Capitulo 84

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Christian: - ¿Te lastimé verdad? – estampó sus labios de nuevo sobre el hombro de Anastasia.

Ana: - Si seguimos así no viviré mucho… - bromeó ella. Christian le dedicó una bonita sonrisa. ¿Hace cuanto había empezado a ser propio de él el acto de sonreír? Ahora sonreía con facilidad. Era ella quien lo hacía sonreír.

Christian: - ¿Tú crees? – se acurrucó sobre los senos desnudos de Anastasia. Ella lo abrazó.

Ana: - No puedo ni siquiera hablar…

Christian: - Tú me dijiste que querías.

Ana: - Quiero.

Christian: - No más, nena. – le aclaró él.
Christian: – te puedo dejar peor…

Anastasia le besó la cabeza. Que asombroso era todo esto. Que perfecto resultaba estar con él. No veía otra mejor forma de ser feliz que estando a su lado. A pesar de sus defectos, de sus errores, de sus secretos, de su pasado. Era así. Y así lo amaba.

Ana: - ¿Y como están todos en Kingston? – preguntó Anastasia, jugando con el pelo de él.

Christian: - Extrañándote.

Ana: - Mentiroso… - Anastasia negó con la cabeza.
Ana: – creo que me porté muy mal con todos la última vez.

Christian: - No fue tu culpa.

Ella se quedó callada. Había una enorme duda que le rondaba la cabeza desde que había vuelto a verlo. Tenía que preguntárselo… necesitaba saberlo…

Ana: - Christian… - susurró ella.

Christian: - ¿Sí? – le preguntó él. Los susurros de ambos se escuchaban en medio de la oscuridad de aquella habitación.

Ana: - ¿Has… - ella soltó un respiro.
Ana: - ¿has hecho algo… ya sabes… quiero decir que si has hecho algo malo…

Christian: - No. – le interrumpió él.
Christian: – no he vuelto a hacer nada malo desde que te conozco.

Y ella volvió a quedarse callada. ¿Quién iba decir que era capaz de cambiar a una persona? Quien lo iba a decir... y quien lo iba a decir de él. Un hombre tan duro. De tan pocas sonrisas y pocos amigos. De una vida tan difícil y una historia que podría ahuyentar a cualquiera. Un villano y una heroína juntos. Como el agua y el aceite. Diferentes mundos, diferentes historias, diferentes vidas, diferentes entornos…pero juntos.

Christian: - Creo que te lo voy diciendo mucho… - sonrió él, negando con la cabeza, esta vez subiendo hasta acostarse sobre la almohada que estaba al lado de la cabeza de Anastasia, se acostó a su lado y la abrazó.
Christian: – te he extrañado muchísimo.

Secuestrada Where stories live. Discover now