⇢Capítulo 35.

196 33 16
                                    

Aquel hombre los miraba con una mezcla de reprobación y frialdad en sus ojos azules, recorrió desde sus manos tomadas hasta el rostro de su hijo, quien había cambiado mucho, la última vez que lo vio vestía ropa vieja y los rasgos del niño que solía ser se estaban desvaneciendo, aunque podía parecerse mucho a él, solo pudo recordar a su ex esposa cuando lo vio. La misma mirada y postura desafiante ante él cuando en realidad está temblando de miedo. O eso es lo que él creía. Siempre se ha caracterizado por ser un hombre de respeto.

—Genial, reunión padre e hijos. —Aurora cortó el silencio, con su mano del brazo de su padre y su cartera roja colgando en su mano libre. —Estás mucho más elegante desde la última vez que te vi, hermanito.

—Luke. —dice el hombre con su mirada indescifrable puesta en sus manos juntas. —Quién lo diría.

—No te debo explicaciones de qué hago o no con mi vida. —se atrevió a decir una vez se recuperó de la impresión. Después de no haberlo visto en años verlo de aquella manera tan abrupta era complicado.

—Vaya, veo que ahora que no necesitas dinero estás más insolente.

Aurora rió a su lado y Luke solo quería golpearla en la cara. Pero sintió la mano de Michael apretarse contra la suya, entonces la calma fue recorriendo su cuerpo.

—Si el problema es el dinero que te pedí la última vez dímelo y te lo devuelvo. —le respondió.

—Quiero algo más que eso y es algo que me corresponde, lo sabes.

Luke negó.

—Mamá y yo trabajamos por conseguir ese lugar, todo el esfuerzo que hay detrás es nuestro y no llevará tu nombre.

Aurora sonrió detrás del hombro de su padre, quien sacudió la cabeza riéndose con diversión. Su corazón latía con fuerza contra su pecho y solo quería salir corriendo a casa, dormir abrazado a Michael hasta que su miedo y angustia desapareciera.

—Quizás si tu querida madre te hubiese dicho la verdad estarías ahorrando este momento de humillación. —agregó Aurora con algo de aburrimiento en su tono de voz mientras revisaba sus uñas. —¿Ya vamos a cenar?

—¿De qué estás hablando? —le preguntó Michael al ver que Luke se quedó paralizado ante las palabras de la chica.

—Responde los correos de mi abogado y ve a mi oficina. —le dice Andrew con una sonrisa ganadora al ver como había dejado sin palabras al mocoso. —Tengo que decirte algunas cosas. Vámonos.

Desaparecieron a través del vestíbulo dejando a ambos chicos desconcertados, aunque Michael quería correr detrás de ellos y darle un puñetazo en el rostro a aquel hombre, Luke quería tirar de las extensiones rubias de Aurora y tirar su costosa cartera roja a la fuente de chocolate en la mesa de los postres. Pero ambos se contuvieron.

Al salir del lugar todo se sintió un poco más ligero, el viento movía su cabello de una forma agradable, enfriaba su piel y sus pensamientos. Sus manos seguían unidad hasta que el ojiazul decidió pasar sus brazos por la cintura del ojiverde, para volverse pequeño en sus brazos mientras se escondía en la curvatura de su cuello, Michael pasó ambas manos por su espalda y cuando su respiración se normalizó, enredó sus dedos en las hebras rubias y rizadas, al mismo tiempo dejando suaves masajes en su cintura.

Se encontraban en el estacionamiento, la gente los miraba pero a ninguno le importaba mucho lo que esos entrometidos estaban pesando.

—Siento que eso arruinara nuestra cita. —Luke se separó ligeramente con un pequeño puchero en sus labios y lo miró con tristeza. —La noche estaba yendo perfecta.

⇢Café Pendiente ☓Muke Clemmings☓Where stories live. Discover now