Renacer

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El día comienza otra vez.

Me levanto de la cama y me dirijo al amplio espejo que cubre el armario de mi cuarto.

La imagen que se refleja no es la que a mí me gustaría.

Cada mañana mi aspecto es peor.
Mi cabello que antes era de color miel ahora se a vuelto negro como la más infinita oscuridad.
Mis ojos que antes brillaban semejando la luz del sol ahora se ven muertos. Reflicten dolor y cansancio.
Observo mis brazos, mis piernas, mi vientre... ¿Por qué no pueden ser como los de esas bonitas chicas que caminan sobre las pasarelas?

Aguanto algunos minutos más enfrente de mi peor enemigo. Luego me giro para regresar a la cama.

Recuerdos de años atrás me atormentan.

Yo era alegre y divertida. Nunca me negaba a una fiesta o a salir con los colegas. No paraba quieta ni un segundo. Me encantaba ayudar a mi madre cuando cocinaba, salir con ella a caminar, hacer acampadas...

Echo de menos cuando acudía a clases de baile de salón. Me sentía tan libre cuando la música sonaba y mi cuerpo comenzaba a moverse a su sonido.
El baile lo era todo para mí...

Eses días en los que era capaz de ingerir cualquier alimento.

Disfrutaba yendo a la playa con mis abuelos. Allí comíamos sobre la arena la sabrosa comida que mi abuela cocinaba con tanto amor.

Disfrutaba tanto...

¿Por qué cambió todo?

Ahora no voy a fiestas ni salgo con colegas. Simplemente me quedo aquí, en mi cama, con mis inseparables audífonos y mi querida música.
Ya no paso tiempo con mi madre ya que un ascenso en el trabajo la tiene ocupada todo el día.
Tuve que abandonar las clases de baile por una mala caída que me dejó coja.
Ya no soy capaz de comer sin pensar en las condenadas calorías que estoy tragando. ¿Hasta dónde tengo que llegar para que me acepten?
Los días de playa terminaron, mis abuelos ya no están...

Una idea coge forma en mi cabeza. Estoy cansada de esta triste y aburrida vida que llevo, así que, ¿por qué no cambiarla?

Rápidamente busco unas tijeras por casa.

Mi reflejo ahora es como un lienzo a estrenar en el que puedo dibujar sin reparo. Empiezo con cortes temerosos pero pronto consigo la confianza necesaria y mi melena se desvanece para dar paso a la nueva yo.

Me siento fuerte y con entusiasmo renovado.

Música empieza a reproducirse en mi cabeza, un impulso me lleva al salón y allí, el pequeño banco al pie del piano me invita a sentarme.

La melodía que mi padre me enseñó de pequeña corre por mis dedos y, por primera vez, le veo sentido a aquella letra que canturreaba:

"Vuelve atrás en tus pasos y recupera todo aquello que te haga feliz".

Créditos a mi hermana. Ella escribió este trocito para su clase de lengua.

¿Una vuelta de tuerca? {Terminada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora