No, no es que haya escrito mal el título.
Y no, todavía no me he vuelto loca. O por lo menos no más de lo que ya estoy.
Hoy quería hablaros de la "queimada", una bebida alcohólica que es símbolo de la tradición gallega. La mía.
La queimada no es solo la bebida en sí, sino todo el ritual que la acompaña.
Se le atribuyen a esta facultades curativas y se afirma que, tomada tras la pronunciación del conjuro, funciona como protección contra maleficios, además de mantener a los espíritus y demás seres malvados alejados del que la ha bebido.
Según la tradición, estos seres acechan a los hombres y mujeres para intentar maldecirles ya sea por diversión, venganza o por cualquier otro motivo.
Cualquier ocasión es buena para realizar una queimada: una fiesta, reuniones familiares o de amigos.
Tras la cena, en la oscuridad de la noche (dicen que es el mejor momento para hacerla) los comensales se reúnen alrededor de la queimada, para animar los corazones y estrechar los lazos de amistad.
Los orígenes de esta bebida son desconocidos. Popularmente se le atribuyen orígenes celtas pero es algo que no casaría con la realidad ya que la destilación del aguardiente en Galicia no puede ser anterior a la introducción del alambique.
Esto llevó a atribuirle orígenes medievales.
También se dice que en la Galicia rural del 1950, el consumo de aguardiente tenía fama como medicina contra el catarro y que en un momento dado los gallegos residentes en el exterior empezaron a tomar esta bebida en las fiestas o después de las comidas. En estas reuniones fue donde surgió la costumbre de acompañar el consumo de la queimada de conjuros compuestos en el momento.
Esta costumbre se difundió tan rápidamente que ya en el 1955 se crearon recipientes con forma de tartera y patas en las que se suele preparar habitualmente.
Sus ingredientes principales son el aguardiente y el azúcar, a los que generalmente se le añade corteza de limón o naranja. Hay quién añade más cosas aunque muchos puristas lo rechazan. Granos de café sin moler, trozos de manzana, uvas, nueces, chocolate...
Su preparación es la siguiente:
En un recipiente de barro cocido (mejor si es es el pote tradicional) se vierte el aguardiente y el azúcar en la proporción de unos 120 gramos de este por litro de aquella, ralladura de limón o naranja y se remueve (para ello es necesario un cucharón).
A continuación se le prende fuego a esta mezcla, es menos arriesgado ponerle fuego al cucharón y luego se introduce este en el recipiente grande hasta que el fuego se extiende por toda la superficie.
Ahora se revuelve lentamente dejando que suban las llamas del alcohol y creando cascadas.
Luego se pone más azúcar en el cucharón y se coloca sobre la queimada hasta que se derrita convirtiéndose en caramelo.
Se sigue revolviendo hasta que consumido el alcohol la queimada se apague por sí sola o solo queden los bordes ardiendo.
Cuando empieza a apagarse, pero mientras el aguardiente aún arde, se recita el "esconxuro" o conjuro.
Se sirve la queimada caliente incluyendo todo lo que se le haya echado y se bebe. En ocasiones hay que soplar para apagar alguna de las llamas que llegan al vaso, para no quemarse.
El "esconxuro" o conjuro tradicional de la queimada fue inventado por Mariano Marcos Abalo en 1967 para una fiesta de juegos florales. Su creador le añadió referencias a Satán y Belcebú y comenzó a representarlo en una discoteca.
Y en esa misma época una imprenta empezó a vender copias del conjuro, inicialmente sin la autorización del autor. El éxito hizo que otras empresas empezaran a vender copias por su cuenta, sin ninguna autorización y sin citar su nombre y es por eso la creencia de que era de un autor anónimo. En 2001 este autor decidió registrar la propiedad intelectual del conjuro.
De acuerdo con la tradición, durante la preparación se debe recitar en voz alta un conjuro en gallego para espantar a los malos espíritus. En la actualidad se utilizan diversas versiones con múltiples variantes, pero una de las más comunes sería esta, la escribo en español para que todos la entendáis:
"Búhos, lechuzas, sapos y brujas; Demonios, duendes y diablos;
Espíritus de las vegas llenas de niebla, cuervos, salamandras y hechiceras; Rabo erguido de gato negro y todos los hechizos de las curanderas...
Podridos leños agujereados, hogar de gusanos y alimañas, fuego de la Santa Compaña, mal de ojo, negros maleficios; Hedor de los muertos, truenos y rayos; Hocico de sátiro y pata de conejo; Ladrar de zorro, rabo de marta, aullido de perro, pregonero de la muerte...
Pecadora lengua de mala mujer casada con un hombre viejo; Averno de Satán y Belcebú, fuego de cadáveres ardientes, fuegos fatuos de la noche de San Silvestre, cuerpos mutilados de los indecentes, y pedos de los infernales culos...
Rugir del mar embravecido, presagio de naufragios, vientre estéril de mujer soltera, maullar de gatos en busca de gatas en celo, melena sucia de cabra mal parida y cuernos retorcidos de castrón...
Con este cazo elevaré las llamas de este fuego similar al del Infierno y las brujas quedarán purificadas de todas sus maldades. Algunas huirán a caballo de sus escobas para irse a sumergir en el mar de Finisterre.
¡Escuchad! ¡Escuchad estos rugidos...!
Son las brujas que se están purificando en estas llamas espirituales...
Y cuando este delicioso brebaje baje por nuestras gargantas, también todos nosotros quedaremos libres de los males de nuestra alma y de todo maléfico.
¡Fuerzas del aire, tierra, mar y fuego! A vosotros hago esta llamada; Si es verdad que tenéis más poder que los humanos, limpiad de maldades nuestra tierra y haced que aquí y ahora los espíritus de los amigos ausentes compartan con nosotros esta queimada."
Cómo veis aquí, en mi tierra, las brujas tienen una connotación especial.
Yo no puedo decir nada porque, como dice un dicho de aquí: "Eu non creo nas meigas, mais habelas, hainas" (Yo no creo en las brujas, pero haberlas, las hay).
¿Qué os parece todo esto?
¿Vosotros tenéis alguna tradición que contar?