Capitulo 99

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¿?: - Son cien dólares, cariño. – le sonrió la chica.

Jack: - Lo que sea, joder. – le tiró los billetes al suelo.
Jack: – pensé que cobrarías menos por ser yo.

¿?: - Ni lo sueñes. – se defendió ella, y salió de la suite de Jack meneando las deseables caderas de un lado a otro. Recogió el resto de su ropa en el camino hacia la puerta.
¿?: – si necesitas algo, llámame. – él la miró despectivo, mientras la rubia cerraba la puerta de aquella suite.

Otra noche más. Otra puta más. Y se le hacía eterno. Se le hacía eterno y apenas había pasado una semana desde que Anastasia había desaparecido de nuevo. No veía la hora de volver a verla y poder cobrarle todo lo que le había hecho.

Jack: - Puta… - murmuró.
Jack: – que te follen bien Anastasia Steele. – dijo lleno de ira pura. Sacó otro Derby del bolsillo y se lo puso en la boca.
Jack: – que te den bien hasta que yo vaya por ti. – encendió su cigarrillo y aspiró el humo hasta los principios de su garganta, para luego dejarlo salir.
Jack: – disfrútalo…

Le dolía. Y se había convertido en una jodida obsesión. Anastasia era su maldita droga. Era el punto que lo tenía enloquecido. Y disfrutaría tanto el día en el que la viera sufriendo al igual que él, horas antes de que lo dejara plantado en su propia boda. Pero sí… pagaría todo. Todo lo que le había hecho. Le pagaría todas y cada una de las cosas que le hizo sentir ese maldito día. Y el momento…estaba cada vez más cerca…
El celular de Jack empezó a sonar.

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Kate: - ¿Qué te pasa? – le preguntó Kate, al verla sentada sobre las pequeñas butacas de al cocina, a esas horas de la noche. Anastasia solo después de un par de segundos pudo reaccionar ante sus palabras.

Ana: - Nada… - mintió. En verdad se le había quitado el sueño. Se desató la trenza que acababa de hacerse, dejándose el cabello libre. Kate se quedó observándola, la conocía mucho como para tragarse esa mentira. Se le acercó.

Kate: - Va enserio, ¿qué sucede? – volvió a cuestionarle.

Ana: - Es que… - ella respiró hondo. Desde hoy en la mañana, con aquella pesadilla, las cosas se le habían hecho pesadas. Tenía cierto presentimiento que no le dejaba en paz.
Ana: – siento que… siento que algo no anda bien…

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Jack contestó el celular.

Jack: - Buenas noches, Raymond. – le saludó Jack. El padre de Anastasia se aclaró la garganta. Después de todo lo que había pasado, había huido de Las Vegas hasta su residencia en Hawaii, para evitar la típica interferencia de los medios de comunicación. No quería saber nada de la putísima prensa y sus chismes de última sobre “el nuevo secuestro de su hija”. Lo peor era que algunos periódicos ya sospechaban sobre la relación que tenía ella con el mismo secuestrador.

Ray: - ¿Cómo va la búsqueda de mi hija? – le preguntó.

Jack: - Mejor que nunca. – le afirmó Jack. Era él quién se encargaba de buscarla mientras Raymond estaba de viaje.

Ray: - ¿Qué sabes?

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Kate la miró dubitativa.
Kate: - ¿Qué estás pensando?

Ana: - Hoy tuve una pesadilla…

Kate: - Vaya, pensé que habías madurado. – se burló Kate.

Ana: - ¿Por qué nadie toma enserio esto? Joder esto es real Kate, estoy hablando muy en serio…hay algo que no está bien… y…y no sé que es.

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Jack apretó el teléfono entre sus manos, orgulloso.

Jack: - Se el lugar exacto en donde tienen a Anastasia. – sonrió.
Jack: – se donde está, con quién está y todo…todo lo demás…
Raymond río en la otra línea. Pronto podría volver a Las Vegas sin tener que avergonzarse de nada.

Ray: - ¿Y qué estás esperando? Tráela de vuelta.

Jack: - Espero el momento exacto, señor… - le afirmó. Y otra fina sonrisa se le formó en los labios.
Jack: – se perfectamente lo que tengo que hacer, y como hacerlo. Cuando usted este de vuelta, Anastasia estará conmigo de nuevo. Pero lo más importante… - añadió Jack.
Jack: – ese imbécil de Christian Grey, aquel que tiene a su hija, estará pudriéndose en su propia tumba.

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Y ojala aquella noche alguien hubiera prestado atención a los presentimientos de Anastasia. Porque pronto, aquellas señales… sucederían.

Secuestrada Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz