⇢Capítulo 13.

274 46 13
                                    

—¡Auch!

Luke rio contra el hombro de Michael mientras caminaban a oscuras por la sala de estar, se había golpeado la rodilla con una silla que no debió estar ahí. Así que ambos cayeron al sofá riendo. Ya pasaban las tres de la madrugada, Calum había tomado un taxi a su casa a la salida del bar, así que solo estaban ellos riendo a oscuras sobre el sofá.

—¿Michael? —dice el rubio arrastrando sus palabras, no sabía si era por el sueño o el alcohol aún en su sangre. —Tienes unos ojos muy bonitos.

Una risa nerviosa salió de sus labios rojos y Luke se sintió avergonzado, así que se acurrucó en el sofá, buscando la manta que ocupa Gemma para dormir, probablemente ella está dormida en cualquier parte, así que se cubrió y le compartió un poco a Michael, sentía el calor de su cuerpo junto al suyo y se acomodó aún más cerca.

La mañana llegó rápido, Luke abrió sus ojos cuando notó que los rayos de sol ya iluminaban toda la habitación, muy brillante para su gusto y su dolor de cabeza, así que los cerró nuevamente y se acomodó más contra ¿qué estaba abrazando? No lo sabía con seguridad, parecía muy cómodo para moverse.

Hasta que recuerdos de la noche anterior llegaron a su mente mientras intentaba dormir nuevamente. Bebió mucho junto a Michael y Calum, bailó con un grupo de chicas y luego todo estaba borroso, pero está seguro que se divirtió.

La cosa que estaba abrazando se removió y abrió sus ojos enseguida, arrepintiendose enseguida porque la luz natural de la habitación entró en sus ojos de una forma agresiva y el dolor en su cabeza se intensificó. Pero al adaptarse a la luz se dio cuenta que estaba dormido sobre un brazo de Michael, abrazandolo y probablemente lo babeó ¡que vergüenza! Así que lentamente se fue levantando hasta quedar sentado, Michael seguía dormido en una posición algo incómoda sobre los almohadones.

Un maullido se hizo presente y la bola de pelos blanca saltó sobre el pecho de Michael y se acomodó sobre su estómago, el rubio frunció el ceño al ver como su gata lo prefería, pero la entendió, sin admitirlo y escondiendo aquel pensamiento en el fondo de su mente.

Poco a poco sus ojos verdes se fueron abriendo y se encontró con el rostro de Luke confundido mirando el piso, luego notó el peso en su estómago y gruñó al sentir el dolor en su cabeza, lo que alertó al rubio.

—Michael, creo que voy a morir. —dijo casi sin aliento tomando su cabeza en ambas manos. —¿Qué hago?

El nombrado rio y se acomodó mejor mientras acariciaba a Gemma.

—Ibuprofeno, café y ducha. —respondió. —Creo que voy a morir también.

—No puedo conmigo hoy ¿vamos a morir aquí sentados? —preguntó tratando de enfocar a Michael, quien volvió a reír, esta vez acompañado de la melodiosa risa del rubio.

—Vamos a culpar a Calum. —murmuró.

Luego de que ambos rieran nuevamente, Michael se fue levantando despacio, hasta quedar sentado junto a Luke, ambos mirando la alfombra del piso.

—Tus botas brillan mucho esta mañana.

—Michael.

Sus ojos verdes se encontraron con los azules cuando volteó su rostro ante la pronunciación de su nombre. Estaban cerca, no tan cerca para rozar sus narices, pero lo suficientemente cerca para admirar el color de los ojos ajenos.

—Gracias. —lentamente una sonrisa se fue dibujando en el rostro de ambos. —Me divertí mucho, según lo que recuerdo. Aunque me esté muriendo, deberíamos salir otra vez.

—Por supuesto que lo haremos. También me divertí. Para ser la primera vez que sales en mucho tiempo, Luke, bailas muy bien.

—Dime, por favor, que no hice nada vergonzoso.

⇢Café Pendiente ☓Muke Clemmings☓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora