Capitulo 2

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Christian abrió una lata de RedBull y se la tomó completa. Para luego estrujar la bebida y tirarla al suelo. Sus músculos estaban tensos, en especial los bíceps, pero que bien se veía igual. Guapo. Guapísimo. Traía los pantalones a la cadera, algo que le hacía sentir relajado, justo como necesitaba sentirse en ese momento. Caminó de un lado para otro, tomándose la última lata de RedBull, hasta que por fin la puerta de ese descuidado departamento, que había rentado por unas horas, empezó a sonar.

Luke, Derek, Bradley y Elliot entraron al departamento. Cada uno con una cazadora de cuero puesta.

Luke- ¿Dónde están? – le preguntó a Christian.

Christian señaló la primera puerta del pasillo de habitaciones. Sin siquiera hablar.
Los cuatro hombres que habían entrado, caminaron hasta la habitación, en donde cinco chicas se encontraban inconscientes.

Luke:– vaya, vaya…- rió

Al observar a las cinco mujeres sobre el suelo. Guapas. Sensuales. Jodidamente provocativas. Una de ellas sobre todo, le llamó la atención.

Luke:- ¿a cual me llevaré? – preguntó riendo de nuevo, y el sollozo de una de ellas se escuchó fuertemente.
Luke:– Sh…- dijo colocando su dedo índice sobre sus labios.

Christian:- Tú escoge. – le indicó.

Luke:- La quiero a ella. – señaló con el dedo a una de las dos rubias que sobresalían entre las cinco.

Todas empezaron a sollozar, completamente asustadas. Christian la ayudó a pararse y se la entregó a Luke.

Derek:- Yo quiero a ella… - señalando a la morena de en medio.

Christian hizo lo mismo, quitándose de encima a dos de las cinco mujeres.

Bradley- Yo quiero a la última. – señaló.

Christian la ayudó a ponerse de pie, y se la entregó igualmente a Bradley. Quedándose con solamente dos mujeres.

Elliot:- Yo a ella. – sentenció, señalando con la punta del dedo índice a Anastasia.

Fijándose minuciosamente en el bonito escote que tenía en su blusa.

Christian:- No. – lo negó
Christian:– ella es mía.

Elliot:- ¿Y desde cuando tú eliges?

Christian- He hecho la mayor parte de esta jodida misión. Lo justo sería que yo me la llevara. –

De alguna manera su sentencia tenía fundamento, pues Anastasia manejaba más cuentas bancarias que las demás.

Elliot:- Vale, vale…- contestó fastidiado.
Elliot:– me llevo a la otra.-

Y al cabo de dos minutos, cuatro hombres tenían a cuatro mujeres junto a ellos. Cuatro secuestradas. Con la intención de hacer que cada una de ellas, roben a sus propias familias accediendo a las cuentas bancarias de estas. Cada hombre se iría con una de ellas a distintos lugares del mundo. Para no poder se encontrados jamás. Y volver con las manos llenas de dinero, con las secuestradas…muertas.

Christian cerró la puerta, su destino era Paris. Partiría de Las Vegas esa misma noche, antes de que se hiciera pública la desaparición de Anastasia y empezaran las investigaciones. Se volteó, ahora se escuchaba tan solo el apacible silencio entre los dos. Sentía los bonitos ojos de Anastasia sobre él, observándolo…observándolo todo el tiempo.

Christian:-¿Qué más quieres mirar nena?- Sonrió Tal vez más abajo…
Christian:- ¿Qué miras? – le preguntó.

No obtendría respuesta, pues Anastasia traía la boca tapada. Se acercó a pasos lentos hacia ella. Pudo darse cuenta de lo asustada que estaba cuando sintió que empezaba a temblar, cada vez que se le acercaba más y más.
Christian:- ¿Por qué el miedo? – le preguntó, y soltó el pañuelo que ataba sus labios. Anastasia soltó un respiro.

Ana:- ¡Déjame salir de aquí imbé…

Christian:- Hey, hey… - posó sus manos sobre los labios de Anastasia

Ella, al no poder defenderse solo se quedó callada.

Christian:– no se insulta al jefe guapa…

Ana:- No me llames guapa. – le pidió.

Cabreada. Christian sonrió.

Christian:-Bonito carácter…-
Christian:- ¿Y como te llamo? - aprovechó que aún se encontraba atada de manos y pies.
Christian:- ¿fea?

Ana:- Van a encontrarme. –

Y eso pareció molestar a Christian más de la cuenta, cambiándole por completo el ánimo.

Christian:-¿Te piensas que es fácil muñeca?

Ana- No me llames muñe…

Christian:- Te estoy hablando. – le dijo firme.

Anastasia se quedó callada.

Christian:– no lo es conmigo ¿vale? Acostumbrate. Ningún maldito policía va a encontrarte mientras estes conmigo. Estás con el mejor. -

De pronto una leve oleada de deseo invadió a Anastasia al escuchar esas palabras. Observó a Christian, embelesada por esos enormes ojos grises que recién empezaba a ver, igual que su cabello cobrizo una convinación perfecta con su piel. Unos bíceps ligeramente cubiertos por una capa de sudor. Unos labios, deliciosos con solo verlos.

Christian:- El mejor secuestrador de todos ¿me has oído? - la miro a los ojos.
Christian:- Y te ira mejor si no intentas nada nena, no querrás conocerme de verdad... - le advirtió
Christian:- nos vamos a Francia. -

Secuestrada Where stories live. Discover now