Capitulo 43

2.4K 252 25
                                    

Anastasia se estiró en la cama. El sol le dio en la cara, era bajito… pero si llegaba a fastidiarle un poco la vista. Se dio vuelta palpando con las manos a Christian, pero en cambio no encontró nada. ¿Dónde podía estar a tan tempranas horas de la mañana? Pero claro… olvidaba que su auténtico novio era un madrugador. Así que decidió levantarse de ahí y ponerse a buscarlo.
Christian le facilitó la faena. Entró a la habitación. Escondió una pequeña bolsa tras su espalda y la dejó en la mesita de noche.

Christian: - ¿Tú, levantada a esta hora? – Christian arqueó una ceja. Estaba tan guapo. A esas horas siempre se ponía más de lo normal. Tenía un aire matutino, una frescura en el rostro, una bonita sonrisa.

Ana: - Te busqué… pero no estabas… - Anastasia señaló la cama con la vista.

Christian: - Había salido un rato. – se acercó a ella, rodeándole la cintura, adueñándose de sus finas caderas. A él en cambio le gustaba verla con ese aire ligeramente desarreglado. Somnolienta. Aún con ganas de tirarse a la cama y dormir un poco más.

Ana: - ¿A dónde?

Christian: - A ver a Susan…

Ana: - ¿Ah? ¬¬

Christian: - Es broma, nena. – le besó la mejilla. A Anastasia no pareció hacerle gracia aquella bromita. Simplemente había empezado a aborrecer ese nombre, y a la persona.
Christian: – fui a hacer unas compras, no hay nada aquí.

Ana:- Mnh… ¬¬ - Anastasia sobó sus manos sobre el torso de Christian.
Ana: – es una pena…

Christian: - ¿Pena por qué?

Ana: - Te quería encontrar a mi lado… - suavemente posicionó sus labios sobre el cuello de Christian. Él cerró los ojos, disfrutando del dulce contacto entre su boca con su piel. Tragó saliva. Sabía como hacerlo enloquecer.

Christian: - Aquí estoy… - le susurró. Levantó la tira izquierda de sus braguitas. Anastasia le apretó el cuello, esta vez besándole los labios ligeramente, rozándoselos, haciéndolo provocar, jugueteando de pronto con su lengua, confundiéndolo… ¿Qué quería? Dímelo…antes que te tumbe sobre esa jodida cama muñeca…

Ana: - ¿Qué es lo que te atrae de esa puta de Susan? – le preguntó entre besos.
Christian: - Joder. ¿De nuevo con eso?

Ana: - Dímelo.

Christian: - No me atrae nada, no me gusta. – detuvo sus besos para poder centrarse en sus ojos. Anastasia lo miró, tan inocente.
Christian: – me gustas tú. – posicionó sus manos bajo su cintura, tocándole el trasero con ganas.
Christian: – tú…tú me fascinas…

Ana: - Mientes… - fue ella quien lo tumbó sobre la cama. Antes de subirse a su cuerpo, fue hasta la puerta para cerrarla con seguridad, sin temor de que Derek volviera a entrar.

Esta vez nadie lo interrumpiría. Gateó sobre la cama hasta llegar al cuerpo de Christian, tendido y esperándola con el miembro erecto. Con ganas. Ganas inmensas por meterse dentro de su cuerpo. Penetrarle tanto como podía. Sus finas piernas se posicionaron a los lados, sentándose sobre el vientre de Christian.

Ana: – ella te gusta…

Christian: - Te lo juro que no… - él le apretó el rostro para poder besárselo.
Christian: - sabes que me muero por ti gatita. Solo por ti… - Anastasia sonrió plácidamente. Volvió a sentarse sobre él. Mordió su labio inferior al sentir ese enorme bulto bajo su feminidad. La aplastó más. Christian gimió.
Ana: - Que bonito… - bajó la mirada, ahora jugueteando con la erección. Christian pensó que moriría. Que explotaría en cualquier momento.
Ana: - ¿te duele?

Christian: - Mucho… sácala… - le pidió.
Ana: - A veces me pregunto… - le desabrochó el pantalón. Christian soltó un respiro.

Ana: - ¿Qué piensas cuando hago esto? – bajó la cremallera de su pantalón, adentro la exuberante erección de Christian. La sobó por encima. Masajeándosela.
Christian: - Que eres simplemente la mujer perfecta de todo este putísimo mundo. – le dijo, observándola masajearle el miembro.
Christian: – oh sí… - cerró los ojos.

Anastasia volvió a sonreír. Se inclinó un poco hacia abajo, chocando sus senos contra el torso de Christian, para así sacarle por completo los pantalones. Se los bajó
.
Ana: - ¿Te gusta así? – le preguntó ella. Sus finas manos tocaron sin descaro y por completo el miembro de su guapo novio.

Christian: - Sí, sí…¡sí! – la feminidad de Anastasia volvió a chocarle el miembro. Y lo que él no podía soportar era que aún ambos se encontraban con ropa interior. Pero no dejaría que termine. Tenía un plan mejor.
Christian: – es mi turno… - la bajó de encima de su torso con delicadeza. Anastasia se quedó tendida sobre la cama.

Secuestrada Where stories live. Discover now