XXVIII

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Nicole

-¡Ya casi es tu cumpleaños! -exclamó Jimena, dejándome sorda de manera momentánea. Me sacudí la oreja antes de volver a pegarme el teléfono.

-Lo sé -asentí varias veces con la cabeza aunque ella no pudiera verme. Me emocionaba mi cumpleaños cuando lo contemplaba como algo lejano. La verdad, comenzaba a odiar cumplir años. Me estaba volviendo completamente amargada.

-¿Y qué vas a hacer?

-¿Volverme más vieja? -suspiré con pesadez.

-No, tonta.

-Pues más joven...

-Nicole -gruñó.

-Pues nada, además de que cae en martes, no hago nada ultra especial -expliqué.

-Ajam...

-¿Ajam qué?

-Nada.

-Gracias por el sarcasmo.

-Por cierto, no te voy a dar nada de cumpleaños -se rió.

-No pues, gracias.

Era viernes en la noche, el último que pasaría teniendo 18 años.

Guau, qué nostálgica.

Tengo que dejar de leer esos tontos libros de Nicholas Sparks, que por cierto, son lo mismo con diferentes nombres.

● ● ●

-Feliz cumpleaños a ti... Feliz cumpleaños a ti...

Era sábado y estaba segura de que no podían pasar de las ocho de la mañana o yo ya estaría bañada y haciendo alguna tontería alrededor de la casa.

Y lo más importante, no era mi cumpleaños.

Asomé solamente los ojos por encima de mi manta para encontrarme con los de Alonso justo frente a mi.

¿¡Pero qué mierda?!

-¿Qué estás haciendo aquí? -exclamé cubriéndome con la manta de nuevo, mi voz siendo amortiguada por ésta.

-Estaba cantándote feliz cumpleaños -replicó con una risa. Sentí como la cama se hundió bajo su peso antes de que continuara. -Tu mamá me dejó entrar.

Me quejé y él se rió de nuevo. -Estaba dormida.

-Lo noté.

-Y no es mi cumpleaños.

-Eso lo sé -su mano tocó mi espalda por encima de la manta y pegué un brinquito. -Oh, lo siento.

Asomé la cabeza. -¿Entonces?

-Quería celebrarlo contigo hoy porque...

-Porque te vas a España, ya lo sé -tiré de la manta de nuevo y él la detuvo antes de que me cubriera la cabeza de nuevo. -No me veas ¿Quieres? -estaba segura que mi cabello parecía nido de pájaros y me había puesto la pijama más vieja que tenía, un poco rota del cuello.

-¿Por qué no? Me gusta verte y eres muy bonita.

-Cállate -me pasé lo dedos por el cabello de manera desesperada.

-Bueno, cambiáte y nos vamos -Chasquee la lengua y él me dio un beso.

Salió de la habitación y yo me arrastré fuera de la cama, dispuesta a tomar una ducha y pensando en que debí preguntarle "a donde estaba dispuesto a llevarme".

Man On A Wire || a.v.Where stories live. Discover now