Ana:- Te noto diferente. – le dijo Anastasia. Tan inocente y sin intención de nada. Kate intentó disimular, ahora sentada en el sofá principal de la casa de Christian.
Kate: - ¿Enserio? Estoy igual…eres tú la que está diferente. – ambas se sonrieron.
Kate: – Christian te ha cambiado.
Ana: - Vaya, así que tú si conoces a mi novio pero yo no al tuyo. - Anastasia sonrió, divertida. Lo que no sabía era que Kate sabía muchas cosas más de Christian que ella misma. Secretos. Secretos que ella aún no descifraba.
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Luke: - Y vive en Kingston. – continuó Luke. – está aquí y por eso he venido.
Christian: - ¿Cómo sabes que vive aquí? – preguntó Christian.
Entonces Luke cayó. Se hizo un silencio entre los dos por un largo tiempo. Necesitaba meditar su respuesta. Una respuesta que significarían miles de recuerdos. Los peores y más repugnantes de su vida. Recuerdos para él. Recuerdos para Christian. Pero tenía que decírselo antes de que fuera demasiado tarde. Antes de que Kate no fuera la única afectada, sino también… Anastasia.
Luke: - Vive aquí. Y tú lo conoces…
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Anastasia intentó disimular su mirada. Pero había mirado las mismas marcas más de dos veces.
Kate: - No es nada. – le dijo Kate. Tragó saliva y se cubrió los moretones del brazo con la chaqueta.
Ana: - ¿Cómo te lo hiciste? – preguntó Anastasia, realmente preocupada.
Entonces Kate prefirió callar por un momento. A pesar del tiempo Anastasia seguía significando mucho para ella. Seguía confiando tanto en Anastasia que empezaba a creer que también necesitaba saber la verdad. Verdad que Kate ya sabía y que le había costado muchísimo afrontar. Los ojos se le envolvieron en lágrimas. Queriendo llorar tan fuerte como podía.
Desahogarse tanto…
Kate: - Abusaron de mí.
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Luke: - Sé que ha sido el hermano de Andrea.
Y entonces todo se volvió borroso. Como si un inmenso huracán hubiera atravesado su vista. Como si un enorme volcán hubiera explotado en frente de sus ojos. Un volcán lleno de recuerdos, de secretos, de miradas, de llantos, de lágrimas, de insultos, de miedo… miedo puro, de rabia, del peor momento de su vida. Del que se sentía avergonzado. Perdóname Andrea…
Christian endureció los pómulos.
Christian: - No tienes pruebas…
Luke: - Se está vengando Christian.
Christian: - ¡No! – gritó él.
Luke: - Él tiene una casa en el lago ¿lo recuerdas? Aquella que está justo al lado de la de mis padres… es ahí en donde me he quedado con Kate todo este tiempo.
Christian: - Es imposible ¡joder! eso pasó hace tanto tiempo… - Christian tragó saliva.
Luke: - Él fue el imbécil que se atrevió a tocarla. Lo vi el mismo día Christian, no había nadie más en el lago que nosotros y él. – intentó hacerlo entrar en razón.
Luke: – se está vengando… - lo miró. Christian colocó sus manos sobre su nuca. Esto… esto no podía estar pasándole.
Luke: – por lo que hicimos con su hermana.
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Anastasia se puso una mano en los labios.
Ana: - ¿Esto lo sabe Luke?
Kate: - Sí, por supuesto… - las lágrimas caían sobre sus mejillas rosas. A Anastasia le dolía la garganta de tanto aguantarse el llanto.
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Luke: - También tenía que contarte esto… yo…por un momento llegué a pensar que… Anastasia también…
Christian: - No. – respondió Christian. – no tiene ni idea de lo que le pasaría si llega a ponerle un solo dedo encima.
Luke: - Entonces acabemos con esto. – le dijo Luke. – que sepa que se ha metido con la persona equivocada.
Christian asintió. Y de esa forma caminó hasta su casa. Con un punto claro. Lo que le habían hecho a Kate no tenía nombre. Y sabía que a Luke le había afectado más que nunca. Por eso demostraría que nunca nadie debía meterse con ellos, así esa persona involucrara su pasado. No debían meterse con ellos y mucho menos con las personas más importantes de sus vidas. Lo demostrarían, por algo eran los más buscados de Estados Unidos.