⇢Capítulo 1.

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06:30a.m.

Así era una mañana en Londres, fría y aburrida. El sol saldría en aproximadamente media hora o más, si es que salía, tal vez sólo sería un día gris como siempre. Otoño estaba comenzando, una época linda, según Luke, es donde estás teniendo un mal día y las hojas caen alrededor, pero siempre habrá un cálido rayo de sol al final del día.

Antes de abrir el local, hay que ordenar, el cierre de SweetLuke es tarde, ya que la gente va con mucha frecuencia y la gente siempre querrá un refugio en un día frío. El rubio estuvo limpiando mesas y vidrios, hasta que sus ayudantes llegaron y ayudaron un poco, luego fue el turno de las cocineras y pusieron en vitrina los dulces pasteles que Luke hizo en la noche, para tener algo fresco esa mañana.

Poco a poco el sol hizo su presencia antes de que oscuras nubes opacaran el cielo. Luke no es un fanático de la lluvia, pero ama la cuidad, así que no lo cambiaría por nada del mundo.

El viento soplaba fuerte, los letreros volaban con el y la gente buscaba un refugio cálido antes de ir a sus trabajos, ese lugar cálido era la cafetería de Luke. Costó mucho para tener una clientela segura y que tuviese confianza en el local, pero mientras fueron pasando los años creció demasiado.

Las paredes eran de un color café, con estampado de flores verdes y blancas, las mesas hacían juego, blancas con sillas verdes, los ventanales tenían grandes cortinas transparentes y la barra era de madera, a su lado se extendía una gran vitrina con variedades de pasteles, también una ventana detrás de ésta en donde podías ver hacia la cocina. Un menú en una de las paredes y la foto del empleado del mes. En una de las paredes estaba colgada la foto de Liz Hemmings.

—El viento está muy fuerte hoy —murmuró Liam—. Creo que deberíamos poner ofertas.

—Estaba pensando en eso —contesta Luke levantando las cortinas—. ¿Puedes poner los carteles afuera?

—Claro.

Liam fue hasta la bodega y buscó lo que Luke pedía. Liam llevaba trabajando ahí más de un año, se podía decir que era amigo de Luke, a veces se quedaba hasta el final para ayudar un poco a Luke con la limpieza. También estaba Annie, quien era estudiante de medicina y con mucho esfuerzo llegó a Londres y también se ganó un pedazo en el corazón de Luke.

Pero Luke, aunque tenga mil amigos, se siente solo. Está solo en el mundo, sus padres se fueron y sus amigos tienen una vida fuera de la cafetería.

Literalmente Luke vive en aquella cafetería. Cuatro años dedicados a sus estudios y su trabajo, no se arrepiente y tampoco tiene quejas, pero falta ese algo en su vida.

—¿Oíste hablar del café pendiente? —escuchó a Liam llegando a su lado.

—No ¿de qué trata?

—La gente puede pagar por un café más y después puede venir alguien a retirar ese café, alguien que no tiene los recursos para comprarlos.

—Podríamos intentar eso —dijo Luke enseguida—. Suena bien.

☓ ☓

Sus dientes castañean y su mejillas estaban tan irritadas por el frío. La punta de sus dedos estaban congeladas y su abrigo desgastado no lo refugiaba del todo, de todas formas el frío se colaba y lo hacía temblar. Sus viejas converse resbalaban sobre el pavimento y eso hacía un poco más difícil caminar.

Michael estaba acostumbrado. Estaba acostumbrado a pasar frío y hambre. Por las noches dormía en una habitación que encontró a un precio cómodo, y en el día vende flores. Conoció a un chico que su madre es dueña de una florería en el centro, y él cada día va a ofrecer flores y con el poco dinero que gana ha sobrevivido hace tres meses, con ese dinero paga la habitación y la comida.

⇢Café Pendiente ☓Muke Clemmings☓Where stories live. Discover now