************


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