Capitulo 77

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Anastasia lo besó en la boca. Christian no dudo en besarla también. Y se sintió de nuevo él. De nuevo como antes. Abrió sus labios, empujando los de Anastasia, apretándole las caderas, acariciando su espalda y su cabello. Ella le apretó el cuello. Introdujo su lengua ligeramente en la boca de Christian. La humedad hizo que Christian se estremeciera por completo, la tocó con la suya. Y sintió un pequeño revuelo en todo su cuerpo.

Anastasia separó sus labios por un segundo. Christian soltó un respiro, quiso volver a besarla...

Ana: - Te amo... - le dijo ella. Christian se relamió los labios, deseando muchísimo besarlos de nuevo. El sabor era el mismo. Tan jodidamente perfecto y dulce como su boca. Entonces volvió a comerle la boca.

Desesperado. Necesitaba darle más que solo un simple beso. Necesitaba dárselo todo esa noche. Sintió las finas manos de Anastasia empujarlo. Christian retrocedió un par de pasos, adentrándose a la habitación de Anastasia, sus piernas llegaron a tocar el borde de su cama.

Christian: - Dilo de nuevo. - le pidió él. Y sus manos bajaron sigilosamente por la curva que Anastasia tenía en la espalda, la abrazó, y volvió a subirla hasta llegar al borde de la cremallera de su vestido. Anastasia subió la mirada hasta sus ojos. Mientras Christian intentó bajarla. Más y más. Hasta lograr hacerlo completamente.

Ana: - Te amo, te amo... - le susurró ella, esta vez en el oído, se lo besó. Christian se tensó. Se estaba aguantando muchísimo. Había pasado un año, un año terrible, pero Anastasia nunca dejaría de ponerlo así, tan duro, tan excitado, tan tenso, él y cada uno de sus músculos. Se bíceps se endurecieron, dando a notar sus venas. Y Anastasia reconocía ese síntoma. Volvió a besarle el oído, jugueteando con su lóbulo. Y el vestido resbaló entre sus piernas hasta tocar el piso. Christian le acomodó el cabello hacia atrás. Esto le traía tantos...muchísimos recuerdos. Sus labios se juntaron y besaron el cuello de Anastasia.
Ana: - Oh... - gimió. Se mordió el labio inferior. Él tragó saliva. Si tan solo supiera lo duro que estaba. Tal vez no se sorprendería. Entonces bajó la mirada. Observando sigilosamente el bulto entre los pantalones de Christian. Quiso tocárselo como antes. Que gimiera de las mismas ganas de hacérselo. Que todo fuera como antes. Pero en vez de eso, lo tumbó sobre su cama.
Él la miró desde abajo, sosteniéndose con los codos. Se relamió los labios. Mientras observaba la bonita y caliente escena que Anastasia hacía para él. Que Diosa. Mierda. No dejaría de ser así nunca. Era preciosa. Perfecta. Perfecta en todos los sentidos. Se puso sobre él, gateando sobre la cama. Dejando ver su precioso culo. Delicioso. Hace muchísimo que no lo tocaba. Vale...hace muchísimo que no tocaba nada de ella. Ni probaba nada de ella. Sin besarlo, colocó sus senos en bandeja a los ojos de Christian. Este no pudo evitar besarle el cuello hasta llegar a la punta de su mentón. Sentir su piel caliente sobre sus labios. Su tibia temperatura. Y explotaría. Sus pantalones reventarían en cualquier momento. Sentía que el miembro se le movía por dentro. Que crecía dentro de él por el solo hecho de tener a la mujer que más le excitaba en el mundo justo delante de él y sin a verla follado aún.

Ana: - Vaya... - entonces, ella hizo lo último que él esperaría en ese momento. Algo que lo llevaría a la punta de sus límites. Tocó su miembro por fuera. Suave. Lento. Una preciosa masturbación. Sus pequeñas manos quisieron tenerlo a carne viva entre sus dedos. Lo apretó.

Christian: - Ah...Dios... - gimió él. Inconsciente. Cerró los ojos y apretó la mandíbula fuerte para no perder el control todavía. Pero ella no paraba. Y lo tocaba más, y cada vez más intensamente.
Christian: - sácalo... - le pidió él.

Ana: - No te oí, guapo...- jugó ella. Christian sonrió. Extrañaba esto.

Christian: - ¿Cómo quieres que te lo pida?

Ana: - No lo sé, depende de ti... - le dijo ella. Se sentó sobre las caderas de Christian. Haciendo que la calentura de su feminidad, aún con las braguitas puestas, tocara la punta del miembro de Christian. Este apretó los dientes.

Christian: - Cógelo, joder. - le pidió. Ella se movió sobre él. Sintiendo como la erección de Christian crecía cada vez más.

Contrólate... pensó.

Pero había sido demasiado tarde. La cogió de los muslos e hizo que se colocara bajo su cuerpo.

Secuestrada Where stories live. Discover now