Capitulo 104

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El escritorio empezó a vibrar, en el celular apareció la imagen de Anastasia sonriendo.
Christian: - Hola… - contestó él. No había hablado con ella en todo el día, y aún se encontraba trabajando, dejando todo listo para su renuncia debido a la mudanza que haría con Anastasia. Y no, no quería arreglar las cosas por una simple llamada telefónica. Prefería invitarla a cenar, los dos solos, y así poder hablar mejor y después tal vez…
Ana: - Hola. – contestó ella. - ¿estás ocupado? – le preguntó Anastasia. No quería decirlo, pero escuchar su voz era la mejor satisfacción que podía tener.
Christian: - No para ti, bonita…
Ana: - Bonita… - susurró Anastasia. En un tono negativo.
Christian: - ¿No puedo decirte así?
Ana: - Aún no hemos hablado…
Christian: - Vale, tienes razón, bonita. – recalcó de nuevo. Anastasia no pudo evitar sonreír.
Christian: - ¿me esperarías unos minutos? Termino con esto y…
Ana: - Quería decirte algo. – le interrumpió
Ana: - ¿sabes? Kate me ha invitado a una despedida de soltera, de una de sus amigas y…
Christian: - ¿Quieres ir?
Ana: - Iré.
Christian: - ¿Qué es una despedida de soltera?
Ana: - Christian, no finjas, lo sabes.
Christian: - De veras, no lo sé.
Ana: - Lo sabes…
Christian: - Sí, sí, es cierto. Solo quería seguir hablando contigo.
Ana: - Eres tonto…
Christian: - Tú más.
Ana: - No, a ti nadie te gana.
Christian: - ¿Enserio?
Ana: - Sí.
Christian: - Bueno tú eres preciosa. – Christian apretó el celular entre sus manos. Todo esto lo hacía sentir en el cielo. Atado a él. Y sentía que nadie podría bajarlo. Era increíble todo lo que sentía por ella. Increíble. Único. Tan especial. Anastasia soltó una risa.
Christian: – y en eso nadie te gana.
Ana: - Bueno, ya, ya… iré… Luke pasará por nosotras después…
Christian: - ¿Habrán hombres?
Ana: - Que se yo.
Christian: - Vale… - dijo él, frustrado. “¿Hombres?” genial, y después de lo pésimo que se había portado anoche con Anastasia ella iría a una despedida de soltera con hombres. Hombre que bailarían con ella y que sin duda alguna coquetearían con ella.
Ana: - ¿Estás ahí?
Christian: - Sí, perdón… - tragó saliva.
Ana: - Te veo después…entonces…
Christian: - Te esperaré igual. Anastasia sonrió al otro lado de la línea. Se le hacía imposible enfadarse con él. Lo tenía todo. Su voz, sus palabras, la manera en la que la hacía hacer especial. No podía odiarlo. No podía cabrearse con él. Lo amaba muchísimo. Era el hombre de toda su putísima existencia.
Ana: - Vale, adiós…
Christian: - Oye. – le interrumpió él.
Ana: - Dime…
Christian: - Te amo, gatita.

Secuestrada Where stories live. Discover now