El Juego De Las Almas - Cróni...

By katiang14

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Esta es una historia de magia, lucha por el poder, traiciones y lealtad, amistad y amor más allá de la muerte... More

Antes de Leer...
Prólogo - Reencuentro
1- Presentimiento - Augurio
1-Presentimiento - El hombre de gris
2- Sospechas en la torre - Lis
2-Sospechas en la torre - Comienzan las sospechas
2-Sospechas en la torre - Lágrimas
2-Sospechas en la torre- La espía.
2-Sospechas en la torre -Intento de asesinato
2-Sospechas en la torre - Nawin
2-Sospechas en la torre - Nuevos planes.
2-Sospechas en la Torre - El trato.
2-Sospechas en la torre - Perdiendo los nervios.
2- Sospechas en la Torre- Malas noticias para traidores
3-Más Sospechas y una Llegada Inesperada - Fenris
3-Más sospechas y una llegada inesperada -Bruja y Lobo
3-Más Sospechas y ... - Uniendo cabos sueltos
3-Más sospechas y... - El retorno de Shi-Mae
3-Más sospechas y... - La presa del lobo
3-Más sospechas y... : A-K y S-M
3- Más sospechas y... - Una Rosa Para Una Reina.
3-Más sospechas y... - Una Apuesta.
3-Más sospechas y... - Una Llegada a Medianoche.
4-Lamento de Lobos - Dando explicaciones.
4-Lamento de Lobos - La Torre.
4- Lamento de Lobos - Chicos malos.
4-Lamento de Lobos - Extraños mensajeros.
4-Lamento de Lobos - Hija de Leyendas
4-Lamento de Lobos - Seducción.
4-Lamento de Lobos - Recuerdos de una Traidora
4-Lamento de Lobos - Fatalidad
4-Lamento de Lobos - Un Mago Negro en el Valle
4-Lamento de Lobos - Chantajes y Sorpresas
4-Lamento de Lobos - Amargas Bienvenidas
4-Lamento de Lobos - Las Huellas de la Guerra
4-Lamento de Lobos - Gato negro, mal agüero
4-Lamento de Lobos - La Segunda Rosa.
4-Lamento... -El último pedazo de unos Sueños Rotos.
4-Lamento de Lobos - Fuga a Medianoche.
4-Lamento de Lobos - El llanto de los Lobos
5- Dana y el Consejo de Muertos - Manipulación
5-Dana y el Consejo de Muertos - En la Tormenta.
5-Dana y el Consejo de Muertos - Dana y los Antiguos.
5-Dana y ... - En la cuerda floja sobre el abismo
5- Dana y ... - El Cazador de Bestias.
5-Dana y ... - Un Antiguo Conocido.
5- Dana y ... - Juego de Influencias
5-Dana y... - Un hombre ebrio
5-Dana y... - Kin-Shannay
5-Dana y... - Antes de Morir.
5-Dana y ... - Los Ladrones
5- Dana y ... - Fue un error.
6- La archimaga, el Centinela y el cazador - Bolas de Cristal.
6- La archimaga, el Centinela ... - Los Pretendientes.
6-La Archimaga, el Centinela... - El Paso Sur.
6-La archimaga, el Centinela y... - El Brujo.
6-La archimaga, el Centinela y... - Más bolas de cristal.
6-La Archimaga, el Centinela y... - Fiesta Real.
6- La Archimaga, el Centinela y... - Fango
6-La Archimaga, el Centinela y...- El Traidor.
6-La Archimaga, el Centinela y...- Qeela
6-La Archimaga, el Centinela y... - Presagio.
7-La Batalla del Bosque Dorado- Sul'iketh
7-La Batalla... - Demasiado tarde.
7-La Batalla... -El Bosque Dorado.
7. La Batalla... - Reencuentros y traiciones.
7-La Batalla...- Matar o morir.
7-La Batalla - Muerte a la Corona
7- La batalla... - Destino
7-La Batalla - Revelación.
7-La Batalla... - Salamandra y el mago negro.
Presagio de Qeela
ACLARACIONES PARA LOS QUE NO LEYERON LA SAGA
2019: AVISO!!
AVISO DEFINITIVO ACERCA DEL FINAL

6-La archimaga, el Centinela y... - Engaño

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By katiang14



Conrado se materializó en el interior de una cabaña.

Trató de actuar rápidamente. Colocó sus brazos realizando un pase defensivo y buscó con la mirada el camastro. Debía pillar por sorpresa a la hechicera.

No lo consiguió.

Shi-Mae estaba sentada sobre el lecho, contemplándolo en silencio y sin el menor gesto de sorpresa en el rostro; como si lo hubiese estado esperando.

Estaba cambiada desde la última vez que la había visto cruzar la Puerta en el anterior Momento para regresar al mundo de los muertos. Su elegancia y su porte se mantenían intactos, pero la larguísima melena castaña caía salvaje y despeinada por su espalda y sus mejillas estaban sonrojadas fuera de su palidez aristocrática habitual.

—Hola Conrado—saludó con frialdad pero no realizó ningún gesto que manifestase su intención de atacar o defenderse.

—Shi-Mae —respondió él entre dientes sin bajar la guardia, todavía con los brazos levantados.

La hechicera contempló su posición con tranquilidad todavía sin actuar.

—Bien, al final has conseguido encontrarme—suspiró—. ¿Qué quieres? —preguntó finalmente.

Aquello desconcertó a Conrado que por primera vez se atrevió a bajar un poco los brazos.

—¿Cómo que qué quiero? —preguntó entre confuso y enojado—. Tú no deberías estar aquí para empezar —le espetó.

—¿No debería estar aquí, dices ? —repitió ella con una sonrisa sarcástica—. Eres tú quien acaba de entrar sin llamar a la puerta —señaló.

El archimago se sonrojó de rabia.

Volvía a sentirse como un niño ingenuo en aquella época en la que Shi-Mae aún tenía alguna autoridad en la torre. Como si fuese un niño estúpido que hubiese osado provocar a su maestra.

Pero aquellos tiempos habían pasado.

Conrado ya no era un niño ni un aprendiz complaciente con temor a la autoridad y la que estaba delante ya no era una de las leyendas del Consejo de Magos sino una traidora que debería estar muerta.

No pensaba tolerar ninguna humillación.

—Sabes bien a qué me refiero. No creo que te resulte agradable que te recuerde cómo tu traición te conllevó ese bien merecido coletazo de dragón que te llevó al otro mundo.

Shi-Mae sonrió más ampliamente y se incorporó un poco más sobre la cama pero al hacerlo, una sombra de dolor atravesó su semblante. Sus manos se dirigieron instintivamente a los vendajes que le rodeaban el torso.

Suspiró antes de responder:

—Está bien. Mi traición me conllevó un merecido coletazo de dragón —reconoció suavemente—. Morí y pagué mis errores —apartó las manos de las vendas y alzó la mirada—. Ahora vuelvo a estar aquí, entre los vivos. ¿Tienes algún problema con ello? —inquirió en tono desdeñoso.

—No piensas explicarme de qué manera has conseguido esta nueva oportunidad supongo—gruñó él omitiendo su pregunta.

—Supones bien—replicó ella secamente—. No te incumbe.

—Yo, en cambio, creo que sí —la contradijo Conrado—. A menos que no tengas que ver con cierto gato negro que merodea por la Torre y tampoco con cierta niña oráculo que pulula por ahí en compañía de mi querido compañero Morderek y la hija de mis mejores amigos.

Shi-Mae lo miró con cierta sorpresa tras su rostro de piedra y su mano agarró una pulsera de cuero que llevaba en la muñeca.

Conrado se preguntó en qué momento la elfa había desarrollado gusto por joyería tan plebeya pero contuvo el aliento ante la expresión de su cara. ¿Podía ser que la archimaga no estuviese enterada de algunos detalles?

—No tengo ninguna constancia de qué están haciendo ahora mismo Morderek, Angie y "la hija de tus mejores amigos" —replicó con sorna al final de un corto silencio— ¿Algo más? —preguntó la archimaga alzando una ceja.

Conrado se dejó llevar por la provocación felizmente:

—Pues mira, sí —le espetó mientras sacaba un pergamino de su túnica y lo desenrollaba ante la hechicera—.Esperaba que pudieras explicarme también esto.

Shi-Mae miró al pergamino y después a la cara de Conrado y luego al pergamino de nuevo durante unos instantes pero no parecía demasiado sorprendida.

—Estás al tanto —observó.

—Y tú también por lo que veo —gruñó el hechicero mientras arrugaba los complicados cálculos en una bola y la arrojaba al suelo, enfadado—. Espero que sepas explicarme cómo has causado esto y espero que tengas también una solución —la amenazó ceñudo.

Entonces ocurrió algo insólito.

Shi-Mae soltó una risa cantarina como si lo que acabase de decirle hubiera sido inmensamente gracioso.

Se recompuso y le dirigió una mirada burlona:

—Conrado si te esforzaras podrías ser un hechicero más inteligente de lo que demuestras en algunas ocasiones. Has observado desequilibrios e incongruencias en los parámetros dimensionales, cosa que podría haber advertido cualquier túnica roja que se dedicase al estudio de los planos como tú —lo humilló—. Has detectado mi hechizo de posesión sobre un animal de la Torre lo cual no era demasiado complicado para alguien de tu nivel, pero te felicito, porque el resto de tus amigos fue más ciego para advertirlo aún... —sonrió desdeñosamente—. Al final logras localizarme, aprovechándote de mi debilidad física, vienes con amenazas groseras y te atreves a acusarme de que yo tengo la culpa de la desestabilización de los planos y del desastre que se avecina —sus ojos zafiro se clavaron en él divertidos—. Piénsalo otra vez, Conrado, piénsalo y dime si es posible que yo con mi simple resurrección y siendo incapaz de evitar de que me encontraras por estar demasiado débil podría ser la causa de esto.

Conrado iba a contestar enfurecido a las provocaciones pero se quedó mudo al comprender que la elfa tenía razón. Shi-Mae no podía ser el origen de la hecatombe que se les venía encima.

A pesar de todo, había algo que tenía claro:

—Tú sabes más de todo esto que yo —susurró mirándola concentrado—. No has sido tú pero sabes también qué es lo que lo ha causado.

—No —respondió únicamente la archimaga con el rostro pétreo.

—Sí, mientes —replicó tranquilo el hechicero.

La elfa ladeó la cabeza:

—Tienes razón, pero no te lo voy a contar.

Conrado asintió para sí mismo:

—Eso no te conviene. Si no colaboras, Shi-Mae, te llevaré a la Torre o al Reino de los elfos o ante la reina Nawin para que te ajusticie como traidora.

Shi-Mae sonrió:

—Por si no lo has notado, ya estamos en el Reino de los Elfos y aunque tengo intención de salir a la luz pública en un futuro —reconoció—, todo tiene que ser en el momento correcto. En realidad —señaló—, al único al que no le conviene amenazarme es a ti. Si me ajustician pierdes tu única fuente de información —sus ojos de zafiro lo observaron penetrantemente—.En este instante los dos tenemos los mismos intereses seguir vivos y acabar con el Momento que se avecina. Y lo quieras o no, Conrado, eso nos convierte en aliados naturales.

El hechicero la observó asqueado:

—Yo nunca me aliaré contigo.

Shi-Mae ignoró su desprecio con elegancia:
—Te repito que puedes ser más inteligente de lo que demuestras. Piensa Conrado. Yo tengo información qué necesitas y tú tienes otra que me interesa.

Conrado la miró con el ceño fruncido:

—¿Qué información tengo que te interesa?

Shi-Mae sonrió serenamente:

—Tengo entendido que cierta mentalista de la Casa de las Brumas, Qeela, dio un presagio durante una fiesta por el aniversario de la coronación de la reina Nawin.

A Conrado le temblaron las manos:

—¿Ese es el trato? ¿El presagio a cambio de la información de cómo solucionar el Momento y el propósito de Angie y Morderek?

Shi-Mae asintió:

—Ese es el trato.

Conrado negó con la cabeza rápidamente:

—No puedo fiarme de ti. Eres una traidora. ¿Cómo sé que me darás la información una vez que te la haya transmitido yo?

Shi-Mae colocó las manos sobre sus vendajes:

—Estoy débil, has podido localizarme y podrás tomar represalias si no correspondo al pacto también.

Conrado se mordió el labio dubitativo:

—En realidad el presagio son una sarta de tonterías enlazadas con otras sin ningún sentido aparente —enunció y tras otro instante de duda comenzó a recitarlo:

>> "Se cierne una amenaza sobre nuestro mundo. Cuando la sombra de aquellos que cayeron en la nada avancen hacia nosotros, las grandes fuerzas que se hundieron en el Momento resurgirán reencarnadas. Se establecerá entonces, el último puente entre la tierra y el Otro Lado y solo él y quién sea capaz de ver en la lejanía nos podrán guiar en el instante final en que los muertos traten de volver a nosotros para unir realidad y más allá en las mismas tinieblas".

Se hizo el silencio durante algunos segundos.

—Hasta ahora no le hemos encontrado una interpretación completa —explicó el archimago.

—¿De verdad? —Shi-Mae lo observó suspicaz. Parecía entre asustada y emocionada y una de sus manos volvió a acariciar tenuemente la pulsera de cuero en su muñeca.

A Conrado no le gustó su expresión. Inquieto, comprendió que para Shi-Mae aquellas palabras sí tenían sentido y consecuencias. Un sentido que a ellos se les escapaba.

—¿Vas a decirme qué significa y cómo podemos acabar con eso antes de que se produzca? —preguntó desconfiado e impaciente.

Shi-Mae continuaba emocionada por algo que él no entendía pero aquello la devolvió a la realidad.

—No.

—¿Cómo que no? —inquirió él furioso— ¡Ese era el trato!

Los ojos de zafiro de la elfa se posaron sobre él con frialdad:

—El trato acaba de cambiar. Lo que me acabas de revelar ha dado la vuelta a mis planes y a muchas otras cosas. No es seguro que dispongas de la información que quieres ahora, lo sabrás en el momento correcto.

Conrado alzó las manos en un pase arcano:

—¿Quieres represalias?

Desde su cama Shi-Mae esbozó una sonrisa que le puso los pelos de punta.

—Piensa detenidamente. No te conviene atacarme Conrado —le advirtió—. Y te recuerdo que tenemos los mismos intereses, somos aliados.

—Solo si tu cumples tu parte —replicó él y con un conjuro en arcano descargó un látigo de energía sobre Shi-Mae.

Para su asombro, la elfa conjuró con una rapidez sobrehumana una barrera y el ataque rebotó desviándose su trayectoria e impactó sobre una pierna de Conrado.

El hechicero aulló de dolor y cayó de rodillas agarrándose la pierna quemada.

Trató de sobreponerse aunque el dolor era muy intenso.

Comenzó a atraer energía de nuevo.

No lo logró.

Un filo de acero se posó sobre su garganta.

—Si otra palabra en ese idioma endemoniado que tenéis los magos vuelve a salir de tu boca te degollaré antes de que te de tiempo a terminar de pronunciarla —advirtió una voz humana masculina a su espalda.

—No será necesario Rolan. Una flecha lo atravesará en cuanto abra la boca.

Conrado trató de enfocar la vista casi nublada por el dolor insoportable de su pierna. En la estancia acaba de entrar también un Centinela elfo y lo estaba apuntando con su arco.

Conrado miró a Shi-Mae que se acababa de levantar del camastro ágilmente y se encontraba de pie ante él.

La elfa sonreía burlona y estaba menos débil de lo que los vendajes y su anterior actitud habían dado a entender.

En medio del dolor, la rabia lo invadió al comprender que había sido engañado desde el inicio.

Shi-Mae se acercó lentamente y alargó una mano hasta rozarle la frente por encima de la cabeza lampiña.

Conrado trató de resistirse presintiendo que iba a hechizarlo, pero el cazador lo mantenía bien inmovilizado.

La elfa lo miró en silencio durante unos segundos sin hacer nada. Sus ojos zafiro lo contemplaban pensativos ya sin burla:

—Te lo advertí —le dijo—. Somos aliados y sabrás las cosas en el momento oportuno y no antes pero nos veremos muy pronto, o eso espero.

—No somos aliados —escupió Conrado furioso e impotente.

El filo del cuchillo en su cuello se clavó dolorosamente en él y sintió como un reguero de algo caliente empezaba a deslizarse suavemente sobre su piel.

Furioso el hechicero hizo a su cuerpo dar un calambrazo eléctrico y Rolan lo soltó con un gemido de dolor pero, sin embargo, antes de que pudiera hacer nada más, Shi-Mae le lanzó un conjuro de inmovilización y Conrado cayó al suelo tieso como una tabla.

La archimaga se inclinó a su lado meneando la cabeza contrariada.

—Te dije que no te convenía atacarme y que debías pensar las cosas más cuidadosamente —suspiró mientras colocaba su mano de nuevo sobre su frente—. Es una lástima que nunca aprendas. —señaló mientras comenzaba a entonar una letanía en arcano.

Conrado, desesperado, trató de resistirse pero su cuerpo no le respondía y todo empezó a dar vueltas hasta que la cabaña se perdió en la neblinosa oscuridad.


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Terminé oficialmente el 11 de julio pero no pude actualizar hasta hoy, espero a partir de ahora con las vacaciones poder hacerlo más a menudo.

Espero que estéis disfrutando del verano. Un beso lectores! 

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