Allen tenia las pulsaciones de su corazon completamente desbordadas, nunca se habia sentido tan nervioso al estar junto a otro hombre.
Aunque podria decirse, que Dann era el primer hombre con el que estaba, ya que los demas no eran mas que niñatos y con Chris, nunca habia llegado mas allá de un par de besos, y por irónico que pareciese, ahora se alegraba de que hubiese sido asi.
Dann subía por el vientre del chico dibujando un camino de besos mientras que le iba levantando la camiseta.
-Joder, que pezones.- Susurró con voz ronca mientras los acariciaba con la yema de los dedos haciendo que estos se endurecieran y Allen comenzara a soltar suaves jadeos a pesar de estar muerto de la vergüenza.
-D-Dann...d-deja de quitarme l-la ropa por favor.
El menor estaba abochornado, no podía quitarse de la cabeza el perfecto cuerpo de Elena y el tipo de mujeres con las que Dann seguramente estaría acostumbrado a estar.
Él no era nada parecido a eso.
-¿Estás de broma? Me muero por tenerte desnudo en la cama.
-Pero me siento mal, yo... estoy gordo, mi barriga es fofa, mi culo tiene celulitis y...
El mayor se perdió por el ombligo de Allen, mordió suavemente la barriguita de este mientras le bajaba la ropa interior y le pasaba la lengua por todas sus nalgas.
-J-Joder...- Sintió un escalofrío recorrer todo su cuerpo.- ¿Por qué haces eso? ¿No te da asco?
Allen no estaba acostumbrado en absoluto a ese tipo de cosas, para él, el sexo no era más que bajarse los pantalones dejar que se la metieran, aguantar el dolor y después si te veo no me acuerdo. No habían besos ni caricias preliminares, no había excitación ni deseo, ni pasión, ni lujuria.
De hecho, a Allen no le gustaba hacerlo, ya que nunca se había corrido siquiera y tan solo sentía un ardor en el culo, pero terminaba cediendo para intentar que así el chico con el que el muy iluso creía que mantendría una relación estable, no le dejara.
-¿Asco? ¿De esta cosa tan rica?- Se mordió el labio mientras apretaba con sus grandes manos el culo del chico.- Te voy a meter la lengua hasta el fondo cariño.
-¡¿EH?! ¿La lengua ahí dentro? Dann por dios...- Se colocó boca arriba impidiendo que este hiciera lo que le acababa de decir.
Más el mayor no hacía más que reírse, Allen era pequeñin y manejable, sin a penas esfuerzo podría colocarlo como quisiera para comérselo todo.
-Veamos.- Se acarició la barba y el menor soltó un suspiro.- ¿Por qué estás tan incómodo?
-Es que... bueno...esto...- Miraba hacia todas partes pero no podía evitar regresar su vista hacia aquel abdomen y aquellos pectorales, sus hormonas le gritaban que se subiera sobre ese oso y se restregara sobre él suciamente mientras gemía como una perra en celo.- ¿Puedes ponerte la camiseta? Así no soy capaz de mantener una conversación contigo.
-No, no me la voy a poner.- Se recostó sobre él dejando su rostro a escasos centímetros, Allen le acarició la barba.- ¿Me vas a decir lo que te pasa de una vez pitufillo?
-No te afeites nunca por favor.- Suplicó mientras no dejaba de toquetear la cara de Dann.
-Claro que no, solo me la retoco para estar guapo y no me cambies el tema.- Rodó los ojos.- ¿Por qué estás tan cohibido?
-Es por...- Suspiró.- Elena, yo no soy nada parecido a ella, más bien todo lo contrario.
Dann sonrió de forma extraña mientras se echaba a un lado y abrazaba al pequeño.
-Escúchame, Elena no es mi tipo.
-¿Y por qué salías con ella?
-¿Eh? ¿En serio crees que para estar con alguien tiene que parecerte atractivo o atractiva? Yo valoro otras cosas, ella y yo teníamos una relación muy buena, pero al final, ninguno de los dos estábamos enamorados, suele pasar pitu.
-Y...- Comenzó a dibujar circulitos con la yema del dedo sobre el pecho de Dann.- ¿Cuál es tu tipo?
-Pues.- Le miró directamente.- Me gustan los ojos grandes, expresivos y brillantes, y los labios gruesos que se pueden morder.- Le acarició el labio inferior con el pulgar.- Me encantan los cabellos dorados y suaves que huelen a coco o a frutas.- Le olisqueó la cabeza a lo que el chiquillo se echaba a reír sin poder evitarlo.- Odio las tetas grandes, cuanto más pequeñas mejor, y si no tienen, mucho mejor aun, lo que me ponen cachondo son los pezones pero me cuesta mucho encontrar unos que me gusten, así pequeñitos y rosaditos, como los tuyos.- Le pellizcó uno suavemente.- Y las barriguitas, ni me gustan las tablas de planchar ni las tabletas de chocolate, yo quiero carne para morder y agarrar mientras follo bien duro.- Le apretó las caderas agarrándole de sus carnes y simulando unas suaves embestidas que dejaron al chico más que acalorado.- Y el culo, me encantan los culos bien grandes y blanditos, que se muevan mientras los embisto con mi polla.- Le pegó un azote no demasiado fuerte en las nalgas haciendo que Allen soltara un quejido lo cual provocó que la erección de Dann se abultara aun más.- Y la estatura, adoro que sean manejables en la cama, ya te lo dije una vez, a ti te gustan las osos y a mí las pitufillas, aunque en este caso, es un pitufín el que me está haciendo perder la cabeza.
Ambos guardaron silencio por varios minutos, mirándose a los ojos y acariciándose mutuamente.
-¿Estás más tranquilo ahora? Allen... - Besó su cuello.- Podría estar con cualquier mujer ahora mismo, pero dime, ¿con quién estoy?
-Conmigo.- Contestó el chico sintiéndose superior a todas esas tías de la facultad.- Estas solo conmigo.
-Pues, por algo será ¿no?- Le guiñó un ojo.
Allen asintió notándose mas confiado y cómodo, decidió subirse a las caderas del mayor y recostarse sobre su pecho, el olor masculino llegó enseguida a su olfato haciéndole sentir todas sus hormonas disparadas y enloquecidas, acarició las líneas que marcaban los abdominales de Dann con sus manos mientras hundía su nariz en la vellosidad del pecho de este y sin poder evitarlo, comenzó a lamerle.
-Mmmm, gatito.- Ronroneó.- Así me gusta, esto es lo que quería de ti.- Le abrazó por las caderas, con una mano comenzó a hacerle suaves masajes en la columna mientras con la otra, acariciaba la entrada de Allen.
Allen, sin darse cuenta, comenzó a mover sus caderas, creando fricción entre ambos miembros, el de Dann era el doble que el suyo, tanto de largo como de grueso, se mojaba cada vez que sentía el vello púbico de este sobre su abdomen.
Dann agarró al chico, colocándolo de espaldas y subiendo sus caderas hacia su boca a cuatro patas, casi no tuvo tiempo de reaccionar, el mayor le manejaba a su antojo, haciéndo con él lo que le daba la gana, pero no podía negar que le encantaba sentirse dominado por aquel hombre.
Estaba un poco asustado, no sabía bien que hacer, pues no quería cagarla ya que tenía poca experiencia sexual.
Sus ojos se quedaron blancas y un intenso gemido salió de su boca cuando sintió una lengua caliente y húmeda lamer desde la punta de su pequeño miembro, hasta los testículos, y de seguido, entrar directamente en su culo hasta el fondo.
-D-Dann...o-osito...ah... ¿q-qué me estás haciendo?...ahh...mmm....- Allen se relamía los labios mientras movía sus caderas en dirección a la boca de Dann, sentir esa lengua dentro era jodidamente placentero.
Pero el mayor no se conformaba con eso, tenía ya práctica así que sabía muy bien como lamer al niño, cuando sentía que le culo de este se encogía demasiado, sacaba su lengua de allí y le comía toda la polla, intensificando los gemidos de Allen , lamiendole en ambos sitios a la vez, volviéndole loco.
Allen abrió los ojos mientras el sudor bajaba por su frente, no pudo evitar morderse al ver aquella polla grande y con toda la punta humedecida por el presemen.
Sin pensarlo dos veces, la agarró con una de sus manos y comenzó a chuparla entera.
A veces, tenía que sacarla de su boca para poder gemir y gritar, pues el placer era demasiado intenso y se quedaba sin aire, pero enseguida volvía a retomar su delicioso juego, saboreando aquella carne tan dura y caliente que palpitaba entre sus labios.
-Osito...-Jadeó con los labios hinchados de tanto chupar.- Quiero tu leche.
Dann le agarró de nuevo por las caderas, dejándole de rodillas sobre la alfombra y colocándose de pie en frente de él.
-Abre la boca preciosidad.- Pidió mientras le cogía por el pelo con delicadeza.
Allen abrió toda su boca sacando la lengua mientras le acariciaba los testículos.
-Son enormes, están muy apretados.- Comentó el chiquillo pasando la lengua sobre estos.
-Están llenos de leche para ti cariño.
Dann se masturbaba mientras Allen seguía lamiendole los testículos, cuando notó que se iba a correr tiró un poco de pelo de este avisándole.
Allen se intentó tragar todo el semen, pero le fue imposible, tal y como dijo Dann, tenía los huevos llenos de leche, y tan llenos.
El sabor era jodidamente rico, notaba como el líquido espeso caía por sus labios, mojaba sus pezones y hasta algunas gotas salpicaron sobre sus mejillas y su cuello.
Allen lamí los restos que habían quedado tanto en la punta como en el falo del miembro de Dann el cual soltaba gemidos roncos de placer.
-¿Te gusta como sabe pitufillo?- Preguntó viendo que este se había quedado con ganas de más.
-Sí.- Limpió lo que había caído por su pecho con los dedos y se los llevó a la boca.- Sabe a macho.
El mayor levantó al niño por el cabello, siempre con cuidado de no lastimarle y le empujó sobre la cama, haciendo que este cayera boca abajo con el culo levantado.
-Joder, que carnes.- Dann se acariciaba la polla mirando al chico descaradamente.
Abrió las nalgas del chico con las manos mientras volvía a meterle la lengua hasta dentro, acariciando las paredes del esfínter del niño mientras su mano le iba masturbando.
-Osito por favor, fóllame.- Pidió sintiéndo que no podía más.
El placer era máximo pero no llegaba a correrse siendo esto una tortura constante ¿lo estaría haciendo a propósito?
Pues sí, lo hacía a propósito para que el orgasmo fuese muchísimo más intenso.
Sacó su lengua para introducir dos dedos, el chico se sorprendió al notar lo placentera que era la penetración, pues no había ni un mínimo atisbo de dolor.
-¿Cómo lo haces?- Preguntó mientras movía sus caderas de forma sensual en círculos.
-Deja de provocarme que te voy a empotrar contra la cama como sigas así.- Masculló el mayor introduciendo un dedo más.- ¿Y cómo hago el qué?
-Para que me guste tanto...¿cómo lo haces?
-Soy tu macho Allen, nadie te lo va a hacer mejor que yo.- Susurró en su oído mientras comenzaba a gemir a la vez que iba introduciendo su miembro.- Ah...sí...que apretadito...joder, mm...Allen...tu culo me encanta, Allen...ah..
Sus gemidos eran roncos, varoniles y sexys, Allen veía las puertas del paraíso abiertas con esa enorme polla dentro de él, nunca, jamás, imaginó que follar podría ser tan placentero.
Dann aumentó las embestidas, agarró al chico por las carnes de su barriguita apretándolas con posesividad mientras le atraía hacia sus caderas una y otra vez.
La polla del mayor golpeaba el punto G del chico sin parar, haciendo que este gimiera, gritara y jadeara, todo al mismo tiempo.
-¿Te gusta que te folle mi pitufillo?
-S-Sí...
-No te escucho, dime, ¿te gusta que tu oso te folle?
-¡Si joder! Me encanta, sigue, por favor, ahhh...
-¿Quién es tu macho?- Preguntó en su oreja mientras le azotaba el culo.- Dime quién es.
-Eres t-tú...Dann...mmm...j-joder...
Dann aumentó el ritmo haciendo que el chico clavara las uñas en el colchón y que con un fuerte grito de placer abrumador que le hizo casi perder el sentido se corriera sobre las sábanas cayendo rendido sobre la cama.
Le costaba respirar, sudaba a mares y tenía mareos.
-Dios mio... ¿qué coño ha sido eso?
-Eso, ha sido el orgasmo de tu vida.- Contestó el mayor cargando al pequeño en sus brazos.- Vamos al yacuzzi.
-A donde quieras, igual no puedo con mi alma, oye ¿por qué tú no estás cansado?
-Cariño, no te preocupes por eso.
Dann encendió el yacuzzi, las burbujas salían por los chorros de agua mientras este le mantenía abrazado y recostado sobre su pecho.
-¿Te arrepientes de acostarte conmigo?- Preguntó el mayor mientras le mojaba el pelo cuidadosamente, lo veía muy acalorado y se preocupaba también por la diabetes.
-Siempre y cuando no me dejes tirado... no.
-Yo nunca te dejaría tirado cielo.- Le achuchó demasiado fuerte a lo que Allen soltó un quejido.- Ups perdón.
-Me jalaste el pelo.- Rechistó.
-Mmmm, lo siento.- Se disculpó con esa sonrisa tan bonita que volvía a tener en su rostro.
Dann volvía a ser ese chico cariñoso y simpático que alegraba la vida de Allen.
-¿Puedo dormir abrazado a ti?
-Claro, soy un oso amoroso, me encantan los abrazos.- Bromeó.
Allen sonrió recostandose y acomodándose sobre aquel perfecto cuerpo, los pectorales de Dann eran más cómodos que una almohada.
Dann le acariciaba el pelo mientras se perdía en sus pensamientos observando las bonitas vistas del hotel.
-¿Sabes Allen? Quiero que te valores más, porque de verdad, eres un niño precioso, tanto por dentro, como por fuera...- Escuchó al chiquillo suspirar.- ¿Allen?- Sus labios dibujaron una sonrisa tierna.- Ya estás dormido, bueno, mañana seguiremos hablando.
Depositó un beso sobre la frente del chico y salió del agua, tras secarle con una toalla le recostó sobre el sillón para cambiar las sábanas, después de eso le colocó a su lado en la cama arropándole con las mantas y sobre todo con su cuerpo.
-Buenas noches, pitufillo.