⇢Capítulo 31.

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Anne no podía dejar de mirarlo, estaba tan grande y hermoso, sus ojos el fiel reflejo de su madre, soñadores y encantadores, su cabello rubio creciendo hasta formar pequeños rizos alrededor de su rostro angelical, ama a Luke como a su hijo y verlo así después de tanto tiempo es lindo, pero triste a la vez.

Aún recuerda el día en que aquel niño nació, Ashton tenía casi dos años cuando ambos corrieron al hospital, Liz estaba sola así que la estaban esperando porque ella quería a alguien alrededor en aquel momento tan importante. Dejó a su pequeño en la guardería del hospital y corrió por las escaleras hasta llegar al área de maternidad.

Su mejor amiga dormía cuando ella tuvo que hacerse cargo del pequeño niño envuelto en mantas con ositos de colores, su piel enrojecida pero preciosa brillaba bajo las luces artificiales, sus pequeñas manos enfundadas en pequeños mitones blancos, rió al ver el poco cabello que tenía, fue lo primero que Liz hizo al verlo. Llegó al mundo en un momento difícil, pero amor jamás le faltaría. Lo prometió mientras acariciaba su mejilla rosada.

—Creo que va a ser muy guapo cuando crezca. —comentó Liz, sus ojos brillaban sin poder apartar la vista de su bebé dormido en sus brazos.

Anne sonrió en su dirección abrazando a su propio bebé, quien estaba feliz porque por fin tenía un amigo con quien jugar.

Y no puede creer que aquel niño al que le quedaba grande toda la ropa de recién nacido estuviera ahí junto a ella, en el patio de su casa, disfrutando de una deliciosa limonada de fresa y tarta de arándanos.

—¿Qué tal está? —pregunta Anne después de ver como Luke prueba el primer pedazo.

—Perfecto. —responde el rubio con una sonrisa después de masticar. —Había olvidado el toque especial de la tarta. Inspiré mi receta en la tuya, pero sin dudas la original es mucho mejor.

La mujer sonríe, no ha dejado de sonreír desde que llegó.

—Me alegra que te guste, cariño. —aprieta su mano a través de la mesa. —¿Y a ustedes?

Mira a los tres chicos, todos concentrados en sus platos sin levantar la cabeza, hicieron sonidos de aprobación. Lauren rueda los ojos en dirección a su hermano mayor, admira a Ashton pero sus modales al comer a veces no mucho.

Lauren y Harry, hermanos de Ashton, no recordaban mucho que Luke físicamente, pero su madre siempre les habló de él y Liz, así que lo recibieron como a un hermano cuando lo vieron desayunando.

—Voy por Harry a casa de sus amigos, pueden descansar de mi un rato, haré algunas compras y luego volveré para preparar la cena. —avisa Anne levantándose, su hija la sigue.

La tarde fue rápida, después de almorzar se sentaron a conversar en la terraza, cómodos sillones debajo de un techo bonito decorado con enredaderas, acababan de terminar el postre y ella ya les estaba ofreciendo más comida, pero todos asintieron felices.

El silencio reinó después de que ambas se fueron, sus ojos azules recorrieron el patio y agradeció al día por estar perfecto para disfrutar de esa compañía agradable, comida y cariño. Estaba siendo un día perfecto, pensó que sería un poco caótico pero estaba yendo de maravillas.

Calum y Ashton se levantaron para ir a ordenar sus cosas, esa noche se quedaría junto a su amigo en su habitación mientras que Calum y Michael compartirían la habitación de huéspedes.

—Voy a extrañar dormir contigo hoy. —Michael se queja mientras rodea los hombros del rubio, acercandolo más hasta que puede oler las flores en su cabello. Luke suspira acomodándose.

—Yo también, pero será solo una noche.

Un puchero se forma en los labios rojos del mayor, el de ojos azules no puede resistirte y deja un beso corto que hace desaparecer el puchero en segundos para atraparlo en un beso real, fundiendo sus labios con algo de timidez. Porque están fuera de casa y en un lugar nuevo.

⇢Café Pendiente ☓Muke Clemmings☓Where stories live. Discover now