A algunas personas les cuesta encajar las críticas con filosofía y otras tienen dificultades para aceptar un reconocimiento externo.
¿Esquivas los piropos? ¿Restas importancia a los mensajes positivos? ¿Haces como que no va contigo cuando alguien destaca una virtud tuya?
Cree en ti mismo/a. Saber disfrutar de un cumplido es señal de buena autoestima. Alguien, por ejemplo, te dice que llevas una chaqueta preciosa, ¿Sonríes y agradeces el comentario? O... ¿dices que lo compraste de rebajas o que tiene muchísimos años? ¡No restes valor a la prenda ni a tu buen gusto! Disfrutar de ese comentario con un simple «Gracias» te ayudará a mejorar la confianza que tienes en ti mismo/a. Déjate valorar por los demás, te mereces eso y más.
La modestia, a un lado. A veces, nos podemos sentir algo incómodos al recibir una valoración positiva de nuestro jefe/jefa, de un profesor/a, de un familiar, etc. Hasta el punto de sonrojarnos o no saber qué decir. No cambies rápidamente de tema sin reconocer el piropo. ¿No estás acostumbrado/a a que te halaguen o te da vergüenza ser el centro de atención? Agradece el comentario y sal del paso dando una explicación sencilla: «Yo también estoy orgulloso/a de los resultados. He sido el/la primero/a en sorprenderme de la buena acogida» o «Me ha costado lo mío... ¡Me siento muy satisfecho/a!».
Confía en el criterio de los demás. No pongas en duda la opinión de la persona que valora algo de ti con frases del tipo: «¿Quieres decir...?», «Eso lo dices porque eres mi hermano/a», etc. Ni le lleves la contraria —«¡Anda ya! Qué dices»—, porque sería despreciar su criterio o dar lugar a que tu interlocutor interprete tu reacción como falsa modestia. Aparta tus inseguridades, sonríe de nuevo y da las gracias. ¿A quién le amarga un dulce?
Confieso que yo tengo mucho que aprender, no soy buena aceptando cumplidos.