⇢Capítulo 16.

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A la mañana siguiente, cuando se despertó, no vio a Luke por ningún lado pero si vio una nota en la cocina junto a una taza vacía con una bolsa de té y un trozo de pastel de manzana.

"No quise despertarte, gracias por la cena anoche. Disfruta el desayuno. -Luke."

Inevitablemente los recuerdos llegaron, sus labios junto a los de Luke, estaban muy cerca y se besaron más de una vez, luego continuaron bailando y finalmente cada uno se fue a su habitación con una sonrisa boba en sus labios rojos. La sensación de las mariposas revoloteando en su estómago apareció al recordar todo y suspiró tomando la tetera.

—¿Podemos olvidar esto mañana? —Preguntó Luke después de separarse, aún no se soltaban, sus manos seguían en su cintura y el rubio continuaba jugando con su cabello.

—Podemos. —Concedió cerrando sus ojos ante el toque de unos suaves dedos raspando su mejilla. —Pero, ¿por qué?

—No lo sé. Solo no quiero que nuestra relación se vuelva extraña o incómoda.

—Está bien. Olvidaremos todo esto apenas salga el sol.

Luke asintió ante aquellas palabras, abrió sus ojos despacio para observar el rostro de Michael, sus ojos cerrados debido a sus caricias y sus mejillas rojas, se acercó nuevamente.

Así pasaron los días, pretendiendo que nada pasó mientras continuaban haciendo sus actividades con total normalidad, Michael entregando los pedidos y ayudando a Joy en la florería porque Calum dentro de poco iniciaba las clases, Luke administrando la cafetería como siempre y preocupado de la respuesta de la revista.

Ninguno habló de esa noche, pero la recordaban perfectamente. Desayuno, almuerzo y cena lo compartían, Luke estaba pendiente de Michael la mayor parte del día y viceversa. Su relación comenzó a ser más cercana mientras convivían más tiempo, se preocupaban por el otro cada vez que algo malo sucedía. Pero sin hablar abiertamente de sentimientos.

Unas semanas después, acercándose el cumpleaños de Calum, un ramo de rosas de una persona misteriosa llegó a la cafetería.

Luke se encontraba en la mesa con Michelle y Jonathan, compartiendo una taza de té y galletas de naranja. Michael estaba trabajando con Joy, pero él no era el repartidor y las flores eran de otro lugar.

—Alguien tiene admiradores. —Comentó Michelle detrás de su taza. Jonathan elevó ambas cejas.

—¿Luke Hemmings? —preguntó el repartidor, el rubio levantó su mirada encontrándose con las rosas casi en su nariz, se levantó con cuidado y tomó el lápiz para firmar.

—¿Quién las envía?

Las recibió con cuidado, estaban perfectamente envueltas en un papel suave simulando encaje.

—No lo sé, señor. Yo solo las traigo. Tenga buen día.

Luke le sonrió y depositó las flores en el asiento vacío a su lado.

—Tu admirador es muy tímido. —Dice Jonathan al ver que no hay tarjeta.

—¿Crees que sean de ese chico que vive contigo?

El rubio negó aún mirando las flores con timidez. —Michael me las daría sin esconderse, probablemente las dejaría en la cocina o en el comedor.

Sin querer estaba sonriendo al acordarse de su compañero de departamento. Las cenas sin dudas son su momento favorito del día, aunque hayan pasado todo el día juntos tienen historias que contar. Aunque no hablan de temas profundos desde que el ambiente se puso incómodo cuando Luke decidió preguntar más sobre su vida en Australia, desde ese momento no se habla del pasado y ambos están cómodos con eso.

⇢Café Pendiente ☓Muke Clemmings☓Where stories live. Discover now