⇢Capítulo 19.

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La mañana era fría como de costumbre, llevaba un suéter unas tallas más grande y sus pies solo estaban cubiertos por gruesas calcetas. Se encontraba en el medio de la cocina mirando todo como si fuese desconocido, el color de las paredes, los muebles, el piso e incluso el frutero en el mostrador.

Era la primera vez que se levantaba de su cama a hacer algo por si mismo pero falló cuando se dio cuenta de que estaba solo nuevamente y no sabía cómo seguir sin él. Odia dormir solo, despertar en medio de la noche buscando su calor y encontrar solo un espacio vacío en la cama, el frío lo envuelve dejando que por sus mejillas rueden lágrimas débiles.

Ashton se lo dijo antes de irse aquella mañana. Le dijo que sus lágrimas están siendo despreciadas en alguien que no las merece, también le dijo que no debía gastar sus energías llorando y sufriendo por un idiota que no llora ni sufre por él. Pero Ashton no entiende lo que es estar enamorado y que esa persona rompa tu corazón en millones de pedazos casi convirtiéndolo en polvo.

Primero su padre se va, luego le arrebatan a su madre y la persona de la que se enamoró lo deja porque no es lo suficientemente fuerte, porque aún tiene miedo de muchas cosas, porque aun no sabe si quiere seguir con el negocio de su madre o buscar otro trabajo.

Y Ashton sigue a su lado, su único amigo no lo ha abandonado jamás pero llegará un punto en el que hará su vida lejos dejándolo solo con sus problemas. Y está bien porque Ashton merece todo lo bueno que la vida tenga para él y definitivamente Luke no cree calificar en lo bueno.

—¿Luke?

Encuentra los ojos color avellana mirándolo desde la entrada de la cocina y al verlo con unas bolsas de su comida favorita suelta un audible sollozo tratando de esconderse en algún lugar. Inmediatamente siente como aquellos brazos que lo han refugiado desde niños lo envuelven en un apretado y cálido abrazo, un abrazo que le dice que todo estará bien. Luke le cree porque siempre ha sido así. Siempre están bien luego de la tormenta.

Siente sus manos temblar mientras guarda la tarjeta en el bolsillo de su pantalón y luego entra Michael con un florero luciendo un poco preocupado. Se dio cuenta de que Luke padeció apenas tomó la tarjeta escondida entre las rosas, luego lo envió a buscar un florero intentando distraerlo.

—¿Está todo bien?

El rubio lo mira, unos segundos de silencio y luego asiente dándole una sonrisa pequeña. La sonrisa no llega a sus ojos.

—¿Puedes llamar a Ashton, por favor? —Pregunta algo tímido, un leve puchero asomándose en sus labios al tiempo que sus ojos se cristalizan. Michael abre la boca para hablar pero termina asintiendo y saliendo de la oficina para buscar el teléfono.

Ashton suena preocupado cuando hablan por teléfono, pide detalles pero el ojiverde no los tiene y lo preocupa más cuando le cuenta que un ramo de rosas en su oficina lo asustó. Porque estaba asustado, notó sus manos temblar y se abrazaba a sí mismo.

—Ashton está en camino. —Susurró en el marco de la puerta.

Luke levantó la mirada del suelo, asintió después de secar sus mejillas con el dorso de su mano.

—Gracias.

Quiso hablar, pero Luke volteó su silla e intentó volverse invisible hasta que sintió como la puerta se cerraba. Un suspiro tembloroso salió de sus labios antes de que las lágrimas comenzaran a bajar por sus mejillas pálidas, sus labios temblaron y un sollozo resonó en el lugar.

El pecho de Michael dolía desde el otro lado de la puerta imaginándose a Luke solo mientras intenta abrazarse para contener las lágrimas. Quiere entrar y envolverlo entre sus brazos hasta que todo termine y vuelva a sonreír. Pero se limita a alejar a todos de la puerta haga que llega Ashton, ahí es cuando por fin puede correr escaleras arriba para llamar a su mejor amigo y penas escucha su voz las lágrimas resbalan por sus mejillas. Porque quiere ayudar a Luke pero no sabe cómo y es frustrante.

⇢Café Pendiente ☓Muke Clemmings☓Where stories live. Discover now