Capitulo 98

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*Hot… hot…hot… hot… (uff hizo calor)* si no le gusta no lea

Christian la agarró de las piernas, apretándolas contra su miembro.

Ana: - Mnh, sí… - gimió ella. Cerró los ojos con fuerza. No se daba el lujo de gritar mucho en casa de él. Que si alguno de los amigos de Christian la escuchaba… joder, los conocía lo suficiente como para abstenerse. Pero pronto eso cambiaría, cuando ambos se mudaran a vivir solos.
Ana: – más… - susurró, apretándole la espalda.

El duro miembro de Christian salió de ella. Estaba tan acostumbrado a su calor. A lo delicioso y cálido que era la feminidad de Anastasia. Lo tenía hipnotizado. Metió una vez más el miembro dentro de ella. Haciéndola gritar más de la cuenta. Ella lo miró divertida, aunque sabía que no debía subir mucho el volumen de sus gritos.

Christian: - ¿Está bien así, gatita? – le preguntó él. Deseoso por más. Por darle más y mucho más. Todo su cuerpo estaba listo para ella. Y así, ambos mojados, y metidos en esa bañera caliente, todo era mejor.

Ana: - Más, más… - gimió ella. Y él solo para molestarla, hizo lo contrario. Quitó su monumental erección de entre las piernas de Anastasia. Quería ver que era capaz de hacer ahora.
Ana: - ¿enserio?

Christian sonrió. Una sonrisa que no aguantaría mucho. En verdad moría por que Anastasia lo mojara con todo su orgasmo. Estaba más duro que una roca. Pero amaba…amaba verla enojada.
Ana: - Ven aquí. - Anastasia lo empujó de las nalgas. Sus finas manos lo acariciaron, haciendo que él se tensara muchísimo más.
Christian: - Eso es…amo esto, Dios, tócame… tócame gatita… - susurró. Bajo el agua, Anastasia jugó con el miembro de Christian, moviéndolo entre sus manos. Sobándolo tan suavemente, sutil, lento, excitante. Christian sintió que moriría.
Christian: – Sí, sí… oh, nena… - Anastasia se mordió los labios al verlo así. Era perfecto. Y anhelaba muchísimo que metiera esa larguísima longitud en ella de una vez. Pero algo la sorprendió dentro de ella.
Christian: – déjame hacer mi trabajo también.
Un dedo fue a parar dentro de ella. Metiéndose con delicadeza en ella. Jugueteando con su clítoris.

Ana: - Christian… - gimió ella, en su oído. Estaba dispuesta a decirle un par de cosas más, pero él había introducido otro dedo más en ella. Y las manos de Anastasia arropaban el miembro de Christian,
mientras los dedos de este saciaban la feminidad de Anastasia.
Ana: - ¡SÍ! – gritó sin miedo esta vez. Un tercer dedo había parado dentro de sus entrañas. Moviéndolos en círculos al mismo tiempo en el que Anastasia presionaba el miembro de Christian. Joder. Que maravilla. Se correría ahí mismo en aquella tina de agua. Pero necesitaba hacerlo dentro de ella. Ya.

Christian:- Me encantas… - le susurró él. Y a Anastasia eso pareció gustarle aún más. La boca de Christian se derretía por ella. Sacó sus dedos de entre su feminidad húmeda. Sabía que lo estaba. Húmeda y caliente por él. Porque necesitaba que la llenara con su durísimo miembro .
Christian: – me encantas, Anastasia... – le acomodó el cabello, ella también había terminado de practicarle esa deliciosa paja.
Christian: – pero eso no a sido todo. – le advirtió.

La agarró del trasero fuertemente, introduciéndose de nuevo en ella.

Christian: - soy tuyo ¿vale? – dijo mientras la observaba gemir fuertemente. Hasta ese momento ya no importaba nada. Solo ellos dos.
Christian: – de nadie más… - aceleró el movimiento de sus caderas. Saciándola con todo el placer que su cuerpo podía proporcionarle. Había perdido la cabeza. Siempre perdía la noción cuando se trataba de ella.
Christian: – solo tú puedes tocarme de esa forma, nena. Nadie más.
Y ella, Anastasia lo sentía así. Sus cuerpos se tocaban. Ambos gemían. Un grito. Luego otro. Joder. Quería más. Más y más. De él. De su durísimo miembro. Él volvió a meterse entre sus piernas. El agua hervía ¿o eran ellos dos? Quizá ambos. Christian le besó la boca. Anastasia no soportaría un segundo más. Se correría. Lo estaba haciendo ahora. Mnh…sí, y él lo disfrutaba tanto. Sabía que punto tocar para que ella se corriera intensamente. Conocía su punto G. La conocía a ella. Suavemente le besó el cuello mojado. Anastasia le acarició el rostro, apenas tenía fuerzas. Otro beso. Christian le comía la boca. Al mismo tiempo que se corría entre las piernas de Anastasia.

Secuestrada Where stories live. Discover now