⇢Capítulo 10.

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La mesa era larga y se acomodaba perfectamente en el patio, la música sonaba aún tranquila y había algunos niños corriendo por el lado del jardín donde no había vasos u otra cosa que pudieran romper.

Tomó el florero que Joy le indicó y lo puso sobre la mesa de las bebidas, aún se sentía nervioso al estar en casa de Joy, a pesar de que ella estaba feliz de tenerlo ahí y ha sido la mejor anfitriona, no conocía a mucha gente, pero al parecer había un par de trabajadores y dueños de algunos locales que lo conocían.

Pasó ambas manos por su suéter negro, planchando un poco aunque no sabía que no estaba arrugado. Culpó a los nervios.

—¿Tienes sed?

Michael llegó a su lado con una sonrisa y dos vasos. Luke lo recibió. —Gracias.

—Los fuegos artificiales se ven perfectos desde acá.

—Desde mi casa no se ven. —dice Luke algo decepcionado—. Solía ir al parque.

—Yo iba a la fiesta después. —admite con una sonrisa, Luke lo imita. —¿Te quedabas?

El rubio niega y su nariz se arruga. —Me iba en cuanto el espectáculo terminaba.

—Después de la cena las cosas se ponen un poco locas aquí. —Calum apareció frente a ellos con un vaso en una mano. —Damos buenas fiestas.

—Ya veo, hay mucha gente.

El moreno le sonrió a Luke y asintió, luego tomó un gran sorbo del vaso.

—Hermanas de mi mamá, esposos e hijos y amigos cercanos. Ya irás conociendo, si te dicen algo grosero tienes que decirme.

—Y vamos a patear sus traseros. —agrega Mali apareciendo detrás de Calum y pasando un brazo por sus hombros, el chico ríe y asiente.

Michael lo vio reír junto a ellos y automáticamente sonrió, aunque no escuchó nada de la conversación era agradable verlo reír junto a su mejor amigo.

Poco a poco se fueron sentando a la mesa, Joy en un extremo, Luke se encontraba entre Mali y Michael en el centro de la mesa, Calum estaba frente a ellos entre dos de sus tías. Una de ellas muy parecida a Joy. Los niños estaban en una mesa a parte a continuación de la mesa grande.

Uno de ellos tomó la cuchara de la ensalada y tiró la mitad de su contenido mientras lo llevaba a su plato, la mujer que los ayudaba negó con desaprobación, pero lo ayudó a limpiar todo rápido.

—Luke es dueño de la cafetería del centro. — Contó Calum, orgulloso de ser amigo del dueño del lugar que la mayoría de las personas ama y comenta solo cosas positivas. —SweetL.

—¿Eres tú? —Pregunta una de ellas. —Las veces que he pasado por ahí no te he visto.

El rubio pinchó una arveja sobre su plato y asintió. —Debí estar en la oficina, supongo. La mayoría de las veces atiendo la caja.

—Mis amigas me han comentado mucho de ese lugar. —Habló la que parecía ser gemela de Joy. —Iré con ellas uno de estos días.

—Estaremos encantados de recibirlas.— Responde con una sonrisa cálida, como siempre. —Michael trabaja con nosotros.

El de ojos verdes sonríe en dirección a las mujeres, quienes lo miran con una sonrisa cariñosa y lo felicitan.

—Suena genial, cariño. Estoy muy feliz por ti, ¿es un buen jefe? —Luke y Calum ríen esperando la respuesta de Michael.

—Uno muy bueno, si. No me grita. —la última frase la dice mirando a Calum, quien cambia su sonrisa de diversión a una de indignación.

—Sabemos que suele ser algo difícil. —habla la mujer nuevamente. —Se estresa con facilidad.

⇢Café Pendiente ☓Muke Clemmings☓Where stories live. Discover now