Capitulo 61

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Christian se apartó. Anastasia se acarició los moretones en sus brazos. Sin pronunciar palabra de su dolor.

Christian: - Perdóname… - Christian apretó los ojos al decírselo. Siempre se le había hecho difícil reconocer sus errores.
Christian: – por favor… - le acarició el hombro descubierto.

Ana: - Te he dicho que no me toques. - Anastasia separó su hombro con brusquedad.
Ana: – y tampoco me dirijas la pala…

Christian la cogió de las caderas y la pegó a su cuerpo. Besándola suavemente en los labios. La necesitaba. Necesitaba sentir su calor, aquel olor que traía en el cuerpo que hacía enloquecer a cualquiera, necesitaba saber que estaba a salvo… que estaba bien. Continuó besándola hasta sentir las pequeñas manos de Anastasia empujándolo. Christian se separó. Y a la misma vez volteó el rostro al recibir la enorme bofetada que Anastasia le daría.

Ana: - ¡Suéltame! – le gritó. Los ojos se le inundaron en lágrimas. Christian permaneció con el rostro volteado. También deseaba llorar. Llorar mucho, muchísimo… no quería perderla de esa forma… no…

Christian: - por favor… - le rogó.

Ana: - no me toques Christian, no quiero… no quiero que vuelvas a hacerlo.

Christian: - Déjame explicártelo…

Ana: - ¡No! – negó Anastasia. Esta vez estalló en lágrimas. No había nada que escuchar.
Ana: – solo…solo quiero salir de aquí… - cerró los ojos, dejando salir las últimas lágrimas que se habían formado. Christian quiso volver a acercársele. Sentir que al menos tenía una esperanza con ella. Sentir que al menos… no todo estaba perdido.

Christian: - Solo quiero que me escuches…

Ana: - Me das asco. – le dijo aguantándose las lágrimas.
Ana: – me das asco Christian. – evitó llorar. Y Christian… Christian también lo hizo… Así las cosas resultarían más fáciles. Así sería más fácil dejarlo ir y olvidarse de él. No quiso y no tuvo las agallas para mirarlo y decírselo a los ojos. Sabía que él podría dominarla con cualquier mirada o frase que proviniera de sus labios. Lo conocía, y se conocía a ella misma. Así que sí…salió de la habitación, de aquel cuarto en el que James había muerto, de aquel cuarto en el que los secretos de Christian se habían esfumado para siempre. Pero así como los secretos se había ido…tal vez el amor también.

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