De noche. ¿Y donde estaba Christian? ¿Por qué ni siquiera había llamado? Joder… y le había prometido que no se preocuparía. Que estaría bien hasta que este llegara. Pero no podía consigo misma. Necesitaba verlo y saber que estaba bien. Que todo había resultado bien.
Derek: - ¿Quieres uno? – Derek le ofreció un cigarrillo. Anastasia negó con la cabeza.
Ana: - No, gracias. – respondió ella. - ¿Luke te ha llamado? – le preguntó A Kate.
Kate: - No… - contestó ella, decepcionada.
Ana: - ¿Y si les pasó algo?
Derek: - Christian es un hueso duro de roer, haría falta todo el ejército militar para que a ese le pasara algo. – inquirió Derek.
Derek: – al igual que Luke.
Ni siquiera eso pudo controlar los nervios de Anastasia y de Kate. La verdad es que ni Derek ni Elliot sabían lo que había pasado con ella y por qué es que Christian y Luke habían salido. Kate se puso de pie.
Kate: - ¿Te molesta si ocupo el cuarto de Christian unos minutos? Joder… estoy muerta del sueño.
Ana: - No hay problema. – le respondió Anastasia, con una bonita sonrisa. Kate desapareció en dirección al pasillo de habitaciones.
Elliot: - Está buena. – sonrió Elliot.
Derek: - No tanto… - se quejó Derek.
Ana: - Ya van de nuevo, par de puercos.
Elliot: - ¿Puercos, nena? Es solo una opinión. Si supieras lo que dice Christian… Anastasia blanqueó los ojos.
Ana: - Tengo que salir. - Anastasia se puso de pie, las miradas de aquellos dos hombres se centraron en ella esta vez.
Derek: - ¿A dónde vas? – preguntó Derek.
Ana: - No sé… he estado todo el día aquí… solo quiero distraerme.
Elliot: - ¿Te has molestado? – sonrió Elliot.
Elliot: – me gustan las chicas así…
Ana: - Que te den. - Anastasia le mostró el dedo medio, apunto de abrir la puerta principal. Elliot se volvió a reír, esta vez observando sin discreción el bonito trasero de Anastasia.
Derek: - ¿Quieres que te acompañe? – le preguntó Derek.
Ana:- No te preocupes. – abrió y cerró la puerta, caminando lo más rápido que podía, alejándose de la casa de Christian.