Sátira

110 19 0
                                    

Aquí os muestro un artículo de Mariano José de Larra titulado El día de difuntos de 1836, aparecido en el Fígaro. Tras preguntarse si los muertos están verdaderamente en el cementerio, da una visión pesimista del hombre y de la sociedad en la que vive (incluso menciona algunos de los temas que más le preocupan, como la libertad de expresión). Unos meses más tarde, se suicidó.

«—¡Necios! —decía a los transeúntes—. ¿Os movéis para ver muertos?¿No tenéis espejos por ventura?... ¡Miráos, insensatos, a vosotros mismos, y en vuestra frente veréis vuestro propio epitafio! ¿Vais a ver vuestros padres y a vuestros abuelos, cuando vosotros sois los muertos? Ellos viven, porque ellos tienen paz; ellos tienen libertad, la única posible sobre la tierra, la que da la muerte; ellos no pagan contribuciones que no tienen; ellos no serán alistados ni movilizados; ellos no son presos ni denunciados; ellos, en fin, no gimen bajo la jurisdicción del celador del cuartel; ellos son los únicos que gozan de la libertad de imprenta, porque ellos hablan al mundo. Hablan en voz bien alta y que ningún jurado se atrevería a encausar y a condenar. Ellos, en fin, no reconocen más que una ley, la imperiosa ley de la Naturaleza que allí les puso, y ésa la obedecen».

¿Una vuelta de tuerca? {Terminada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora