Capitulo 101

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Y aquella noche, todo se saldría de control.
Tres y media de la madrugada. Christian giró la manija de la puerta lentamente, con la intención de no despertar a Anastasia. Pero no fue necesario aquello, ella llevaba despierta toda la noche.

Ana: - Pensé que nunca llegarías. – le dijo ella, completamente enojada, cuando él encendió las luces. Sin responderle, procedió a quitarse la chaqueta de cuero y la camiseta ploma. Había tomado mucho, simplemente no quería hablar para no cagar más las cosas.
Ana: – joder, sabes perfectamente que he estado preocupada por ti, Christian…pero claro, eso nunca te importa…

Christian: - Sí me importa. – respondió él. Aun guardando la calma. La cabeza no dejaba de darle vueltas. Simplemente necesitaba descansar y que se le pasara de una puta vez toda esa resaca.
Christian: –quería salir con Luke, nada más, eso es todo.

Ana: - Pero pudiste a verme llamado…

Christian: - Te dije que saldría ¿Qué más tengo que hacer por ti? – le preguntó enojado. A Anastasia se le erizó la piel por completo.

Ana: - Si no quieres, absolutamente nada.

Christian: - Entonces déjame y ya…no hagas tanto drama por una jodida salida con mi mejor amigo…

Ana: - No es eso. Sabes perfectamente que no me molesta, es que hoy…hoy sentí que… que podía pasarte algo, y… una llamada pudo a ver cambiado las cosas.

Christian: - ¿Es que todo tiene que ser perfecto contigo? – le reclamó Christian. Se despeinó el cabello. Fatigado. Y no sabía de qué. No tenía la menor idea de cuanto daño le estaba haciendo justo ahora.

Ana: - Basta…

Christian: - ¿Basta qué? Es una vez la que salgo a divertirme y te parece mal.
A Anastasia se le llenaron los ojos de lágrimas. Las ganas de llorar se le habían hecho infinitas. Pero no se lo demostraría. Si de carácter se trataba, ella podía ganarle. No lloraría. No lo haría.

Ana: - Puedes hacer lo que quieras, no me interesa. – le contestó.

Christian: - Vale, piensa eso siempre.

Ana: - Lo haré.

Christian: - ¿Enserio? Genial… el día en el que quiera acostarme con otra no me digas nada.

Y aquello, había sido demasiado. El impulso se hizo acto, y volteó el rostro de Christian con sus propias manos. Una bofetada que le había dolido muchísimo más ella. Y sí, se partió en lágrimas. Christian salió de la habitación, cerrándola con fuerza detrás. Se iría. No sabía a donde. Pero lo haría. Y lo peor de todo, es que al siguiente día, no podría recordar nada de lo que había pasado.

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