⇢Capítulo 14.

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Michael abrió sus ojos en sorpresa cuando Luke puso una pequeña caja envuelta en papel de regalo plateado frente a él. Se encontraban en el lugar de siempre, detrás de la caja y con el de ojos verdes sentado a su lado en una silla plegable que encontró recorriendo la cocina.

—Es un regalo para ti. —dice el rubio sonriendo para posteriormente apoyar su mentón sobre la palma de su mano. —¿Solo lo vas a mirar?

—Luke...

El nombrado lo miró, encontró sus ojos azules brillantes y un sonrisa tímida se asomaba en sus labios. Así que Michael comenzó a quitar la cinta adhesiva con caritas felices de los bordes de la caja.

—No tenías que hacerlo.

—Si. Así tengo una razón para llamarte -mientras haces los pedidos. —Habla, algo torpe y ruborizado. Pero Michael cree que está bien, es adorable y le devuelve la sonrisa.

—Pero el mío funcionaba aún.

—No mientas, Mike. —responde riendo. —La última vez que te llamé no oía nada. Así que ahora tienes un teléfono nuevo, acéptalo o me pondré triste.

Michael sonrió y apretó la caja de su teléfono nuevo contra su pecho, aún mirando al rubio, no resistió un segundo más y se acercó para abrazarlo. Un suspiro salió de sus labios cuando puso su barbilla contra el hombro del rubio y este hizo lo mismo, como siempre, se sintió cálido, no quería separarse nunca. Sintió como Luke acariciaba su espalda, un toque delicado que jamás había recibido.

—Muchas gracias. —susurró en el oído del rubio.

—Me alegra que te haya gustado.

Se permitieron un abrazo más largo de lo normal, Luke cerró sus ojos mientras disfrutaba el abrazo cálido como el chocolate caliente en un día lluvioso. Michael lo recibió como el sol brillando en una playa en su antiguo hogar.

Hasta que su pequeño momento fue interrumpido por sus trabajadores llegando. Liam, Annie y su nuevo barista Zack estaban de pie en la puerta. Annie sonreía grande mientras los miraba, iba a hablar pero Liam la arrastró al cuarto de descanso.

—¿Tienes que ir con Calum hoy?

—Calum viene, en realidad. —murmuró algo fastidiado. Luke solo rio.

—Calum me agrada. —admitió con una sonrisa que contagió a Luke. —Debería venir más seguido.

—¿Seguro que lo quieres aquí?

Ambos rieron cuando el rubio hizo una mueca, en realidad Calum le cae bien, así que no sería un problema. Michael tomó una mano de Luke entre las suyas, su sonrisa fue reemplazada por una sonrisa nerviosa al ver la cara risueña del rubio.

—Luke, en serio, gracias por el regalo. —dijo una vez más, sentía que no tenía nada más para decirle ese día, iba a repetir la misma palabra por el resto de la semana o del mes.

—Ya lo dijiste una vez. —el rubio apretó su mano. —No tienes que seguir diciéndolo.

Soltaron sus manos cuando escucharon las risas provenientes del cuarto de descanso de los empleados, Annie salió riéndose de una mala broma por parte de Liam. Luke aclaró su garganta y Michael se concentró en examinar su regalo.

—Así que ya se conocen. Liam, puedes dejar de preocuparte por la barra hoy. Los turnos para limpiar el baño deben arreglarlos entre ustedes. —habla el de ojos azules con la típica sonrisa y calidez que lo caracteriza de los demás. —Así que Zack, puedes ir a conocer a las chicas de la cocina. Annie te puede acompañar.

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