⇢Capítulo 41.

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Todo comenzó a derrumbarse aquel día que parecía ser uno bueno.

Después de su pequeño escape a la playa, en el que ambos disfrutaron de la compañía, el mar, la arena, el viento revolviendo su cabello y de sentirse únicos en el mundo, todo comenzó a caerse.

Habían pasado unas semanas difíciles, Luke ya tenía una citación a la corte para ceder la parte que le corresponde a Andrew como inversionista, aquel préstamo que le hizo a Liz lo hizo en el nombre de su empresa. Y Luke estaba pensando en comprar la parte que le corresponde a su padre pero el dinero no es suficiente y los bancos se ríen en su cara cuando ven la cantidad que está pidiendo. Así que no había mucho que hacer más que ceder y eso lo tenía destrozado.

—Muchas cosas van a cambiar desde ahora, Mike. —le había dicho el rubio en una de sus conversaciones de madrugada. —Tendrá control sobre este lugar y estoy seguro de que lo usará para llevarme a la ruina.

Michael no supo que decir porque tenía razón y no creía que las palabras serían suficientes para todo lo que estaba pasando así que solo tomó su mano y estuvo despierto hasta que Luke se durmió.

Después de esa noche todo fue distinto. Luke se iba a dormir mucho después que Michael, quien a veces no soportaba el sueño y para evitar llorar, se dormía. Apenas lo miraba al desayuno y ya no lo esperaba para el almuerzo o la cena, Michael sabe que no está haciendo mucho para ayudar y si tuviera el dinero se lo daría sin pensarlo, pero no sabe qué hacer a parte de escucharlo todas las noches, estar ahí cuando llora, darle ánimos o sentarse en silencio cuando la vida está golpeándolo demasiado fuerte. Y quizás eso no es suficiente para el rubio, quien necesita soluciones reales y no palabras que se desvanecen en segundos junto a abrazos que se enfrían.

Así como la taza llena de café se enfría frente a él cuando su dueño no aparece durante el desayuno. Sus ojos tristes viajan por la cocina buscando alguna distracción de la sensación que lo tiene al borde de la desesperación. No encuentra mucho, todo grita el nombre de Luke y duele tenerlo cerca pero lejos, entonces se da cuenta de que el rubio ni siquiera durmió en su cama aquella noche, despertó sintiéndose un poco más frío de lo normal, extrañado su respiración suave y sus brazos cálidos envolviendo su torso.

Quizás estaba exagerando, pudo haberse levantado un poco más temprano y no era necesario que durmieran abrazados toda la noche. Y entiende que Luke necesita su espacio pero, ¿por qué se siente como si estuviese haciendo todo lo posible por alejarlo?

—Hola.

La voz de Ashton lo sorprende desde el marco de la puerta, no se ve mucho mejor que él. Asiente en su dirección y continúa bebiendo de su taza aunque el contenido esté frío.

—¿Dónde está?

—Lo vi en la cocina. —le responde el rizado—. Mike, no es bueno que sigas aquí.

Michael asintió. Ha hablando mucho con Ashton desde que las cosas comenzaron a cambiar, ninguno se explica el comportamiento del rubio y a ambos les duele la distancia que ha tomado, porque no es solo Michael al que ha estado alejando, Ashton también ha sido ignorado e incluso los escuchó discutir.

—No puedo dejarlo solo, Ash.

Sus ojos se cristalizaron, ¿no quiere dejar solo a Luke o no quiere esta solo? Tiene la respuesta, Michael simplemente no quiere estar solo porque alejarse de Luke significa volver a la vida miserable que tenía antes de conocerlo.

—Te estás haciendo daño. Calum y yo hablamos, pasaremos por ti el viernes. —le dijo cuidadosamente, las palabras dejaban sus labios de una forma dolorosa, está alejando a la persona que le devolvió la sonrisa a Luke, pero no le queda otra opción. —Tienes tiempo de hablar con Luke y pensar en lo que harás.

⇢Café Pendiente ☓Muke Clemmings☓Where stories live. Discover now