⇢Capítulo 7.

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Aquí vamos, después de tanto tiempo he vuelto, prometo que no volveré a dejar la historia en el olvido, disfruten y nos leemos en unos días.

El gran problema era cómo. ¿Cómo salir de aquel hogar acogedor? Porque no iba a quedarse por siempre, no quería ser una molestia para Luke, tampoco quería que este estuviera incómodo.

Así que encontraría la forma de hablar con él y decirle que se iría en unos días.

—Estamos ofreciendo descuentos de año nuevo, la gente viene por pasteles especiales —le informa el rubio.

Michael sonríe y se sienta a un lado de Luke en la caja.

—Y yo quería pedirte algo —dijo casi en un susurro. Sus mejillas tomando un leve color rosa.

La campanilla de la entrada suena, Annie se abre paso entre un gran abrigo y un paraguas empapado. Luke la mira y está a punto de decir algo cuando esta lo interrumpe.

—Hola, yo limpio. No te preocupes.

—Buenos días —responde Luke y al final ríe.

La chica camina al despacho de los empleados y nuevamente ambos se encuentran solos.

El rubio se mueve nervioso en su silla, Michael no sabe qué decir, solo le da su tiempo a Luke.

—Bueno, comenzamos a hacer repartos a domicilio y quería preguntar- si tu... si quieres trabajar con nosotros —dice finalmente—. Tuvimos problemas con el último repartidor y tu me- nos das confianza.

—¿Yo?

—¡Si! Si, tenemos un auto que puedes usar, te voy a pagar y-

—No tengo licencia —dice algo triste de desilusionar al rubio.

—Solo acepta.

Annie estaba de pie a unos metros de ellos, la chica se encogió de hombros cuando vio la mirada de advertencia en su jefe. Luke no podía ser uno de esos jefes que dan miedo, pero él en serio lo intentaba.

—Annie, los clientes están por llegar.

Ella asintió escondiendo una sonrisa, entonces cuando iba a hacer lo que le ordenó Luke, Liam apareció por la puerta, sus botas de agua empapadas y el paraguas también, el barro no tardó en seguir ensuciando la bonita entrada de la cafetería.

—¡Ustedes! —dice Luke indignado, Michael suelta una risa pequeña a su lado.

—¡Buenos días! —saluda Liam animado—. Annie limpia por mi. Permiso.

La chica rodó los ojos, pero aún así comenzó a limpiar.

Entonces Luke pudo concentrarse en Michael, quien seguía pensativo, sus manos juntas en su regazo y su mirada perdida en el piso.

—No me digas que jamás has conducido sin licencia —habla Luke con una sonrisa—. Te ayudaré a conseguir el permiso.

—Eso es, Luke, me has ayudado mucho y no quiero seguir molestando. —dice finalmente.

El rubio se queda en silencio por unos segundos. —No es una molestia para mi. Al contrario.

Michael muerde su labio inferior y cierra los ojos.

—Quería hablar contigo, me iré en cuanto encuentre algo.

—Pero no te he dicho que te vayas. —responde el ojiazul algo confundido.

⇢Café Pendiente ☓Muke Clemmings☓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora