Alonso
-¡Deja de ser tan quejumbroso! -exclamó Alan provocando que le diera un golpe en el hombro.
-Ya cállate.
-Cállate tú Alonso, lo único que has hecho desde el jueves es quejarte -intervino Freddy y luego agudizó la voz en un intento de imitarme: -¿Para qué las invitaste, Jos? ¡No debiste invitarlas! ¿Qué te pasa Jos?
-Sí, cuando primero era: "Es que Nicole esto, Nicole aquello." -esta vez fue Bryan.
-Nunca hice eso -me defendí. Era mitad mentira, sí había hablado de Nicole pero no les había dicho «porqué» llamaba mi atención.
Jos tronó la lengua. -Ya deja de quejarte y por lo menos conócela un poco más, tal vez así superes de una vez por todas lo que te hizo Blanca.
Suspiré.
Verán, para ser alguien que ve los amores verdaderos y cosas así...bueno, a mi me habían roto el corazón un par de veces.
En algún punto cuando era ligeramente más joven, pensé que si me enamoraba de alguien, el Hilo se generaría espontáneamente. O algo así. El caso es que, Blanca me gustaba mucho y yo creí que ella se sentía igual, tal vez en algún punto lo hizo pero después me engañó con otro tipo y volvíamos y cortábamos y volvíamos y... era el cuento de nunca acabar, hasta que mis amigos casi me abofetean para que me diera cuenta de lo que estaba haciendo.
De todas formas, su Hilo no estaba con el tipo con el que me engañó, así que, supongo que era algún tipo de karma.
A veces aún me quejaba al respecto porque creí que jamás tendría un Hilo.
Pero ahora es diferente.
-Ya lo superé -alegué.
-Sí claro -corearon.
Gruñí. -Bueno ya, déjenme en paz.
-Ya déjenme en paz -masculló Jos -Está bien, rubiecito, pero ya vámonos.
Los demás se echaron a reír y yo le di un zape. -Ya cállate.
Las dos chicas estaban debajo el pequeño techo de la entrada, Jesús fue por ellas cuando le dijimos que las habíamos invitado, mientras los demás entrábamos al edificio. Llegaron unos minutos después en el elevador, mientras jugábamos con la cuenta de Snapchat.
-¡Bryan! -le llamé intentando grabarlo pero él estaba viendo hacia otro lado, presioné el círculo rojo para detener el video y me giré a la dirección en la que su vista estaba centrada.
Tienes que estar bromeando.
¿Recuerdan cuando dije que me daba curiosidad hacia donde iba el Hilo de Bryan? Esa curiosidad estaba muriendo en ese preciso instante. El Hilo iba hacia la amiga de Nicole.
¿Cuáles eran las posibilidades? Hablando en serio, ¿CUÁLES? Estúpido Hilo, estúpido destino, estúpido todo.
-Ay, no -murmuré.
-Hola -ambas mostraron pequeñas sonrisas.
-¡Qué bueno que vinieron! -exclamó Jos y se levantó para darles un abrazo. Ellas le correspondieron el gesto y luego Jos las llevó con nosotros.
-¡Hola! -saludaron los primos, también dándoles abrazos y luego fue el turno de Bryan. Mis ojos seguían fijos en su Hilo.
¿Por qué? ¿Por qué?
Mientras Bryan abrazaba a Jimena, Nicole se acercó a mi. -Hola -sonrió.
-Hola, Nikki -repliqué sin mirarla.
-¿Cómo estás?
Volviéndome loco.
-Bien.
-Ya quiero escuchar la canción -comentó de manera incómoda. Probablemente no sabía qué decir.
-Estoy seguro que les gustará.
Nikki alzó una comisura y luego se dio la vuelta para hablar con Jos, quien me dirigió una mirada molesta.
Un rato después llegó todo el grupo de fans y Nicole y Jimena se quedaron en la parte de afuera con ellas. Cuando se terminó el programa de radio se repitió la rutina de las fotos igual que la última vez, solo que en esta ocasión Jimena y Nicole tuvieron que irse junto con el resto pues teníamos unos promos que grabar.
Los cuatro se dispusieron a despedirlas con abrazos y todo eso, yo me quedé en mi silla y me limité a hacerles señas de despedida y decir «adiós» varias veces.
-Espero que no te arrepientas -me reprochó Bryan, sentándose junto a mi una vez que desaparecieron.
Fruncí el ceño. -¿De qué?
-Tú sabes bien de qué -bufó y miró a Jos quien se cruzaba de brazos frente a mi. Rodé los ojos y decidí ignorarlos.
Ellos no sabían lo que era esto.
✦ ✦ ✦
-Puedes hacer lo que quieras, Bryan. Mientras te mantengas fuera de problemas -recité acomodándome el cabello.
-Está bien -se encogió de hombros. -Puedo pedirle a alguien mas que me acompañe.
Asentí. -Haz lo que quieras.
Había pasado una semana desde lo del radio. Bryan había hablado con Jimena después de seguirla en Twitter y Jos, que seguía en su faceta de cupido, insistía en que yo debía hablar con Nicole. Esto se ponía cada vez más cliché.
Bryan cruzó los brazos detrás de su nuca y sonrió. -Te estoy haciendo un favor.
-¿Y a mí por qué? Ella seguro que no va -alegué.
Bryan había invitado a salir a la tal Jimena, sí, unos cuantos días después de conocerla. "Estaba siguiendo su instinto". Háganme el favor.
De todas formas no lo culpaba; ella era su persona. Aunque él no lo supiera, tal vez por eso parecía bastante relajado.
-Yo creo que sí.
-No la conozco pero sé que ella conoce la definición de "mal tercio", Bryan.
-Por eso vas a ir tú también -me señaló.
-No -negué con la cabeza -No lo haré.
Y en verdad no iba a hacerlo. Dejé que Bryan se fuera solo para encontrarse con su "cita" y la amiga de ella. Pero luego me arrepentí así que me subí al auto y conduje hasta allá rápidamente.
Nicole
-Lamento estar aquí -mascullé parpadeando varias veces -Pero, soy responsable de ella mientras esté en la ciudad.
Jime sonrió y Bryan la imitó haciendo un gesto despreocupado. -No te preocupes, vamos todos.
-No gracias -negué enérgicamente con la cabeza -Yo solo iré por allá, llámenme en un rato -jalé a Jimena -No te metas en problemas ¿quieres?
Ella sonrió y se encogió de hombros. -Parece que no confías en mi.
-Solo vete -la empujé hacia Bryan de nuevo, dispuesta a alejarme para que ellos se quedaran solos. Mi «yo» súper celoso estaba muriéndose por decir algo, porque yo, como siempre, estaba quedando como la amiga fea a la que nadie invita a salir y tiene que quedarse sola.
Genial.
Me estrellé contra alguien en cuanto me giré. Alguien que por cierto estaba demasiado cerca de mi, no entiendo a la gente que no sabe lo que es el espacio personal, de verdad que no.
Me hice hacia atrás al tiempo que él hablaba: -Lamento llegar tarde -sus ojos azules se turnaron en mirar a cada uno de los presentes, yo por último. -Hola.
-Hola -murmuré y voltee a ver a Jimena y a Bryan.
-Invité a Alonso -habló el chico -Espero que no te moleste, no quería que estuvieras sola.
Fingí una risa -No te preocupes, Bryan -me cerré el chaleco antes de girarme a ver a Alonso de nuevo, llevaba una bufanda y una chamarra negra y estaba sonriendo de manera nerviosa.
-Nosotros nos vamos -habló Mouque de nuevo y señaló hacia atrás. Yo abrí la boca y la cerré de nuevo, quería ir con ellos pero al mismo tiempo no porque no quería arruinar lo de Jimena. Pero no quería quedarme con Alonso.
-Nikki, ¿Por qué no le pides a Alonso que te acompañe por ese libro que querías? -sugirió mi amiga.
La fulminé con la mirada y ella sonrió. -Ajá -musité antes de que Bryan y Jimena desaparecieran.
-No tienes que acompañarme -le dije en cuanto nuestros amigos estuvieron lo bastante lejos. -En verdad.
Alonso se encogió de hombros. -Vamos, yo no tengo problema.
Hice una mueca y ambos nos dirigimos hacia las escaleras que subían, la librería estaba para allá. En cuanto puse un pie en el escalón, mi teléfono vibró.
Jimena Sandoval.💋 15:10
¡¿Qué tan genial es esto, Nikki?
Nicole B. ✨15:11
Preferiría estar sola, gracias.
Jimena Sandoval.💋15:11
Esa ni tú te la crees.
Nicole B.✨15:12
No deberías estar mandando mensajes, adiós.
El teléfono vibró una última vez pero ya no quise abrir el mensaje. Caminé dando grandes zancadas hacia la librería con Alonso siguiéndome a duras penas.
-¿Quisieras esperarme? -jadeó cuando me alcanzó -Qué prisa llevas.
-No llevo ninguna prisa -abrí la puerta y él la sostuvo para cederme el paso. -Gracias -asentí y esperé a que él entrara antes de seguir avanzando por la librería.
-¿Y qué libro buscas? -preguntó examinando sus alrededores.
-El Amor en los Tiempos del Cólera -recité de memoria. Lo quería en pasta dura ya que después de leerlo tantas veces en su versión de bolsillo, ya se había abierto por la mitad y se comenzaba a deshacer. -Gabriel García Márquez.
Villalpando hizo una mueca y dejó un ejemplar de un libro gris con un ojo en la portada donde lo había encontrado. -Pues hay que buscarlo.
No shit.
Asentí y subí las escaleras hacia los estantes más llenos de la librería.
-Tengo la sensación de que no te sientes muy cómoda -Alonso se recargó en la pared a un lado del mueble donde yo estaba buscando. -¿Verdad?
Lo miré de reojo. -Yo estoy bien -contesté.
No estaba bien y no iba a estarlo en todo el día. Esta "salida" no estaba resultando para nada como Jimena y yo la habíamos hablado tantas veces por WhatsApp cuando jurábamos que íbamos a ser novias de estos dos. Era incómoda y me estaba haciendo enojar.
-Ajá.
Me enderecé y voltee a ver a Alonso, sonreía haciendo que sus ojos se volvieran chiquitos.
Estoy a punto de reclamarte algo, no hagas eso porque me distraes, ingrato.
-La verdad es que siento que no te agrado ni un poquito -dije y lo señalé aunque luego cerré mi mano y la metí en mi bolsillo -Así que no sé porqué Bryan te pidió que vinieras -frunció el ceño y me miró, o algo así. -¡Y deja de verme el tórax! Es raro y me da ganas de darte una bofetada.
Sacudió la cabeza. -Lo lamento es... -hizo un gesto con la mano -No sé porqué crees que no me agradas.
-Oh no lo sé -dije de manera sarcástica -Bah, no importa.
-Por favor no me abofetees.
-Muy gracioso -seguí mi camino verificando el orden alfabético de los libros para ver si así encontraba mi libro.
-Lo encontré -anunció unos segundos después, agitando un ejemplar en la mano derecha y comenzó a leer la contraportada. -¿Cincuenta y un años?
-Nueve meses y cuatro días -completé, luciendo como una completa perdedora. -Olvídalo. Qué bueno que lo encontraste.
-Ajá.
Me asomé por encima de su hombro. -Florentino esperó mucho tiempo por ella ¿No crees?
-Demasiado -me dio el libro que sostenía. -Igual durmió con otras 200 mujeres. Sin exagerar.
-¿Entonces? -Alonso entornó los ojos -¿La amaba o no?
-Con todo su corazón -sonreí.
-No entiendo -negó con la cabeza haciendo que su flequillo rebotara ligeramente.
-Deberías leerlo -ladee la cabeza -Es todo un clásico.
-Hm, está bien -tomó otro -Confiaré en ti.
-No deberías confiar tan rápido en la gente, Alonso -sonreí.
-Solo en ti -guiñó un ojo y yo me giré el rostro, que ya sentía como se ponía colorado.
-Gracias por encontrarlo -me aclaré la garganta.
Caminamos juntos hacia la planta baja para pagar los libros y luego él sugirió que fuéramos por un helado o algo así.
-Entonces... -hablé dándole un sorbo a mi malteada de cereza -¿A Bryan le gusta Jime?
-Debería guardar el secreto de mi amigo -contestó metiendo la cuchara a su boca.
-Tomaré eso como un sí. - mordí el popote -Esto es taaaaan de Fanfic, que me da miedo.
-¿Fanfic? -sus cejas se juntaron y arrugó la nariz.
-Olvida eso -dije rápidamente llenando mi boca de malteada. -No dije nada.
-Algún día lo averiguaré, Nikki.
Me sonrojé cuando él me llamó por mi apodo, aunque ya lo había hecho antes.
-No lo harás.
-Sí lo haré -sonrió.
-Gracias por venir, creo -murmuré -No tenías que hacerlo.
-¿Y dejarte como el mal tercio? -negó -Hubiera sido muy incómodo.
-Bastante -suspiré. -Gracias de todas formas.
Una hora después nos estábamos despidiendo ya que Bryan y Jimena habían decidido ponerle fin a su ¿cita? ¿salida? Lo que fuera.
Yo solo pensaba en echarme en la cama y ponerme a leer. Pero iba a escuchar a Jimena sobre el éxito que había sido estar con Bryan mientras yo hablaba sobre cómo seguía pensando que no le caía bien al chico que me traía loca.
La repetitiva historia de mi patética vida amorosa.