Una estrella llamada Helios

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Imaginaros por un momento que podemos viajar a la galaxia Andrómeda y desde allí mirar nuestra galaxia. Aparecería semejante a la misma Andrómeda.

El Sol no sería especialmente visible ahí y sólo un telescopio enorme conseguiría revelar su débil brillo entre los millones de estrellas parecidas.

Los terrícolas vemos insignificantes y poco destacables las estrellas que nos rodean, sin embargo el Sol tiene un significado especial para nosotros.

La vida en la Tierra está conectada directa e íntimamente al Sol. El resultado del intenso calor que produce este, origina los sistemas biológicos en la superficie de nuestro planeta.

Con la muerte del sol la catástrofe cósmica llegará a la Tierra.

Cómo se producirá y que consecuencias derivarán de ello nadie lo sabe.

Pero independientemente de lo que le suceda al Universo a largo plazo, nada puede evitar que el Sol se consuma hasta su extinción mientras transcurra el tiempo.

Durante siglos y probablemente milenios, la gente adoraba al Sol como a un dios, reconociendo que la existencia de la vida dependía del calor y de la luz que proporciona el Sol.

La humanidad reconoció su dependencia hacía él y contempló con reverencia su esplendor y brillo al levantarse cada día, viendo como espantaba al cielo y a los dioses menores: la Luna y las estrellas. Siglos de adoración al Sol están enterrados en las raíces de nuestra cultura.

Tenemos obviamente un interés propio en las propiedades del Sol, ya que incluso cambios pequeños podrían ser catastróficos para la raza humana...

El Sol es un elemento clave para nuestra supervivencia.

Y vosotr@s ¿cómo definiríais al Sol?

Reloj de sol. Desde la más remota antigüedad, el ser humano sintió la necesidad de medir el tiempo.
El reloj de sol es el método más antiguo. Se basa en los cambios de la posición del Sol en el cielo para registrar el paso de las horas.

¿Os apetece construir uno? Este es muy sencillo:

Materiales:

-Un azulejo.

-Un rotulador permanente que escriba sobre superficies vidriadas.

-Un clavo grande.

Construcción:

Se pinta el azulejo de manera que los números queden como en la imagen en multimedia.

La hora XII debe quedar en la parte central inferior del azulejo.

Se dobla el clavo y se mete en un agujero del azulejo hecho previamente. Ya tenemos la «nariz» del reloj, que proyectará su sombra en los números, señalando así las horas del día.
Cuando el sol está en lo más alto, la sombra marcará las XII del mediodía.

Construido el reloj, sólo queda situarlo en el exterior mirando al Sur geográfico.

Nos os olvidéis que siempre marca las horas solares y no las oficiales y... que no funciona los días nublados.

¿Una vuelta de tuerca? {Terminada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora